Con la excepción de los más vivos, que se toman vacaciones en estas fechas, la mayor parte de la población adulta debe retornar a sus trabajos en marzo, así como se retoman clases en universidades, institutos, colegios y liceos.
Pero más allá de que para nadie es fácil dejar atrás los días de relajo, son las niñas y niños quienes pueden tener mayores dificultades de adaptación a la rutina escolar. “En primer lugar, hay que preocuparse de preparar a los niños para un cambio radical en sus horarios de sueño y vigilia”, aconseja Carolina Cerón, directora del Centro Médico y Dental RedSalud.
La pediatra dice que un descanso insuficiente puede generar todo tipo de inconvenientes, como irritabilidad, problemas de atención, memoria y rendimiento, incluso dificultades para relacionarse con el resto o un mayor riesgo de obesidad, entre otros riesgos.
Para encontrar consejos sobre cómo ayuda a tus hijas e hijos en esta adaptación a los horarios escolares, puedes clickear en el link que dejamos a continuación:
Si bien fomentar el buen descanso es fundamental para el bienestar de niñas y niños, no es el único aspecto al que prestar atención en este retorno a clases. “La salud es primordial para el desenvolvimiento adecuado de los escolares en el inicio del periodo escolar”, asegura Cerón.
Lo ideal, dicen los especialistas en la materia, es comenzar el año escolar con un chequeo médico completo, que permita descartar o identificar cualquier situación de salud que el niño o niña pueda tener, como problemas de visión, audición, nutrición, respiratorios, enfermedades crónicas o alergias.
“La detección temprana de estos problemas es crucial para poder tratarlos de manera oportuna y evitar complicaciones”, asegura Maribel Torres, pediatra de médico pediatra de Clínica NúcleoSalud.
El llamado puede parecer una obviedad, pero los antecedentes dan para pensar que no lo es tanto. Carolina Cerón dice que la frecuencia de los controles médicos disminuye e incluso desaparecen cuando los pacientes llegan a los cuatro o seis años. El problema de esto es que durante la infancia temprana pueden comenzar a manifestarse patologías y ciertos trastornos, como la muy común obesidad.
El control médico regular es importante hasta la adolescencia, cuando el crecimiento acelerado y los cambios hormonales pueden propiciar la aparición de distintas complicaciones, como la diabetes o algún tipo de alteración en su salud mental.
Por otro lado, un chequeo médico completo antes o durante el inicio del año escolar puede ayudar a detectar la presencia de virus y otras enfermedades contagiosas que suelen propagarse con mucha velocidad en el ambiente escolar.
Las amenazas en el retorno a clases
Uno podría (mal) creer que, al ser verano, con un calor que probablemente se extienda por un par de meses más, niñas y niños estarán libres de riesgo de las enfermedades. Un contraste de lo que se vive en invierno, cuando los consultorios y hospitales están atiborrados de pacientes con algún tipo de virus respiratorio.
Lo cierto es que durante el verano y el regreso a clases, los niños y niñas pueden experimentar una variedad de enfermedades y malestares, como las siguientes:
-Problemas gastrointestinales
Según Maribel Torres, enfermedades de este tipo, como la diarrea y el vómito, pueden ser más comunes durante esta época del año, “debido a la exposición a alimentos en mal estado, el aumento del consumo de alimentos frescos y la exposición a piscinas y otros cuerpos de agua”.
-Problemas dermatológicos
El clima veraniego aumenta considerablemente el riesgo de infecciones de la piel, como el pie de atleta y la tiña, los que además son súper contagiosos: los camarines suelen ser una fuente de contagio de la infección. A esto se suman otros problemas, como las quemaduras solares o las picaduras de insectos, que pueden ser especialmente problemáticas si se infectan o si existe una alergia asociada, además de otros tipos de alergias que afectan a la piel.
-Problemas en el oído
Actividades veraniegas, como las piscinas, los manguereos o los chapuzones en las playas, pueden aumentar el riesgo de infecciones del oído medio, siendo la más común la otitis media.
Además de los mencionados, Torres dice que se suelen presentar algunos problemas nutricionales y también ciertos trastornos del sueño provocados por “el abuso de la tecnología”, lo que, a su vez, puede provocar algunos malestares relacionados a la ansiedad y la irritabilidad, que “pueden repercutir en el área académica”.
No nos olvidemos del covid-19
Si bien estamos lejos de lo que se vivió en el 2021, y particularmente en 2020, el fantasma del covid-19 sigue presente. Febrero, de hecho, cerró con la detección de 1.372 casos positivos en su último día, según los datos del Ministerio de Salud, y una positividad semanal promedio de 10%. Es más, en los primeros dos meses del año, se registraron 975 muertes asociadas al virus.
“El covid-19 sigue siendo un tema que debería preocupar a los padres y cuidadores para este inicio de clases”, afirma Maribel Torres. Por esto es que es importante seguir tomando ciertas medidas preventivas para reducir el riesgo de infección y transmisión del virus: vacunarse —si los padres y cuidadores son elegibles para refuerzos—, lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón, usar desinfectante de manos a base de alcohol, monitorear los síntomas y, por supuesto, buscar atención médica si estos aparecen.
¿Qué evaluaciones incluye el chequeo médico completo?
Dependiendo del caso, la evaluación médica puede incluir más o menos especialidades. Pero acá exponemos algunas de las más frecuentes:
Pediatría
Lo ideal es que la pediatra evalúa el crecimiento y el desarrollo del niño o niña, con un examen físico completo y una revisión de su historial médico. “También puede realizar pruebas de laboratorio, como análisis de sangre y orina, para detectar posibles problemas de salud”, dice Maribel Torres.
Dentro de los exámenes más importantes están “el hemograma y perfil bioquímico, exámenes de deposiciones para descartar parasitosis intestinales y evaluar funcionamiento de tiroides y niveles de vitaminas como la vitamina D y la B”, apunta Carolina Cerón.
En definitiva, esta evaluación general permite detectar cualquier problema físico o médico, como desnutrición, obesidad, enfermedades crónicas, problemas de crecimiento, anemia, problemas de tiroides, etc. También, podría ayudar a identificar posibles trastornos emocionales o de comportamiento, como ansiedad, depresión, déficits de atención y problemas de conducta. “Se pueden reconocer dificultades en el aprendizaje y en el nivel atencional”, dice la especialista de NúcleoSalud. En esos casos, lo que corresponde es derivar a neurología.
Oftalmología
Consiste en la realización de pruebas de agudeza visual para detectar problemas de visión como miopía, astigmatismo, hipermetropía, ambliopía (ojo perezoso) o estrabismo. “Si existe alguno de estos problemas visuales, podría provocar cefaleas y cansancio ocular, situaciones que podrían repercutir en sus actividades escolares”, explica Torres. Así se sabrá si el niño o niña necesita usar lentes ópticos o algún apoyo visual.
Otorrinolaringología
En esta especialidad, se evalúa la salud del oído, la nariz y la garganta de los niños y niñas. Por medio de pruebas de audición y un examen de la cavidad nasal, y otro de la faringe y laringe, se detectan posibles problemas como infecciones del oído, sinusitis, amigdalitis o apnea del sueño.
Cardiología
Evaluar la salud del corazón de niños y niñas es fundamental para detectar posibles problemas como soplos, arritmias o malformaciones cardiacas, riesgos que podrían manifestarse, sobre todo, frente a actividades de alta exigencia física, muy comunes en una clase de Educación Física, alguna actividad deportiva índole extraprogramático o incluso en un recreo de juego intenso.
“Todo niño con actividades deportivas de alta exigencia debe tener una evaluación predeportiva por el cardiólogo que solicitara electrocardiograma y test de esfuerzo dependiendo el caso”, dice Maribel Torrres.
Nutrición
Carolina Cerón recomienda incluir la evaluación del estado nutricional, que resulta relevante para aconsejar a la familia acerca de una nutrición adecuada, sobre todo cuando los niños y niñas tienen parte importante de sus comidas en el colegio. La directora de RedSalud enfatiza en la importancia de este chequeo, más aún si se toma en cuenta la prevalencia de la obesidad en el país. Según el Mapa Nutricional 2021, elaborado por la Junaeb, uno de cada tres estudiantes evaluados sufre de este trastorno alimenticio, de los cuales el 10,8% corresponde a un caso severo.
Odontología
En tanto, la evaluación odontológica permite detectar la presencia de bacterias que, por ejemplo, provocan las caries y, de esa manera, tratarlas oportunamente. Asimismo, se pueden identificar otros tipos de problemas, como en la mordida, que suelen ser resultado de la mala posición de los dientes o de problemas mandibulares que requieren de cirugías mayores.
Otros consejos
- Hacer de estos exámenes una regularidad: cada niño y niña tiene sus necesidades particulares, por lo que la frecuencia necesaria de evaluación varía caso a caso. Pero, al menos, no debería pasar más de un año —o incluso seis meses— entre cada chequeo médico.
- Asegurar un sueño adecuado, como ya se mencionó al inicio del artículo.
- Mantener una dieta saludable: “es esencial para el bienestar general de los niños y niñas, por lo que se recomienda ofrecer comidas nutritivas y variadas que incluyan frutas, verduras, proteínas y granos enteros, y disminuir los alimentos y bebidas procesadas”, apunta Maribel Torres.
- Fomentar la actividad física regular: como el juego al aire libre y el deporte.
- Establecer una buena comunicación: crear un ambiente de confianza para que se sientan cómodos compartiendo sus preocupaciones y necesidades. Carolina Cerón sostiene que es muy importante estar atentos a cualquier síntoma o situación de alerta. “La adaptación a colegios nuevos, amigos nuevos, distintas rutinas de actividad, de sueño y vigilia y de alimentación pueden gatillar la aparición de algunos trastornos emocionales que son perfectamente esperables, pero que deben ser abordadas por los padres, el colegio y los profesionales de salud. Así les permitimos que esta sea una etapa y una transición llena de momentos felices y tranquilos para toda la familia”.