Lo último que necesitaba esta angosta, larga y últimamente triste franja de tierra es una plaga de insectos. Pero las cosas son simplemente como son y esto es más o menos lo que sucedió, de acuerdo al ingeniero agrícola Gustavo Parraguez, representante técnico de GyG Plagas.
“Se presume que el chinche del arce ingresó a nuestro país por medio de transporte aéreo proveniente del norte, específicamente de Estados Unidos, ya que las barreras naturales de nuestra geografía, como el desierto, la cordillera, el océano Pacífico y la Antártica, limitaban su acceso natural a nuestro territorio”, explica. Por eso es que los primeros avistamientos en Chile se reportaron en la comuna de Pudahuel, cercana al aeropuerto internacional de Santiago, en marzo de 2020.
“Probablemente, estos bichos llegaron a tierras chilenas como polizontes, cruzaron el continente hasta Pudahuel. Desde ahí, y hasta hoy, se han extendido principalmente por la zona oriente de la Región Metropolitana y Valparaíso”, complementa la veterinaria de Pawer, Javiera Vergara.
¿Quién los trajo? Lo que se sospecha, según el veterinario Rodrigo Escandón de Exovet, en un inquietante despacho para el matinal de TVN, es que arribaron entremedio de fardos de ropa usada americana.
Si bien el SAG (Servicio Agrícola Ganadero) aseguró que no se trata de una “plaga forestal agrícola”, ya que no genera grandes daños a los árboles, el Ministerio de Agricultura explicó que sí es una “plaga urbana”, por lo que se creará una mesa de trabajo junto al mencionado SAG, los municipios afectados y otras entidades para hacerle frente. Los efectos de esta invasión ya se han hecho notar en comunas de las regiones Metropolitana, Coquimbo, Valparaíso y O’Higgins.
¿Pero qué son los chinches del arce?
Su nombre científico es Boisea trivittata, y se trata de un insecto neóptero (volador) hemíptero. Esta palabra viene del griego “mitad”, y es porque sus alas tienen una sección basal dura y una sección distal membranosa. Existen alrededor de 104 mil especies de esta familia, que tiene entre sus integrantes más famosos a los pulgones, las cigarras y los chinches.
Los adultos miden unos 13 milímetros, casi un centímetro y medio, y tienen un color marrón oscuro o negro, con marcas rojas en las alas y el abdomen. Se alimentan principalmente de plantas, arces y otros árboles similares, como el fresno. La buena noticia es que es inofensivo para humanos y mascotas (aunque puede picar y provocar alguna reacción alérgica). La mala es que, según explicaba Escandón, “este bicho llegó para quedarse, no hay nada que se pueda hacer al respecto”.
Convivir con un invasor
“La distribución espacial del chinche del arce en Chile se encuentra más acentuada en la Región Metropolitana, fenómeno atribuible a su ingreso a nuestro país por esta zona”, explica Parraguez.
La capacidad de vuelo de este insecto se estima en una distancia de hasta dos kilómetros. “No obstante, su propagación a otras regiones de Chile dependerá en gran medida del transporte de bienes y personas que puedan ser portadores de estos insectos”, advierte.
“Aterrizaron en una zona donde han logrado apoderarse de los arces y jaboncillos, especies arbóreas que se utilizan frecuentemente para la ornamentación de las áreas verdes de esta región, en especial el sector oriente”, dice Javiera Vergara.
“Además de contar con un clima similar al de sus tierras de origen, las defensas químicas de su cuerpo le permiten protegerse de manera muy efectiva contra los depredadores naturales de la zona, como arañas, pájaros y otros insectos, que no ejercen una presión de depredación intensa en esta especie”, asegura.
En la citada nota del matinal de TVN, aparecen dos vecinos de la comuna de Lo Barnechea que muestran cómo el chinche del arce ha literalmente invadido sus patios. Jorge, uno de ellos, cuenta que el bicho apareció en diciembre en su patio, al principio con timidez, aunque luego se fueron multiplicando como por arte de magia. “En enero ya estábamos conviviendo de manera cotidiana”, dice resignado. “Sobre todo por las tardes, porque se desplaza volando de un lado a otro”.
Pilar, otra vecina, relata con desesperación que al llegar de sus vacaciones se encontró con la desagradable sorpresa. “Pasaron de ser cientos a miles, y luego miles de miles. Y literalmente he luchado para que no entren a la casa. Son extremadamente invasivos, a veces nos caen sobre la cabeza”, narra como si fuera un cuento de terror o una película de Hitchcock.
En su impotencia, Pilar cuenta que tuvo que cortar el árbol que estaba en la vereda, el cual funcionaba como conventillo de estos insectos. Al día siguiente, asegura, le llegó un parte municipal.
Qué hacer con los chinches del arce
Si el panorama de tener el patio lleno de estos bicharracos suena poco atractivo, mejor ni imaginarse lo que debe ser tenerlos puertas adentro. Es que, como si fuera poco, el chinche del arce es bastante patudo.
“En otoño, las chinches comenzarán a ingresar a las casas y jardines en búsqueda de protección frente al invierno, ya que hibernan y necesitan calor”, cuenta Vergara.
¿Cómo evitarlo? “Las zonas erosionadas de las paredes, con rupturas, grietas, hoyos, brechas, espacios muertos en madera o entre techumbres deben ser tapados y/o arreglados, además de cortar las malezas altas y frondosas”, recomienda.
También conviene aspirar tanto los chinches como las hojas de los árboles infectados y la hojarasca, “a fin de minimizar la infestación del chinche del arce en nuestro entorno”, suma Parraguez.
Si bien uno puede pensar que la forma más fácil de eliminar a los chinches del arce es a través de los tóxicos insecticidas, Javiera Vergara dice que es poco útil. “Es un método de corta duración, que además genera daños irreversibles al medio ambiente y destruye también a otros posibles depredadores naturales”.
Lo mejor, cree Vergara, es cortar por lo sano: eliminar árboles, hojas, semillas y frutos que puedan estar plagados y reemplazarlos por flora nativa, la cual, asegura, resulta ser poco atractiva y mucho más resistente a este tipo de infestación.
“En caso de que se detecte la presencia de la chinche del arce en un hogar, se aconseja proceder a su eliminación mediante el uso de una aspiradora y disponer del insecto recolectado en una bolsa sellada a fin de evitar su escape. De este modo, además, se previene la propagación de la plaga”, aporta Parraguez.
Los chinches del arce se reproducen con facilidad, por lo que si uno ve que se están instalando en el patio o las cercanías de la casa, Vergara recomienda realizar una “extracción manual”. ¿Qué significa esto? Lo que dice: sacarlos con las manos. “Siempre protegiéndose con guante y mascarilla o antiparras”, dice, ya que si bien no son seres venenosos, pueden generar reacciones alérgicas en ciertas personas.
La idea es ir con una aspiradora y atrapar la mayor cantidad posible de individuos, para luego depositarlos en bolsas bien cerradas. “También es bueno realizar un mapeo de los posibles árboles infestados del barrio y realizar controles a nivel de comunidad”, agrega, ya que no sirve de mucho tener la casa sin estos visitantes si es que en el resto de la cuadra estos abundan. “Eso ayudará a disminuir las molestias que este pequeño invasor pueda generar”, concluye la veterinaria.