Para los gozadores de la vida nocturna, la pandemia significó detener las salidas a bares, discoteques y fiestas, en las que pagabas una entrada para disfrutar de una noche de baile y distensión. Con el avance de la población vacunada y la consecuente baja de los contagios, aumentaron las libertades y con ello, por fin, las posibilidades de salir a bailar. Aún, eso sí, cumpliendo con el límite del toque de queda a las 00.00 horas, que aún no ha sido retirado desde que se decretó en marzo del año pasado. Es decir, hace un año seis meses.
“Los bares y clubes nocturnos son el nuevo campo de batalla contra el covid-19”, describían en un artículo de CNBC hace un par de meses, donde explicaban que en Europa se vivía un nuevo auge de las infecciones a través de la variante delta, la que es más infecciosa en comparación a las variantes pasadas.
Algo similar es lo que está pasando poco a poco en territorio nacional. Por lo mismo, conversamos con dos especialistas de salud sobre cómo disfrutar de esta libertad, pero con el mayor cuidado posible, considerando el contexto.
Aún no podemos hablar de post-pandemia
Durante las últimas semanas, las actividades en el país han estado mucho más dinámicas en comparación hace un año: hoy podemos viajar de ciudad en ciudad sin permisos especiales, reunirnos con quien queramos, ir a restaurantes y tiendas e incluso ver una película en el cine. Pero tener esta sensación de libertad no debería reducir la preocupación: un virus sigue dando vueltas entre nosotros, y aunque circula con menos intensidad, lamentablemente la pandemia aún no termina.
En el último reporte del Ministerio de Salud, al cierre de esta edición, la positividad de los exámenes presentaba una leve alza, cifrándose por quinto día consecutivo por sobre el 1%. La última vez que se alcanzó una cifra tan alta fue el pasado 18 de agosto, día en que se registró un 1,38% de positividad.
“Si bien ha habido un control favorable de la situación en el país, estamos viendo cómo se ha incrementado la cantidad de casos nuevos con respecto a la semana anterior”, comenta Sebastián Ugarte, jefe de la Unidad de Paciente Crítico de Clínica Indisa, que propone mirar el escenario actual con cautela. “También han aumentado los contagios por variante delta y algunas comunas, como en la región de Aysén, han retrocedido en el Plan Paso a Paso”.
“Es verdad que estamos con mejores cifras, pero hay que mirar lo que pasa en otros lugares del mundo”, dice Alfredo Labarca, urgenciólogo de Help. Un ejemplo que pone es Israel, “uno de los primeros países que logró la inmunidad rebaño, pero a pesar de tener a más de un 60% de su población vacunada, aparecieron rebrotes”. Por eso enfatiza el cuidado que se debe tener en este contexto de más libertades. “No hay que relajar las medidas. Siempre hay que estar atentos”, recalca.
El marco de la fiesta
Salir a un bar o a bailar a una discoteque suele ser sinónimo de buscar nuevas aventuras, conocer a gente distinta o pasarlo bien en grupo. Una experiencia de relajo, distracción y desahogo que se echaba mucho de menos.
El Plan Paso a Paso consta de cuatro etapas y justamente en la fase 4, también llamada de Apertura, existen más libertades. Entre ellas figuran la posibilidad de asistir a actividades “con interacción entre los asistentes” —es decir, donde las personas no mantienen una ubicación fija o no mantienen permanentemente la distancia entre ellas—, las que deben cumplir los siguientes requisitos:
- Aforo: 1 persona cada 6 m² de superficie útil. Es decir, si el lugar tiene 300 m², pueden entrar 50 personas.
- Espacio cerrado: independiente del tamaño del lugar, el aforo máximo es 100 personas —no vacunadas— y de 250 personas si todas tienen Pase de Movilidad. Requiere cumplir el estándar de ventilación (mencionado más adelante).
- Espacio abierto o aire libre: máximo 250 personas —no vacunadas— y 5.000 personas si todas tienen Pase de Movilidad.
Consideraciones a tomar y evaluar
Aforos
Evidentemente, antes de ir a cualquier lugar lo aconsejable es tener cierta noción de la seguridad y los resguardos que toman en el recinto. “El respeto de los aforos va a variar de acuerdo a si las personas están vacunadas o no”, analiza Ugarte, ya que “si una sola persona en el lugar no tiene Pase de Movilidad, los aforos se reducen a la mitad”, añade.
Que se respeten los aforos es una señal de prevención contra la propagación. “Cuando eso no ocurre, y los empresarios nocturnos no hacen cumplir estos protocolos, evidentemente las posibilidades de rebrote son latentes”, enfatiza Labarca. No hay que olvidar que en una discoteque, si la fiesta está buena, la gente canta, grita y se acerca entre ella, “pero si no se regulan los aforos ni se controlan los Pases de Movilidad “se puede propiciar cualquier un escenario de rebrote”.
Ventilación
“No es lo mismo bailar en una terraza o un lugar abierto que hacerlo en una sala cerrada”, dice Ugarte. En caso de acudir a un lugar indoor, “es muy importante la ventilación de ese espacio, donde exista intercambio de aire y la generación de una corriente que lo permita y así, si es que existen, se puedan arrastrar las partículas del virus”.
“Las partículas virales del SARS-CoV-2 se propagan entre personas con mayor facilidad en espacios cerrados que al aire libre”, aseguran en los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. “A menudo, la concentración de partículas virales en interiores es más alta que en espacios al aire libre, donde incluso una suave brisa puede reducir rápidamente las concentraciones”.
“Cuanto más baja es la concentración, menores probabilidades hay de que las partículas virales sean inhaladas hacia los pulmones (posiblemente reduciendo la dosis inhalada), entren en contacto con los ojos, nariz y boca, o se precipiten desde el aire para acumularse sobre las superficies”, consignan.
Preferir aire libre
Debido a lo anterior, es evidente de que si se puede elegir, lo mejor es optar por recintos al aire libre. “Ya estamos cerca de la primavera, así que si se acude a bailar, ojalá sea en lugares con espacios abiertos”, sugiere Labarca.
El volumen y las gotitas
Cuando hay mucho ruido ambiental, como en karaokes o discoteques, la conversación se hace difícil y, más que hablar, el diálogo se produce a través de los gritos. “Al hablar alto, gritar o proyectar la voz, hay mayores posibilidades de expender con mayor fuerza las gotitas de saliva y, por lo tanto, de provocar un potencial contagio”, advierte el urgenciólogo.
Si bien los lugares exteriores son los idóneos para asistir a este tipo de panorama, también se debe tener en cuenta que si hay fumadores, también existe “la posibilidad de que salgan gotitas a mayor alcance a través de esta acción”, comenta Labarca. Si no eres fumador, este tipo de ambientes es mejor evitarlo.
La burbuja del baile
“Si tomo la decisión de ir a un lugar a bailar, hay que tener claro que nunca vamos a estar exentos de riesgos”, advierte el médico de Clínica Indisa. Un riesgo que, de todas formas, se puede reducir considerablemente si se tiene presente el concepto de burbuja social.
“Si una pareja sale a bailar, ya sean pololos o que vivan bajo el mismo techo, y durante esa noche solo bailan entre ellos, el riesgo es básicamente el mismo que se tiene al salir a cualquier otro lugar”, ejemplifica Ugarte. Pero distinto es el caso cuando “se baila estrechamente con gente desconocida o que no pertenece a la misma burbuja social; es decir, que no forma parte del mismo domicilio ni pertenecen al intercambio habitual. Ahí aumenta considerablemente la posibilidad de un contagio cruzado”.
Evaluar los riesgos dentro del hogar
“Si tienes en tu hogar gente mayor, trata de evitar los lugares cerrados y opta por espacios abiertos”, sugiere Labarca. “Nadie dice que no salgas, sobre todo si hablamos de la juventud, que estuvo encerrada harto tiempo”, dice, “pero sí es aconsejable que tengan en cuenta todos esos puntos”, advierte.
El urgenciólogo de Help considera que la mayoría de los jóvenes “tienen esta noción de ser inmortales, pero aquí cada uno debe apelar al sentido social de las medidas. Quizá pienses que a ti no te puede pasar nada, pero al llegar a tu casa están tus viejos, tus abuelos u otras personas que puedes ser susceptibles a desarrollar una enfermedad grave”.
“La vacuna evita que las enfermedades se agraven y reduce el contagio, pero de igual manera alguien puede infectarse y contagiar a otras personas”, puntualiza.
Mantener las medidas básicas
En varios lugares del mundo la mascarilla ya no es obligatoria en espacios públicos abiertos. Como en Argentina, cuyo gobierno acaba de anunciar el cese de la obligatoriedad de uso de barbijo en calles o parques, además de autorizar la realización de eventos masivos y abrir las discotecas con un 50% de aforo. Los expertos recomiendan no interpretar estos avances en las libertades como el fin de la pandemia. Esta aún no termina, tampoco se sabe cuándo eso pasará, pero mientras tanto, independiente de lo bajos que estén los contagios, es preferible mantener los resguardos y hábitos adquiridos de autocuidado.
Ugarte pone de ejemplo el lavado de manos constante —al menos cada vez que vayamos al baño de la disco— y el uso de mascarilla todo el tiempo que sea posible. “Es evidente que no se puede usar mascarilla mientras se está tomando un traguito, tampoco si el baile está intenso, pero hay que intentar usarla cuando no se estén haciendo estas cosas”.