“Music / makes the people / come together” (“La música hace que la gente se reúna”) cantaba Madonna en pleno año 2000. Lo hacía a bordo de una limusina que la llevaba de fiesta por la ciudad, y sobre una base musical hecha sólo con instrumentos electrónicos y digitales, muy acorde con la visión futurista que primaba en Occidente respecto al devenir del nuevo milenio.
“Music” se transformó en una especie de himno y llevó a que el álbum del mismo nombre vendiera más de 4 millones de copias físicas alrededor del mundo en tan sólo cuatro semanas. El disco, además, estuvo disponible para descarga digital, una opción que poco a poco comenzaba a agarrar popularidad, aunque no por las vías legales que pretendía la industria, sino a través de sitios gratuitos como Napster, Kazaa y Soulseek.
Harto ha cambiado en 20 años: a los ojos del presente, la propuesta dosmilera de la Reina del Pop suena vieja, aburrida e incluso ingenua. Una demostración más de que el tiempo puede ser implacable. Pero, además, según los datos de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI), la venta de discos en formato físico a nivel mundial se redujo seis veces, pasando de generar cerca de 24 mil millones de dólares en 2001 a “apenas” 4,2 mil millones en 2020.
Hoy el mundo escucha preferentemente música online, ya sea desde el celular, el computador o cualquier otro dispositivo con internet. Las consecuencias de ello son múltiples: entre los beneficios tenemos que la música es más barata para el consumidor, es on demand y un catálogo de cientos de millones de canciones y artistas están al alcance de cualquier mano. ¿Los perjuicios? La calidad del audio. Para nuestros pobres oídos, escuchar en mp3 desde un celular y con audífonos de gama baja, o directo desde un notebook o televisor, es como estar todos los días ingiriendo comida rápida; por más sabrosa que sea, es pura grasa que va tapando las arterias y sin una cuota de nutrientes. Como el formato comprime demasiado, elimina información supuestamente prescindible del archivo original, pero que al fin y al cabo es imprescindible para darle espacialidad y acomodar cada instrumento y elemento sonoro en su lugar.
Quien busca placer en la música, difícilmente —por no decir imposible— lo hallará en el mp3. Por suerte, algunas plataformas de streaming, como Tidal, Deezer y Apple Music, se han hecho cargo del asunto, ofreciendo servicios en alta definición. Pero eso resulta insuficiente si no se cuenta con equipos que soporten formatos como FLAC, ALAC, AIF, WAV, MQA y otros de nula o poca pérdida.
¿Por qué es importante?
Como indica el nombre completo el Digital to Analog Converter (DAC) es un dispositivo que se encarga de transformar la señal digital —codificada en ceros y unos— en ondas eléctricas (es decir, análogas), para que éstas sean leídas y amplificadas a través de los parlantes o altavoces.
En la práctica, todos los dispositivos en los que se puede escuchar música digital, como los celulares, computadores y televisores, tienen un DAC integrado en su hardware, ya que sus altavoces necesitan que la información que reciben haya sido convertida a ondas eléctricas. También nuestros oídos requieren de esta conversión, ya que no podemos escuchar los ceros y unos en los que se sintetiza la señal digital. Todo lo que percibimos auditivamente nos llega en forma de onda análoga.
Se preguntarán, entonces, ¿para qué querrían un DAC externo? Simple: para mejorar la calidad del audio que obtienen desde su equipo. “Lo que se busca con un DAC es que las ondas que se dibujen al convertir la señal digital sean lo más parecidas a las análogas”, afirma Benedicto Azcona, director de Hi-Fi Market, tienda especializada en audio de alta resolución.
Se pueden encontrar convertidores de todas las gamas. “Hay desde los que vienen integrados en los celulares a unos que pueden llegar a costar 50 mil dólares”, dice Francisco Holzmann, medio riéndose. Él lleva más de doce años masterizando grabaciones musicales, el último paso del proceso de postproducción que permite optimizar el material y crear un máster o pieza maestra, desde la cual se generarán las copias que se pondrán a disposición del público. Entre sus trabajos se cuenta “Biutiful”, de Mon Laferte —ganadora del Grammy 2021—, el soundtrack del cortometraje chileno Historia de un oso —ganador del Oscar—, además de trabajos con Javiera Mena, Álex Andwanter y Camila Moreno, entre otros. En su estudio, Holzmann cuenta con varios DACs externos, pero hay uno que usa en particular, elaborado de forma personalizada por la marca suiza Merging Technologies. “Me permite saber qué tan fiel es lo que suena en los parlantes con lo que escucho directo desde mis oídos”, cuenta.
Si bien el DAC de Holzmann está hecho específicamente para el trabajo en estudio, la idea de contar con uno externo en el hogar es mejorar la calidad del audio y acercarse al sonido original con el cual está hecha la música. Eso es lo que se conoce como “fidelidad”, siendo alta la que es más fidedigna al máster, y baja la que menos se acerca a él.
Equipo y conectividad
La salida de Neil Young de Spotify ha generado ruido en la industria musical. Si bien la decisión del canadiense pasó por el contrato de exclusividad que la plataforma ofreció al polémico podcaster Joe Rogan, una carta publicada en su sitio web da cuenta de que esto no era lo único que lo tenía molesto. En ella, Young critica a la compañía por ofrecer una calidad de audio “de mierda, degradada y neutralizada”. “No hay piel de gallina en Spotify”, asegura en el texto.
Es cierto: la empresa —cuyos ingresos bordean los 3 mil millones de dólares, según datos de IBES— está al debe en su promesa de ofrecer un servicio Hi-Fi, lo que debía cumplir el año pasado y que han pospuesto para este 2022. Eso demuestra que existe una creciente demanda por acceder a audio en alta resolución. En tanto, algunas de las compañías que ya ofrecen este servicio han desarrollado sus propios códecs —los softwares que convierten la señal analógica a digital—: es el caso de Tidal, creadora de MQA, que permite a los suscriptores “escuchar música tal y como fue grabada en el estudio por el artista”, según la propia plataforma.
A medida que surgen nuevos códecs, algunos equipos de audio —en especial los más viejos— se van quedando fuera de circuito y se hacen incompatibles. Hay que tener un bolsillo amplio o muy poco aprecio por el aparato electrónico para estar cambiándolos a cada rato. Ahí es donde radica otra de las razones por la que un DAC puede ser importante en la cadena de audio: permite generar ese puente que falta, de manera que tu equipo se mantenga actualizado y útil.
Hay DACs para todos los gustos y utilidades: portátiles, como para el celular y los auriculares; de escritorio, para PC, notebooks, altavoces; y otros son verdaderos equipos en los que puedes tener acceso directo a los servicios de streaming. Algunos especialistas sugieren clasificaciones tipo A, B y C; siendo la primera para audiófilos que buscan la mayor definición Hi-Fi; la segunda para aficionados a la música que buscan las mejores opciones precio/calidad; y la última es la más económica y útil para quienes desean un dispositivo portátil que mejore la experiencia sonora de sus aparatos móviles.
DAC USB Audioquest Dragonfly
La conectividad del dispositivo también varía. Puedes encontrar desde DACs profesionales con entradas XLR, a los más comunes que poseen conexión USB y aseguran resoluciones altas. Algunos de estos aparatos cuentan con conexión de audio óptica, a través de la cual puedes conectar tu smart TV, al igual que los que ofrecen entrada HDMI. Los DACs más modernos, en cambio, dan la opción de conectarse vía Bluetooth o WiFi, ofreciendo mayor autonomía entre los equipos. “Y no se te corta la música si te llaman por teléfono, por ejemplo” , dice Francisco Martínez, de la tienda especializada Needle.
¿Cuál elegir? Depende de lo que se quiere y lo que se tiene, ya que no sólo los amantes de la música pueden beneficiarse de las bondades de un dispositivo como éste. “Por ejemplo, si necesitara conectar mi smart TV con un microcomponente que no tiene entrada digital y, por lo tanto no tiene un DAC integrado, no necesitaré un DAC externo de gran calidad dado que la fuente de audio de la TV no es de alta fidelidad. Pero si lo que queremos es ver películas por Netflix, Amazon o Disney, la cosa cambia y para poder disfrutar del audio de una buena película, necesitaremos un buen DAC”, explica Azcona.
Y si los cinéfilos pueden, también los aficionados a los videojuegos. “Los gamers, que no necesariamente son gente audiófila, pero sí personas muy informadas, compran mucho los DAC”, cuenta Rodrigo Rosas de la tienda Allegro Hi-Fi. Según éste, un buen modelo puede ir desde los $300 mil a sobre el millón de pesos.
DAC iFi Zen V2
Algunas consideraciones
“Para mí, el DAC es súper importante”, dice Francisco Holzmann. Y si bien recomienda contar con uno en casa, advierte que “no sirven de nada si no se tiene una buena cadena de sonido”. En otras palabras, si la salida de audio que tienes es un parlante inalámbrico económico, no puedes esperar que un DAC —por muy bueno que sea— te lleve a la alta resolución. Por ello es que tu presupuesto debe ser directamente proporcional a la calidad de tus equipos.
Otra advertencia básica: “Si lo que escuchas son vinilos, no tiene sentido que tengas un DAC, porque sólo sirve para música digital”, dice Holzmann. En cambio, si tienes un reproductor de CD tipo Walkman, puedes eventualmente pasarlo por un DAC externo para mejorar la calidad sonora y que además le dé mayor potencia, ya que estos suelen otorgar unos grados más de amplificación.
Para Azcona hay dos puntos cruciales al momento de comprar un DAC: la velocidad y la frecuencia de muestreo o sample con que el aparato hace la conversión de digital a análogo. Para el director de Hi-Fi Market, la “decencia” comienza en los 192 khz, lo que suele superar la capacidad de los dispositivos portátiles, mientras que los mejores equipos alcanzan los 768 khz.
DAC Meridian Director
Finalmente, el servicio de streaming que utilices también será relevante. Aunque un archivo mp3 puede mejorar con un buen DAC, el efecto será muy limitado. Por eso, mientras mejor sea la calidad de audio que ofrezca la plataforma, mejor provecho podrás sacar de un convertidor externo. Asimismo, si éste es compatible con los códecs más actuales, como MQA, mejor será su performance.
¿Marcas? Los entrevistados recomiendan algunas Hi-Fi, como Cambridge Audio, Antelope, Meridian, Moon y Merging Technologies, entre otras.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 15 de febrero de 2022. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.