Este artículo fue publicado el 8 de mayo y se actualizó el 24 de agosto.

Cada etapa del coronavirus ha tenido su producto fetiche, promovido por ciertas recomendaciones médicas, para luego agotarse en farmacias y triplicar su precio en el mercado informal. Primero fue el alcohol gel, después las mascarillas y ahora es el oxímetro.

También conocido como saturómetro, el oxímetro de pulso es un pequeño aparato a pilas cuya función es medir el nivel de saturación de oxígeno en la sangre. Es decir, cuánto de este gas circula por nuestras venas y llega a nuestros órganos y músculos. ¿Pero por qué está desapareciendo de las tiendas y ofreciéndose tanto por internet?

En un artículo, publicado a fines de abril en The New York Times, un médico que estuvo tratando a enfermos decCovid-19 en un hospital de Manhattan, la ciudad más afectada por el virus en el mundo.

Allí observó que muchos pacientes, a pesar de no manifestar dificultades para respirar, presentaban en sus radiografías de tórax la neumonía del covid-19, identificable también por sus niveles de oxígeno “bajo lo normal”. Y muchas veces, cuando las personas sentían la “falta de aire”, ya era muy tarde: la enfermedad había avanzado mucho y dañado severamente los pulmones.

Esto es lo que se ha denominado como “hipoxia silenciosa”, una baja oxigenación que se hace difícil de detectar. “Pero con un oxímetro de pulso”, escribió el médico en su artículo, “los estadounidenses pueden estar preparados y ser diagnosticados y tratados antes de enfermar de manera grave”. El reportaje se replicó en muchos medios por todo el mundo, se viralizó en las redes y ahora el oxímetro es el nuevo must, como dirían los gringos, para prevenir la pandemia.

“Los saturómetros no son caros”, dijo el ministro de Salud, Enrique Paris, hace poco más de un mes. “Las isapres deberían repartir saturómetros a todos sus pacientes que tienen en domicilio. Sería una gran ayuda para evitar que esos pacientes se agraven y lleguen al hospital”. Una opinión parecida tuvo jefe de la Unidad de Paciente Crítico del Hospital San Juan De Dios, Hugo González: “es ideal que la gente pudiera tener uno, sobre todo en aquellos hogares en los cuales hay personas que tienen enfermedades respiratorias crónicas, afecciones al corazón y en los cuales existan adultos mayores o fumadores”.

Pero no todos los especialistas tienen la misma visión sobre el oxímetro.

¿Cómo funciona?

Desarrollado en los setentas por el japonés Takuo Aoyagi, el oxímetro de pulso actual es como un futurístico perro de ropa, que se pone en uno de los dedos —hay estudios que sugieren usar el dedo del medio— de la mano dominante (izquierda si eres zurdo, derecha si eres diestro). Como explica Jorge Jorquera, médico broncopulmonar de la Clínica Las Condes, “uno de los lados del oxímetro de pulso emite una luz infrarroja que atraviesa la yema, la que será absorbida en distintas cantidades por la hemoglobina, la molécula de proteína que transporta el oxígeno en la sangre”. Así, en pocos segundos, el aparato entregará un porcentaje que estima la saturación de oxígeno en la sangre.

“Lo normal es tener más de 95%, aunque hay pacientes crónicos que viven con un 90%”, dice Jorquera. Según este informe de la Sociedad Torácica Estadounidense, los niveles deberían estar al menos en un 89%. De cualquier manera, los oxímetros que se pueden obtener —si es que aún queda stock— en tiendas o farmacias suelen ser “bastante fiables”, según el broncopulmonar.

Un estudio publicado por la South African Medical Journal el año pasado comparó estos aparatos domésticos con monitores hospitalarios y encontró que sus resultados eran confiables en condiciones de oxigenación normales, aunque no tanto en situaciones de baja oxigenación, como la que viven los enfermos más graves de covid-19.

Tampoco conviene ocupar algunas aplicaciones de teléfono que ofrecen una función de oximetría: un estudio de la American Journal of Emergency Medicine testeó tres de ellas y sus resultados fueron “inexactos”, con una “limitada capacidad para detectar con precisión la hipoxia”.

Para tener un resultado más preciso con el oxímetro, Jorquera aconseja calentarse las manos, tenerlas secas, sin esmalte ni tintura de uñas, y no usarlo después de una actividad física o un momento de agitación.

¿Sirve para detectar tempranamente el coronavirus?

“Estoy en desacuerdo y no recomiendo el uso de oximetría domiciliaria”, dice Jorge Jorquera. “La sensación de falta de aire, o los síntomas del virus que ya todos conocemos —fiebre, tos seca, dificultad respiratoria y/o mialgia— son más certeros y valiosos para determinar la enfermedad y su gravedad que la saturación de oxígeno en la sangre”.

Según su experiencia clínica tratando a pacientes con coronavirus, por lo general los infectados con síntomas “mantienen oxigenaciones adecuadas al comienzo”, e incluso los hospitalizados en unidades de cuidados intermedios no requieren de demasiado oxígeno suplementario.

“Por supuesto, es importante valorar la saturación de oxígeno en la sangre, pero siempre dentro del contexto y no por sí sola”, agrega Jorquera.

“Las personas no deben utilizar un oxímetro de pulso sin buscar el asesoramiento de un profesional de sanitario calificado”, concluye este review del sitio médico especializado Cochrane sobre el uso doméstico de estos aparatos por parte de pacientes con asma.

Pero si ya se tiene uno —o alguien quiere insistir en comprarlo—, en Chile los modelos que se pueden conseguir más fácilmente son los de marcas chinas como Choicemmed o Creative Medical, con precios que van desde los $29.990 (en ivmedical) hasta los $70.000 (en Linio).