Por qué los cachorros deben hacer cuarentena antes de salir a pasear

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¿Por qué los cachorros deben hacer cuarentena antes de salir a pasear?

Médicos veterinarios explican cómo esta medida preventiva puede salvar vidas y proporcionar un comienzo seguro y saludable para los perritos mientras exploran el mundo que los rodea




Hace unas semanas, vi un cachorro muy pequeño —no debe haber tenido más de cuatro meses— compartiendo con otros perros en un canil. Era tan diminuto que fácilmente podría haber cabido en el bolsillo de una chaqueta.

Estaba muy entusiasmado corriendo y jugando, pero al mirarlo se me vino una duda a la cabeza: ¿no necesitan los cachorros tener cierta edad antes de salir a pasear y encontrarse con otros perros?

Al menos esa fue la información que recibí al adoptar al mío. Cuando son pequeños tienen una energía y curiosidad desbordante, pero también están más propensos a adquirir alguna enfermedad por falta de madurez inmunológica.

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Antes de los 5 meses, y hasta que no complete sus vacunas, mejor que se quede regaloneando en casa. Foto: Freepik.

“Antes de los cuatro meses, su sistema inmune, el que se encarga de defenderlo de patógenos y enfermedades, no se encuentra completamente preparado ni está lo suficientemente maduro como para poder protegerlos frente a enfermedades”, asegura Constanza Quinteros, médico veterinaria de Ludipek.

Esto se debe a distintas razones:

  • La gestación (embarazo) de los perros dura solamente 60 días, por lo que los cachorros nacen con un sistema inmune inmaduro.
  • Debido al tipo de placenta que tienen las perras, solo una pequeña cantidad de inmunoglobulinas —proteinas que ayudan a combatir infecciones— se traspasa hacia el cachorro durante la gestación y el parto.
  • La mayor parte de los anticuerpos lo obtienen a través del calostro (la primera leche que da la hembra tras parir). Si el perro no tuvo una cantidad suficiente de calostro, o no estuvo con su madre durante las primeras semanas de su vida, su inmunidad es aún menor.

Por estos motivos, como explica Antonella Cibrario, médico veterinario de Circular Pet, los cachorros nacen con inmunidad pasiva y se mantienen con ella durante los primeros tres meses. “Están expuestos a una serie de virus, bacterias y parásitos que pueden atentar contra su vida. Por lo tanto, es de suma importancia que en ese momento reciban su inmunidad activa: las vacunas”, asegura.

Quinteros complementa que muy relevante que este proceso ocurra sin interrupciones —es decir, en los plazos estipulados por los especialistas— y sin que los cachorros contraigan enfermedades, para así garantizar que el cachorro adquiera una inmunidad adecuada.

De ahí que se vuelve tan primordial que los perritos realicen una cuarentena preventiva durante su proceso de vacunación (que conviene concluirlo antes de los cinco meses). “Eso significa resguardar a los cachorros, mantenerlos en un ambiente controlado y protegido, donde están menos expuestos a agentes infecciosos”, dice.

Por lo tanto, no conviene sacarlos a pasear ni llevarlos a la plaza o el parque, donde otros perros pueden transmitirle virus o bacterias de las cuales no podrán defenderse.

Información básica: las vacunas que necesita un cachorro

Las directrices de la WSAVA (la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales) y del COLMEVET (Colegio Médico Veterinario de Chile) coinciden en que el esquema de vacunación para cachorros debe ser el siguiente:

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Para explicar las observaciones, Quinteros dice que hay que considerar que existen distintos tipos de vacunas en la práctica veterinaria:

  • Esenciales o recomendadas: aquellas que todos los perros de todo el mundo deben recibir, con el fin de proporcionar una protección de por vida contra enfermedades infecciosas de importancia mundial. En el caso del perro, estas son contra la infección por virus del distemper canino (CDV; “Moquillo”), adenovirus canino (cav; Tipos 1 y 2), parvovirus canino tipo 2 (PCV-2) y sus variantes. En ciertos países, se consideran algunas vacunas adicionales como esenciales, como sucede en Chile con la rabia.
  • No esenciales u opcionales: son aquellas que se determina su uso en función de los riesgos de exposición, de acuerdo con la zona geográfica, estilo de vida y relación riesgo-beneficio.
  • No recomendadas: donde no hay suficiente evidencia científica para justificar su uso.

Un tercer tipo de vacuna que se aconseja es la KC, una vacuna no esencial pero que protege contra la Bordetella bronchiseptica o el virus parainfluenza canino. Esta vacuna se recomienda aplicarla antes del invierno. Es una dosis desde las 2 semanas de vida para prevenir la “tos de las perreras”.

“Estas tres vacunas, Octuple/Sextuple, Antirrábica y KC, se deben reforzar anualmente durante toda su vida”, asegura la veterinaria de Circular Pet. Es así que tras completar el calendario de vacunación —ojalá a los cuatro o cinco meses de vida—, el cachorro estará listo para ir a pasear a plazas, parques y lugares públicos.

Entendiendo el contexto del cachorro

Antes de comenzar el esquema de vacunación, Quinteros señala que es muy importante que el perro sea evaluado por un médico veterinario, para asegurarse de que se encuentra sano y apto para recibir las dosis. Si un cachorro está resfriado o con parásitos, su sistema inmune “no será capaz de responder a las vacunas ni de crear inmunidad, por lo que éstas no tendrán el efecto deseado: protegerlo frente a enfermedades”, señala.

Las enfermedades más comunes que previenen las vacunas son:

  • Parvovirus: es altamente contagioso y puede sobrevivir durante mucho tiempo en el medio ambiente. Los cachorros no vacunados son particularmente susceptibles y pueden contraerlo al entrar en contacto con superficies contaminadas, como el suelo de una plaza o un parque. Lamentablemente, puede ser mortal en perros demasiado jóvenes.
  • Virus distemper canino: otra enfermedad viral altamente contagiosa, que puede ser transmitida a través del contacto directo con perros infectados o con secreciones corporales contaminadas. Puede causar síntomas bastante variables, incluyendo problemas respiratorios, neurológicos y gastrointestinales, y puede ser fatal en cachorros no vacunados
  • Leptospirosis: es una enfermedad bacteriana que puede ser transmitida a través de la orina de animales infectados y puede contaminar el suelo y el agua en áreas públicas. Los cachorros no vacunados que entren en contacto con ella pueden contraerla, causándoles un daño renal y hepático tan grave que puede llevarlos a la muerte. Las vacunas séxtuple u óctuple incluyen este agente infeccioso.

“Además, existe el riesgo de contagio por otros patógenos y parásitos que pueden estar presentes en áreas de alta circulación canina, y que representan un riesgo para la salud del cachorro, como garrapatas, pulgas y huevos o larvas de parásitos gastrointestinales”, explica Quinteros.

Otro punto relevantes es que entre ellos suelen olfatearse las zonas anales y genitales, espacios que también pueden transmitir infecciones virales, parasitarias e incluso de transmisión sexual.

¿Es aconsejable, entonces, pasear en brazos al cachorro para que comience a familiarizarse con los estímulos? “No es recomendable”, dice tajantemente Quinteros. Aunque la intención se buena, se debe entender que sin vacunas el cachorro está expuesto a potenciales contagios.

¿Qué hacer con el cachorro mientras está en cuarentena?

Pocas criaturas en el mundo tienen tanta energía como un cachorro de tres o cuatro meses. Y si no quieres ver destruido todo tu entorno por sus nuevos y afilados dientes, conviene que lo mantengas ocupado con algunas actividades.

  1. Practicar comandos de obediencia: Ya que el cachorro va a estar guardado, es importante fomentar el aprendizaje a través de instrucciones básicas de obediencia. “Sirven también para fortalecer el vínculo a través de un refuerzo positivo, como un snack rico o un cariño. Practicar instrucciones como sentarse, quedarse, dar las patitas y enseñarle a usar collar, arnés y correa para paseos es esencial para su posterior desarrollo”, dice Quinteros.
  2. Mini snacks: Los perros aprenden a través del refuerzo positivo, donde aprenden a asociar ciertos comportamientos con consecuencias que les gustan. “Siempre les digo a mis tutores que el refuerzo positivo, con snacks de tamaño pequeño, es crucial para que el cachorro vaya aprendiendo conductas tanto dentro como fuera del hogar. Pero sin abusar de los premios, ya que no deben reemplazar la alimentación principal”, asegura Cibrario.
  3. Jugar: Este es otro pilar fundamental en el desarrollo del cachorro. Debes pasar tiempo con él y enseñarle a jugar con sus juguetes. “Pelotas o juguetes de tira y afloja pueden ayudar a fortalecer el vínculo y gastar energía”, dice Quinteros.
  4. Enriquecimiento ambiental: El objetivo principal de este concepto es proporcionar al cachorro una variedad de estímulos sensoriales, físicos y mentales para promover su desarrollo cognitivo, emocional y físico. “Algunos juguetes cognitivos e interactivos, como las alfombras olfativas, comederos inteligentes y rompecabezas, pueden estimularlo mentalmente, ayudarlo a desarrollar sus habilidades cognitivas y ofrecer una recompensa al obtener el premio o snack”, añade Quintero.
  5. Espera hasta que sea adecuado bañar: Bañarse puede ser peligroso si aún no han completado su esquema de vacunación, debido al riesgo de exposición a enfermedades contagiosas que existe en el ambiente. “Los baños no deben realizarse antes de recibir sus tres dosis de óctuple/sextuple, utilizando un champú adecuado y asegurando un secado completo”, dice Cibrario.
  6. Socialización controlada: Aunque es importante evitar lugares públicos durante la cuarentena de vacunación, aún así se puede exponer al cachorro a diferentes estímulos y presentarle a distintas personas y mascotas dentro del hogar de manera controlada. “Se pueden invitar amigos y familiares a la casa para que interactúen con el cachorro y éste se acostumbre a diferentes personas, voces y situaciones; de la misma manera, se pueden invitar otras mascotas que estén correctamente socializadas, y que se encuentren con su carnet sanitario al día, para presentarle al cachorro y pueda interactuar con miembros de su misma u otras especies”, analiza Quinteros.
  7. Exploración supervisada: Esto le brinda al cachorro la oportunidad de familiarizarse con su entorno, descubrir nuevos estímulos y aprender sobre su ambiente de manera segura. “Que el cachorro explore diferentes áreas del hogar bajo supervisión le ayudará a familiarizarse con el entorno y a sentirse más seguro en su nuevo hogar”, comenta la especialista de Ludipek.
  8. Un espacio limpio y seguro: Un requisito básico que no podemos dejar de mencionar es mantener limpio el área donde permanece el cachorro. Esto significa un constante trabajo, pues hacen pipí y caca donde los pille el deseo. A pesar de eso, es importante desinfectar las zonas afectadas con cloro, que siempre debe estar diluido en agua. Por último, procura guardar objetos que puedan ser peligrosos para el cachorro, como comida, fármacos, tabaco, insecticidas, productos químicos o elementos decorativos pequeños, entre otros.

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