La aventura de ir a ninguna parte: formas para restaurar la quietud en una era de movimiento constante

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Ilustración: Moebius.

En una época de constante movimiento no hay mejor reto que no hacer nada en un mismo sitio. Por lo menos eso dice el escritor viajero Pico Iyer, quien desde hace un tiempo se ha dedicado a escribir libros sobre lo que llama "el arte de la quietud". A continuación, cinco de sus consejos.




Tres décadas atrás, Pico Iyer (62) viajó a Japón. Era su primera visita a tierras niponas. Y fue amor a primera vista.

A su regreso a Nueva York, Iyer, un ensayista y novelista estadounidense nacido en el Reino Unido, dejó su trabajo como periodista de viajes para una importante revista, así como su apartamento con vista a Central Park, y se trasladó a Kyoto.

Desde entonces que Iyer sigue escribiendo de viajes, claro, aunque también se ha vuelto un agudo observador del espíritu humano en libros sobre el cruce de culturas, entre ellos, Video Night in Kathmandu, The Lady and the Monk y The Global Soul.

A esto hay que sumarle una de sus varias charlas de Ted Talk: El arte de la quietud.

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El arte de la quietud, de Pico Iyer.

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Debido a su éxito El arte de la quietud fue publicada como libro en 2014. Y hasta la fecha ha ayudado a varios y varias a restaurar algo de paz y calma en tiempos de constante bombardeo mediático.

En palabras de Iyer: "En una era de velocidad, nada puede ser más estimulante que ir despacio".

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Pico Iyer.[/caption]

Por eso mismo, dice el autor de descendencia india, nadie quiere quedarse en el mismo sitio y disfrutar la permanencia. "Pero es solo yendo a ninguna parte, sentándome quieto o dejando que mi mente se relaje, que descubro que los pensamientos que me vienen sin querer son mucho más frescos e imaginativos que los que busco conscientemente", dice en El arte de la quietud.

A esto hay que sumarle otra cosa: hoy, si no se puede viajar, pues ahí está Internet para distraernos de nosotros mismos y nuestros pensamientos.

"En una era de distracción, nada puede sentirse más lujoso que prestar atención", escribe Iyer. "Y en una era de movimiento constante, nada es más urgente que quedarse quieto".

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A continuación, cinco de las ideas-pilares de Iyer para restaurar la quietud de nuestras vidas.

Internet Sabbath

Desconectarse desde el viernes por la noche hasta el lunes por la mañana. Aquella —dice Pico Iyer— es una de las formas para reducir la velocidad de la modernidad, pausar, descansar y encontrar un sabbath en nuestras vidas. En todo caso esto no es nuevo. Iyer cuenta que muchas empresas, en particular de tecnología como Google, tienen un par de horas durante la jornada laboral para promover un "descanso consciente" o "tiempo de reflexión", en el que todos se abstienen de enviar correos electrónicos, telefonear y hasta reunirse. Esto —que también se puede aplicar a la vida de uno— es lo que Iyer llama "un sabbath secular".

Un retiro en el cielo

Existen dos tipos de viajeros. Aquellos que lo pasan bien en los aviones. Y los que no le gusta volar hasta el punto en que llegan exhaustos y listos para regresar a casa en el momento en que aterrizan. Por eso que Iyer sugiere pensar los viajes en avión como un "retiro meditativo", es decir, cambiar la experiencia de viaje aéreo de una pesadilla a una pausa reparadora. Por ejemplo, algo que se puede hacer es afrontar el "jet lag" como una oportunidad. "El jet lag es un estado liminal en el que paso tal vez ocho semanas de cada año. Así que trato de aprovecharlo como si fuera una ventaja. Caminar por las calles de Singapur toda la noche mientras estoy bajo el hechizo del jet lag me permite ver un lado de la ciudad, y un lado de mí mismo, que no podría acceder de otra forma".

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Ilustración: Moebius.[/caption]

Escuchar

En uno de los mejores momentos de El arte de la quietud Iyer se encuentra con Leonard Cohen. Son los años en que el canadiense ha renunciado a todo, vive en un templo budista y pasa la mayor parte del día sin decir palabra alguna. "Ir a ninguna parte, como me enfatizaría Leonard Cohen, no se trata de darle la espalda al mundo; se trata de alejarse de vez en cuando para que pueda ver el mundo más claramente y amarlo más profundamente". En esta época en que podemos opinar hasta por los codos (y luego sacarle una foto a nuestros codos para subirla a las redes sociales) tomar la vía coheniana —escuchar lo que nos dice el mundo—, es otra forma de restaurar la quietud.

Seleccionar

Ser feliz no se trata de ser consciente, plantea Iyer, sino de ser selectivo. Para esto hay que centrarse en aspectos que aumenten la felicidad e ignorar los demás. No es fácil, claro. En una época en que gracias a Internet todo está a un clic de distancia, felices son los que saben dónde buscar la felicidad. Y no los que se dejan llevar y engañar por tendencias o algoritmos (como que Netflix te diga qué ver; o que Amazon te sugiera qué comprar). A esto hay que sumarle que la felicidad, por lo general, siempre viene en pequeñas cantidades. "La mitad de la confusión en el mundo proviene de no saber lo poco que necesitamos".

La quietud no es para los débiles

Es verdad: hoy existen varias formas de tomar una pausa. O meditar. O relajarse. Pero también, dice Iyer, existen muchas confusiones sobre todo eso. Porque estarse quieto es un ejercicio que no permite escapar de nada. Al contrario: estar solos con nuestros pensamientos nos obliga a enfrentar cada emoción reprimida e indagar rincones oscuros. Y si esto no se hace, no se consigue un estado de quietud verdadero.

Sobre el autor:

Periodista y escritor. Ha publicado la novela La soga de los muertos, la investigación Piedra Roja: el mito del Woodstock chileno y los relatos La experiencia formativa y La experiencia deformativa.

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