La digitalización de la vida —con trabajos, estudios y casi toda nuestra vida desplegada en internet— ha incrementado la necesidad de mayor resguardo en la privacidad de nuestros datos cuando nos conectamos a la red.

Ya no se trata solo del interés que pueda tener cada usuario en la protección de su información personal, sino que también las compañías para las cuales las personas trabajan tienen hoy una mayor preocupación por proteger la confidencialidad de sus datos, en especial cuando el trabajo telemático implica una conexión remota a sus servicios.

Esa preocupación se explica, en buena parte, por el aumento de los ciberdelitos a nivel mundial. Según un reporte de LATAM CISO, a cada segundo se reportan más de 1.600 ciberataques en Latinoamérica. La región tiende al alza en este tipo de crímenes, y de acuerdo al índice de amenaza a la inteligencia de IBM —el Security X-Force de 2023—, Chile figura entre los cuatro países donde más ataques se registraron el año pasado, junto a Brasil, Colombia y México.

“La seguridad de internet presentó nuevos desafíos a partir de la pandemia mundial: el teletrabajo, las clases online y el comercio electrónico fueron los principales protagonistas de este cambio”, sostiene Sebastián Gutiérrez, Jefe de Networking y Servicios TI de IFX Netglobalis, una empresa proveedora de soluciones tecnológicas en la nube para Chile y Latinoamérica. “Pero junto con esto, la inseguridad de nuestros datos se hizo presente una vez más”.

Ante este escenario, no es de extrañar que la demanda por servicios que mejoren la seguridad de los datos privados vaya en aumento. Y uno de los que ha ganado en popularidad en los últimos años son las conexiones VPN.

¿Qué es una VPN?

VPN corresponde a la sigla de Virtual Private Network o, en castellano, Red Privada Virtual. Se trata de un servicio que “enmascara y encapsula tu tráfico de internet a través de un túnel, ocultando tu dirección IP y cifrando los datos enviados y recibidos”, explica Carlos Oliva, ingeniero y consultor senior en ciberseguridad.

En otras palabras, permite que dispositivos envíen y reciban datos desde redes compartidas o públicas, pero agregando una protección similar a la de una red privada. “De cierta forma hace anónima tu presencia en internet al ocultar tu dirección IP”, agrega Oliva.

Para entender bien su funcionamiento, hay que recordar que cuando uno navega desde cualquier dispositivo, sea un notebook, un teléfono móvil o una tablet, lo hace a través de el proveedor de internet. Para eso se te asigna una IP —protocolo de internet—, una dirección única, que se le da a cada dispositivo, a modo de identificación web.

“Supongamos que te conectas a internet desde tu smartphone mediante una red wifi, ya sea de tu casa, la de algún amigo o lugar de trabajo. La persona responsable de esa red podría eventualmente ‘mirar’ el tráfico de datos generado desde tu teléfono y saber qué sitios visitas o qué aplicaciones usas en un momento determinado. Lo mismo ocurre con los operadores de telefonía móvil cuando te conectas a sus redes”, expone Oliva.

De hecho, gracias a tu actividad habitual en internet —en redes sociales o sitios de streaming, por ejemplo—, las compañías detrás de cada servicio acceden a tu información, tanto personal como de uso, la que es recopilada en sus bases de datos y, potencialmente, cedidos a terceros como parte de sus negocios. ¿O pensabas que con tu pago mensual del servicio bastaba?

Martín Calderón, periodista de tecnología, explica que compañías como Google y Facebook, cuyos servicios gratuitos son usados por millones de personas todos los días y varias veces al día, “tienen un perfil muy armado de ti, ya sea de tus gustos, tu personalidad, tu estado actual y mucho más”.

Esto se debe, en buena parte, a las cookies, “pequeñísimos archivos que los sitios dejan en tu dispositivo y que contienen datos. Estos se utilizan, por ejemplo, para hacer tu navegación más rápida y simple al guardar tus preferencias, o también para crear un perfil de tus gustos y hacerte mejores recomendaciones”, describe Calderón. Si consideramos que el 90% de la población en Chile utiliza internet y el 84% las redes sociales, durante al menos 8 horas diarias —de acuerdo al Informe Digital 2023—, estamos hablando de una gran cantidad de data.

Pero cuando te conectas desde una VPN, no navegas desde tu IP sino que desde la dirección que te ofrece el propio servicio. En ese sentido, los beneficios de su uso pueden correr por varias líneas. “Primero, como protección contra malwares o amenazas”, apunta Gutiérrez. “Segundo, para evitar que encuentren tu verdadera dirección de internet y, la más importante, agregar una capa de encriptación a toda la información que transmitimos a la web”.

Todo esto, continúa el especialista, “agrega una verdadera cortina delante de quienes buscan robar nuestros datos”. Es decir, te proteges contra quienes usan indiscriminadamente tus datos, incluso bajo la legalidad, y también de quienes buscan sacar provecho de estos ilegalmente.

Falsas promesas

Pero el atractivo de las VPN no sólo reside en la ciberseguridad. Nicolás Silva, director de Tecnología de Asimov Consultores —una empresa que desarrolla software, apps móviles e inteligencia artificial para el sector público y privado—, cuenta que la popularidad que han ganado estos servicios se debe en gran medida a la necesidad de acceder a contenido geobloqueado.

“Muchos usuarios, por ejemplo, desean ver películas o series que sólo están disponibles en determinados países”, dice Silva. Muchos servicios VPN permiten conectarse a redes cuya ubicación geográfica está a miles de kilómetros de tu hogar, de manera que los bloqueos geolocalizados impuestos por las compañías tras los contenidos no les afecten.

Las VPN, además, han permitido que personas que habitan en países con altas restricciones de acceso a internet y a los contenidos que se ofrecen en la red puedan sortear la censura.

Pero pese a las promesas, no todos los servicios de VPN son lo que dicen ser. En 2018, un estudio publicado por Best VPN develó que 26 de 100 de los servicios más populares a nivel mundial recopilaban los datos de sus usuarios: justamente de lo que prometían protegerlos. Nombres reconocidos, como EarthVPN, PureVPN y IPVanish, encabezaron la lista. Esto provocó que los medios especializados llamaran a no utilizarlos.

“Podrían existir servicios de VPN que pudiesen hacer uso de nuestras estadísticas de navegación para fines cuestionables”, dice Gutiérrez. Uno de esos es la venta de los datos personales de sus usuarios a terceros.

Carlos Oliva afirma que las medidas de seguridad de muchos de estos servicios “dejan bastante que desear” y “ya se han producido incidentes conocidos, en los que estos proveedores filtran los datos de navegación de los usuarios, por lo que la promesa de una mayor privacidad en realidad no es tal”.

Por otro lado, Oliva explica que la privacidad que ofrece un servicio de VPN “depende” en gran parte del algoritmo de cifrado que este utilice. “Un algoritmo débil es en la práctica tan efectivo como no usar la VPN”, sentencia el consultor.

Para hacer más complejo el escenario, algunos servicios de streaming han comenzado a identificar y bloquear las direcciones IP de los proveedores de VPN —que en ciertos casos pueden ser identificables—, por lo que también están dejando de ser eficaces en ese sentido.

¿Cómo elegir adecuadamente un VPN?

Martín Calderón dice que la cantidad de servicios de VPN que existe en el mercado es “enorme” y que la competencia es “descarnada”. “Es un poco como lo que pasaba antes con los antivirus, que creaban la enfermedad para venderte el remedio”. Pero, después de todo, para el periodista se trata de “una buena moda”, ya que va en la dirección de la protección de datos personales.

En internet te puedes encontrar con todo tipo de servicios de VPN, gratuitos y pagados, que ofrecen más y menos prestaciones, lo que muchas veces puede redundar en un grado de complejidad muy alto para usuarios que no tienen muchos conocimientos respecto al andamiaje que hay tras una conexión a internet.

“Hay gente que se puede marear harto con algunos servicios más avanzados. El protocolo que se utiliza, el servidor al que se conecta o las configuraciones de seguridad son materias más complejas de manejar”, sostiene Calderón. De todas maneras, hoy existen servicios que simplifican estos aspectos, utilizando ciertas opciones predeterminadas, lo cual, para el periodista, “es bueno porque democratiza el acceso a esta herramienta”.

Carlos Oliva dice que se debe desconfiar de los servicios gratuitos y de aquellos “extremadamente baratos”. Para el especialista, ProtonVPN es “la única alternativa gratuita que me atrevería a recomendar”. Respecto a los servicios pagados, Oliva aconseja optar por aquellos que tengan ciclos de cobro mensuales, “de manera de poder discontinuar su uso sin mayor pérdida si es que no me encuentro satisfecho”.

Sebastián Gutiérrez dice que la reputación del servicio VPN es fundamental a la hora de elegirlo, para así no caer en las falsas promesas que podrían poner en riesgo los datos personales. Nicolás Silva concuerda: “aunque muchas VPN pueden destacar una amplia gama de funciones, lo más crítico es que estas promesas estén respaldadas por análisis y testimonios de expertos en la materia”. Como los que recopila el sitio especializado Restoreprivacy.com, donde se puede encontrar un amplio análisis sobre diversos servicios de VPN.

Entre las características básicas que debe tener una VPN, Silva dice que es esencial que tenga una política estricta de no registros, “garantizando así que no almacenará detalles sobre tu navegación”. También debe emplear estándares de encriptación de alto nivel, como el AES-256, “para asegurar tu actividad en línea contra cualquier intrusión”.

Ojalá que el servicio cuente con la función Kill switch, agrega Silva, ya que esta permite que si por algún motivo la conexión VPN se interrumpe, tu dispositivo se desconecta automáticamente de Internet, “protegiéndote de posibles exposiciones”.

Oliva, por otro lado, dice que cualquier servicio de VPN que opere sobre protocolos L2TP o PPTP “debería ser considerado inseguro”.

Servicios recomendados

De acuerdo a nuestros entrevistados, estos son los tres servicios de VPN más recomendables para un usuario promedio de Internet.

Se trata de uno de los servicios para dispositivos móviles de mejor reputación, debido a su seguridad – posee cifrado de grado militar– y rapidez. Cuenta con servidores en más de 61 países y permite conectar hasta seis dispositivos. Sus planes van desde los 3 dólares —unos 2.600 pesos— a los 5 dólares —unos 4.300 pesos— al mes. Esta última tarifa ofrece protección contra malwares, bloqueo de anuncios, gestor de contraseñas multiplataforma, escáner de filtración de datos y 1 TB de almacenamiento en la nube, entre otras cosas.

Cuenta con servidores en 145 ciudades de 94 países. Ofrece enmascaramiento de la IP, navegación bajo anonimato, acceso a contenido de cualquier parte del mundo y compatibilidad con diversos sistemas operativos y tipos de dispositivos —desde smartphones a smart TVs. “Es fácil de usar”, asegura Calderón. Su plan anual está actualmente en oferta, a poco más de 6 dólares mensuales (unos 5.200 pesos) —su precio original es de 12 dólares— y si bien no cuenta con opciones de prueba gratuita, ofrece una garantía de satisfacción de 30 días.

Tiene más de 3.200 servidores en 65 países. Ofrece conexión ilimitada a cuantos dispositivos tengas, bloqueador de anuncios, soporte 24/7, autenticación de dos pasos, encriptación de grado militar, entre otras prestaciones. Destaca por sus funciones avanzadas y una gran velocidad de navegación. Su plan principal cuesta 3,49 dólares al mes —unos 3 mil pesos chilenos— y posee garantía de reembolso por 30 días.

Ojo, aún cuando poseas un muy buen servicio de VPN, el consejo de Sebastián Gutiérrez es que siempre mantengas las medidas de seguridad habituales, “como el uso de sitios web seguros, la generación de passwords complejas y el uso de antivirus en nuestros dispositivos”.