Hay algo en el imaginario colectivo que lleva a asociar a los hoteles con lugares de relajo y placer. Será por el servicio a la habitación, que te hace sentir como un César, o tal vez porque por ellos han pasado grandes estrellas del cine y la música, coleccionando historias de excesos y lujo que luego son el comidillo de los simples mortales.

Esa idea ha llevado a que pasaran de ser simples lugares de tránsito a destinos idóneos para una escapada de fin de semana.

Los hoteles, además, se empeñan en alimentar esa fantasía, ofreciendo experiencias exclusivas que incluyen restaurantes y bares de primera clase, centros de relajación y spa, y habitaciones con todas las comodidades imaginables.

Pero la mayoría de los hoteles no son cinco estrellas —porque la mayoría de las personas no puede pagarlos—, por lo que muchos intentan emular en algo esa sensación de lujo mediante los sentidos: el placer debe entrar por la vista, el paladar, el oído y también el olfato. Ni la decoración más elegante, ni la comida más deliciosa llevada a la habitación, ni la cama más cómoda van a ser suficientes si no huele bien. Y eso, por supuesto, incluye el baño.

Por eso, en los hoteles, los cuartos de baño suelen oler de maravilla. No importa cuántas personas pasen por allí —ni tampoco lo que hagan— estos permanecen siempre aromatizados. Y de nuevo, esto va más allá de la limpieza.

“Los huéspedes suelen asociar la limpieza con un aroma fresco y agradable en el ambiente”, dicen desde el Hotel Bellavista, en Puerto Varas, un establecimiento con más de 100 años de existencia, todo un emblema turístico de la Región de Los Lagos. Sin embargo, estos son dos aspectos que, si bien pueden ir de la mano, no necesariamente serán sinónimos.

El aroma de los recuerdos

En El perfume, de 1985, el escritor alemán Patrick Süskind narra la historia de un hombre que crece en un entorno precario y construye su realidad en base a su olfato, sentido que tiene más desarrollado que el resto de las personas. En cierto punto, su obsesión por cierto aroma lo lleva a matar a jóvenes mujeres para robar sus cabelleras, las que utiliza para crear un perfume que le permita replicar aquella sensación.

El perfume se transformó desde el primer momento en un best seller a nivel mundial, siendo traducido a más de cuarenta lenguas. Difícil no vincular el éxito de esta novela, versionada cinematográficamente en 2006, al efecto que producen los aromas en las personas, tanto a nivel corporal como cerebral.

“El sentido del olfato enriquece la experiencia del mundo que rodea a una persona. Los diferentes aromas pueden cambiar su estado de ánimo, transportarla a un recuerdo distante e incluso ayudarle a crear lazos con sus seres queridos. La capacidad para oler también juega un papel clave en la salud. Si la capacidad olfativa se reduce, podría afectar la dieta y nutrición, el bienestar físico y la seguridad en la vida cotidiana”, sostiene un artículo del National Institutes of Health (NIH), de Estados Unidos.

¿Hay aromas universalmente agradables? Aunque es una cosa de gustos, hay algunos más populares que otros. Así, al menos, lo establece un estudio de la Universidad de Oxford, en colaboración con el Instituto Karolinska de Estocolmo, que logró dar una referencia de qué aromas resultan más agradables y cuáles no. 235 personas de nueve culturas diferentes eligieron, entre diez aromas distintos, al olor a vainilla como su favorito.

A la vainilla le siguió una sustancia química que huele a melocotón y, en tercer lugar, un aroma parecido al de la lavanda. ¿Te reconoces en las preferencias? Es probable, por algo en los supermercados y el comercio abundan los productos en base a estos aromas.

La ciencia entiende que el placer olfativo puede predecirse mediante las propiedades fisicoquímicas de las moléculas, y que la percepción humana está fuertemente limitada por principios universales.

Por ello no es de extrañar que los aromas que resultaron más desagradables en el estudio mencionado fueran el de sustancias químicas que olían a pies sudados, pescado en descomposición y pimentones verdes listos para irse al compost. Algo que, difícilmente, resulte placentero para cualquiera.

Imagen referencial

Aromatizar el baño

Conseguir que el baño en casa huela bien, permanentemente, puede ser todo un desafío. Sobre todo considerando la presencia del inodoro, lugar donde se acumulan mayor cantidad de microorganismos y bacterias en el hogar. Como la E. coli, que además tienen un alto potencial infeccioso y de graves consecuencias para la salud.

Desde el Hotel Bellavista, que cuenta con 68 habitaciones y una capacidad de 165 pasajeros por día, explican que el inodoro y el papelero son los principales puntos críticos que afectan el aroma del baño. Para su limpieza, dicen, “empleamos diversos productos a base de cloro y cremas de limpieza. Estos se dejan reposar en las superficies durante un tiempo adecuado para garantizar una limpieza profunda y dejar aromas que evoquen frescura”.

Sin embargo, aún cuando es esencial la limpieza e higienización del WC —y del baño en general—, ésta por sí sola no garantiza un buen aroma. Aunque sí ayudan a que no aparezca el mal olor.

“Lo primero es limpiar para luego desinfectar y aromatizar. Es importante diferenciar desde un inicio estas acciones. El orden también es importante para obtener resultados positivos”. dice Carolina Urrutia, cofundadora y directora de I+D de FreeMet, empresa nacional de artículos de aseo sustentables y circulares.

“Limpiar es sacar el polvo, manchas, grasa y moho con limpiadores abrasivos, por ejemplo en crema. Desinfectar debe hacerse siempre con productos con registro sanitario del Instituto de Salud Pública. Para el baño los higienizantes de superficies son perfectos, ya que poseen un 99,9% de efectividad sobre la E. coli y salmonella”, agrega.

¿Y para aromatizar? “Se puede aplicar un aromatizador de ambientes y telas, muy buenos también para toallas y cortinas de baño. También aceites esenciales naturales, que se pueden agregar en gotas a través de una mota de algodón y dejar en el basurero para que inhiba los malos olores”, aconseja Urrutia, quien también es profesora de química.

Difusor Ambiental 150ml White Orchid


La cofundadora de Freemet sostiene que aromas mentolados como la menta, hierbabuena y el eucalipto son “los que más conectan con la limpieza asociada al baño”.

Una buena alternativa es utilizar cápsulas limpiadoras para el inodoro que, además de ayudarte a mantener la diaria de la taza, emanan aromas. Es lo que hacen, por ejemplo, en el Hotel Bellavista.

Limpiador WC en cápsulas


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 25 de octubre de 2024. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.