Artículo publicado originalmente el 23 de noviembre de 2019.
“En Twitter es donde más me han troleado y la mayoría de las veces ha sido por mis opiniones políticas. Se ponen muy agresivos, dueños de la verdad y sin tener ningún argumento. Por eso, si yo me encuentro con una publicación que no me representa o no me gusta, prefiero seguir de largo”, comparte la periodista Claudia Palominos, quien utiliza generalmente las redes sociales para hacer difusión de teatro y entregar sus opiniones sobre los temas que le interesan.
En su memoria tiene más de un caso de troleo gratuito. Sabe que no es la carnada deseada por los troles —pues no tiene millones de seguidores—, pero pese a ello se ha enfrentado más de una vez con los ciberincitadores, que a través de comentarios racistas, homofóbicos y políticos, provocan desde discordia hasta cuadros angustiosos en los usuarios de redes sociales.
El fenómeno de los troles en internet y sus efectos sicológicos es un tema que viene analizando hace algún tiempo la psicóloga clínica Carolina Harris. No solo le sorprende cómo ha evolucionado el significado de la palabra sino también cómo se ha ido instalado en la vida cotidiana de la gente.
“Un trol es una persona que realiza comentarios usualmente bajo una identidad secreta en foros de internet, redes sociales o cualquier otra plataforma cibernética, con la intención de provocar una reacción en los lectores para que ‘enganchen’ con sus contenidos deliberadamente controversiales y/o confusos, y que la mayoría de las veces están cargados de agresividad. Por lo general, suelen dejar comentarios ofensivos hacia una persona, descalificándola por su aspecto físico, raza, orientación política, competencia para opinar sobre ciertos temas, clase social u orientación sexual, entre otros. Si bien entienden que pueden herir y hacer sufrir con sus comentarios, esto no suele ser tan relevante como su necesidad de provocar o de imponer una verdad”, explica Harris.
El acto de trolear tiene otros significados que son menos alarmantes. Por ejemplo, las bromas pesadas en algunas plataformas también son consideradas troleos. “Los adolescentes utilizan la palabra en el lenguaje coloquial para definir a quien realiza una broma entre amigos, lo que puede ocurrir también fuera del espacio virtual. Si bien el primer concepto es el que mejor describe el fenómeno, mi opinión es que la evolución de su significado —dentro de los últimos años— a veces resulta un obstáculo para llegar a algunos acuerdos sobre su definición en la psicología”, dice.
En general, los troles atacan a usuarios que tienen una gran cantidad de seguidores. Es por eso que las personas más famosas o conocidas son las más troleadas. ¿Cómo seleccionan a su carnada? Según Diego Reinoso, docente de la Universidad Mayor y consultor en desarrollo de contenidos digitales, hay dos alternativas: a) esperan una posible respuesta del famoso, lo que le daría una alta resonancia a su mensaje; o b) buscan que los seguidores de los famosos reaccionen ante el comentario.
Tipos de trol
Arturo Troncoso Adriasola, psicólogo clínico, cree que antes de definir qué es un trol hay que distinguir la intención del acto de trolear y también los medios que usan para lograrlo. Bajo ese pensamiento, el profesional señala que existen los siguientes tipos de troles:
1) El trol orientado hacia el humor: su objetivo sería principalmente reírse, independientemente de la reacción de las otras personas. Utiliza como herramienta el contenido de alguna discusión, ya sea distorsionando, haciendo asociaciones, caricaturizando, sacando de contexto, etc.
2) El trol que busca pasarlo bien al crear tensión y/o conflicto: su deseo es generar una reacción en el resto. Se puede confundir mucho con personas que tienen posturas más extremas o menos frecuentes, que se comunican de manera impulsiva o que son más llevadas a sus ideas, sobre todo si las discusiones son de carácter político, religioso o ideológico. La diferencia en este caso, es que como su fin es generar una reacción, el trol tomará una postura que no necesariamente comparte, pero que cumple el objetivo de provocar a los demás.
3) El trol que se gratifica al degradar, atacar o manipular al resto: este es el caso más complicado y patológico. Dentro de sus objetivos puede estar situarse por sobre otra persona, establecerse como dominante, generar miedo, culpa o sufrimiento en el otro. Se caracteriza por focalizarse en personas y no tanto en grupos. Es fácil confundirlo con personas muy reactivas, por el uso de ataques personales, sobre todo cuando hay desacuerdos en temas polémicos.
Cómo identificar a un trol
Trolls S.A. La industria del odio en Internet es el reciente libro de Mariana Moyano. En él, la periodista argentina reflexiona sobre la influencia que ejercen las redes sociales en la vida cotidiana y cuestiona la neutralidad de la tecnología. La autora dedica un capítulo completo para describir a los citizen troll, señalando que: “‘No alimentes al troll’ es quizás uno de los primeros memes de internet. Si bien todavía hoy se discute cuándo fue la primera vez que se usó, se cree que fue enunciado por primera vez en un foro de Usenet llamado alt.folklore.urban, a finales de los 80, como parte de una serie de reglas que intentaban limitar el carácter destructivo de nuestro antipático sujeto”, explica.
La comunicadora trasandina investigó por un largo tiempo el comportamiento de los troles, y en su libro entrega algunas pistas para identificarlos. Según Moyano, se les puede reconocer por su falta de empatía, su necedad (se enorgullecen de sus desconocimientos), su agresividad, sus saltos mortales temáticos (entran en el tema que sea como excusa para plantear su monotonía temática), su inmovilidad (no cambian de opinión), su carácter acientífico (no le importan las evidencias, las deducciones lógicas, las pruebas fácticas), y porque huelen la duda o el descontrol ajeno a respuestas de distancia. Estas son algunas de las pistas que enumera en su libro.
Estrategias para enfrentarlos
Ante una situación de violencia por parte de un trol, Patricia Peña, periodista y profesora del Insituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, aconseja utilizar los sistemas de bloqueos y reportes de cuentas abusivas que tienen Twitter, Facebook e Instagram.
“Hay que hacerlo porque son cuentas que incitan al odio y son provocadoras. Es importante entender que no son troles sino que personas, y que también pueden ser bots. El bot está programado para seguir ciertos hashtags y comentarios, y actúan de manera automática”, explica.
Un tema que no es menor para Carolina Harris, quien señala que ante los comportamientos antisociales, carentes de empatía, hostiles, fríos y calculadores de los troles, sugiere las siguientes estretegias para abordarlos.
1. Protegernos y autocuidarnos, conociendo nuestros límites.
Evitar ser parte de comunidades que promuevan el anonimato, que no tengan políticas de comunidad claras o que no inciten el respeto y el diálogo. Si quieres dar tu opinión desde tu cuenta de redes sociales, o creaste un grupo determinado, tú pones las reglas. Por eso revisa las políticas de confidencialidad, sobre el uso de datos y las opciones para recibir comentarios. Es importante saber siempre a qué te expones y ser parte de aquellos grupos donde sientas que tu opinión puede ser acogida con respeto.
2. No enganchar en una discusión provocada por un trol, aunque sea con respeto o argumentos lógicos.
No responder con el odio que espera de vuelta el trol, y entender que a pesar de que esa persona carece de empatía, probablemente se trata de alguien que solo se manifiesta por su necesidad de sentirse oído y visto por otro. Si quieres, puedes en vez de eso denunciar el comentario con el moderador del foro. Tal vez no logres eliminar al usuario pero sí puedes protegerte y proteger a otros de futuros comentarios abusivos.
En caso de haber recibido algún comentario de un trol, hay que entender que por más personal que parezca, probablemente le dijo lo mismo a alguien más. Si te resulta difícil pensarlo así, puedes tomar un pequeño break o detox de las redes sociales y focalizarte en trabajar la autocompasión y tu autoestima.
3. Esto no debe impedirte opinar
Esa es la verdadera libertad de expresión, no aquella que una persona abusiva o descalificadora dice tener. No nos focalicemos en una minoría que opina desde el odio. Probablemente mucha gente como tú hace comentarios constructivos y agradables.
Si tienes hijas o hijos adolescentes, o tienes relación familiar o profesional con alguno, convérsale sobre los riesgos que existen en la exposición a redes sociales y otras plataformas de la web, incentivándoles que transmitan su opinión pero solo en aquellas que sean aptas para un menor de edad, con advertencia sobre la ausencia de empatía que a veces se manifiesta en estas plataformas. Es importante ayudar a las siguientes generaciones a relacionarse con más inteligencia emocional.
4. Cuándo una situación de troleo es grave
Si el trol amenaza a otro usuario informándole que conoce su dirección particular, su teléfono y le entrega detalles de su rutina, Arturo Troncoso señala que esto deja de ser un troleo y pasa a ser acoso. “No solo debería denunciarlo en la red social, es importante informar de esta situación a la Policía de Investigaciones, que tiene una brigada especializada en cibercrimen”, dice.
Para Harris, una situación de troleo es grave cuando “yo sienta que mis recursos no están siendo suficientes para enfrentarla y esté causando un deterioro en mi estado de ánimo y autoestima. Poner ese límite y tomar medidas es la clave”.