“Yo tengo un conejo, mis pacientes lo conocen. Un día se comió el cable de mi computador y tuve que reagendar algunas sesiones”. Alejandra Rojas, psicóloga clínica del Centro Médico Cetep, dice que comparte esta situación doméstica —y bastante tierna— como ejemplo de algo que para ella es el concepto clave de la psicoterapia en línea: la flexibilidad.
Un estudio realizado en mayo de 2021 por la Asociación Chilena de Seguridad, en conjunto con la Pontificia Universidad Católica, arrojó que un 46,7% de las personas encuestadas presentaban síntomas asociados a la depresión. Por otro lado, una encuesta internacional situó a Chile como el segundo país en el mundo donde más ha empeorado la salud mental producto del Covid-19.
En este contexto, en un sentido figurado y literal, la terapia psicológica en línea se ha masificado como un salvavidas.
Decimos masificado porque, aunque parezca un fenómeno derivado de la pandemia, lo cierto es que existe desde finales de los años 90. Así lo explica Álvaro Quiñones, doctor en Psicología y miembro del directorio de la Sociedad Chilena de Psicología Clínica y Psicoterapia.
“Antes de la pandemia, eran muy pocos los psicoterapeutas en Chile que trabajaban en modalidad híbrida, es decir, presencial y en línea al mismo tiempo”, dice. “Para la mayoría ha sido una experiencia laboral desafiante”.
Un documento elaborado por la APA (Asociación Americana de Psicología), publicado en junio del 2020, mostraba que hasta entonces solo el 1% de los profesionales encuestados atendían pacientes online. El mismo estudio, pero realizado en noviembre del mismo año, arrojó que el porcentaje había aumentado a un 64%, y que el 32% estaba ofreciendo tratamientos de manera híbrida.
“Estamos aprendiendo y preparándonos no solo para adecuar el espacio terapéutico virtual en beneficio del paciente”, explica Quiñones, que también se desempeña como investigador en la Universidad de Tarapacá. “Un aspecto que estamos conociendo es que los problemas de salud mental en contextos sanitarios inestables son diversos y de una complejidad mayor”.
Psicología en tiempos Black Mirror
¿Puede resultar un poco raro, acaso distópico, desahogarse o intentar explicar las vicisitudes existenciales a otro ser humano a través de una pantalla?
Por cierto que sí, pero es algo totalmente normal. “En cualquier instancia terapéutica hay una incomodidad inicial, que tiene que ver con hablar cosas personales”, opina Rojas.
La literatura especializada es contundente en confirmar que el tratamiento de psicoterapia en línea es bastante efectivo. Un estudio publicado por el Journal of Affective Disorders el 2014 aseguró que era igual de eficaz que su formato presencial para el tratamiento de la depresión. Y otro trabajo, publicado el mismo año en la revista Behaviour Research and Therapy, dice que la terapia cognitiva conductual en línea es altamente eficaz en el tratamiento de trastornos ansiosos.
Por supuesto, el formato telemático tiene sus limitaciones. “Los pacientes con deterioro grave de facultades cognitivas, o que están en el espectro psicótico, no se beneficiarían de la psicoterapia en línea como la conocemos. Lo mismo sucede con pacientes que tienen patologías graves, que cursen con ideación suicida activa o que presenten dificultades sensoperceptivas”, reconoce Quiñones.
Además, nuevos trabajos se están realizando para analizar la psicología en el contexto del coronavirus, como por ejemplo en lo que refiere a estrés, relaciones de pareja y también al duelo. “Las investigaciones recientes sugieren que el duelo debido a una muerte por Covid-19 es más severo que el resultante de otras formas de pérdida”, dice Quiñones.
También hay otras brechas, como que el análisis del lenguaje no verbal se ve muy limitado, o los mil y un inconvenientes que pueden surgir. La terapeuta Alejandra Rojas enumera que pueden ir desde que al paciente le caigan visitas inesperadas o problemas domésticos, como que se rompa una cañería, se corte la luz o fallas en la conectividad.
“La terapia presencial solo depende de que la persona llegue a la consulta; la telemedicina, en cambio, está sujeta a muchos más factores”, dice. Por eso, al igual que cualquier profesión en un escenario ultra VUCA —volátil, incierto, complejo y ambigüo— como el que estamos viviendo, quizá el principal desafío de la psicoterapia sea la flexibilidad.
“Lo principal es generar las condiciones para que el paciente sienta que al otro lado de la pantalla hay una persona”, cuenta Rojas. Por eso, cuando su conejo se comió el cable de su computador, ella se lo explicó tal cual a sus pacientes.
Quiñones eleva la apuesta: “Como terapeutas tenemos que plantearnos cómo contribuir en un mundo que cambió y que ha dejado al desnudo tanta inequidad. Es un gran desafío en lo inmediato, mediano y largo plazo”. ¿Qué va a pasar cuando el coronavirus se acabe (si es que se acaba)? Él no tiene dudas: el desarrollo de la psicoterapia será híbrido.
Guía para una atención efectiva
Gin Lalli es una terapeuta británica especializada en manejo de estrés y ansiedad. Tiene un podcast titulado Stress Bucket Solutions, y su más reciente capítulo, publicado en octubre del presente año, se titula “Por qué la terapia online funciona tan bien”.
Allí plantea que los beneficios de este formato son varios. Como paciente, puedes estar en un lugar de confianza, familiar y cómodo; la posibilidad de contagio de Covid se reduce a cero; elimina el tiempo de desplazamiento hacia la consulta; y puedes buscar una o un profesional literalmente de cualquier parte del mundo.
“En términos de accesibilidad, esto también ha significado un avance significativo, sobre todo para personas con movilidad reducida”, dice Lalli en su podcast.
Quiñones agrega que la psicoterapia en línea ha permitido al público acceder a profesionales muy bien preparados de distintas regiones de Chile. Esto ha generado un especial y positivo impacto en las personas que habitan zonas rurales.
En la actualidad, a la vasta oferta de atención psicológica profesional en línea, se suma el programa “Saludablemente”, del Ministerio de Salud, una plataforma donde puedes informarte sobre todo tipo de temas relacionados a la salud mental, líneas de ayuda telefónica y también agendar horas de atención profesional en línea de forma 100% gratuita.
Ahora bien ¿Cómo podemos sacar el mayor provecho de nuestra sesión en línea?
Lo primero, aconseja Rojas, es el factor ambiental. Que internet fluya bien, tener buena luz, estar en una pieza cerrada y que el grupo familiar sepa que es un espacio de terapia.
“Y que es algo privado. Parece obvio, pero me ha sucedido ver pacientes que están con el computador en la pieza y atrás, en la cama, está la pareja. Eso no se recomienda”. En casos excepcionales, si no se cuenta con un espacio privado en la casa, es una buena idea sentarse en el auto.
“Si hay aspectos tecnológicos que no manejas, puedes sentirte libre de preguntar”, aconseja Alejandra Rojas. Según ella, parte del rol de una terapeuta que hace telemedicina es dar cierta orientación respecto de cómo usar la cámara o de dónde ponerse para tener mejor conectividad.
“El avance de la psicoterapia es un espacio de construcción entre paciente y profesional en pos del autoconocimiento de la persona; no es solo trabajo del terapeuta. Mientras más información le des, mejor van a ser sus interpretaciones”, dice la especialista de Cetep.
En ese sentido, es conveniente aprovechar las opciones que este formato permite, como mostrar fotos u otros objetos que se tengan a mano en la casa. “Hay una versatilidad que permite y a veces exige ser más creativos”, dice Rojas.
Finalmente sugiere no temer a darle feedback al tratante. “Si no estás de acuerdo con una tesis que te expone el terapeuta, estás en tu derecho de expresarlo: eso es beneficioso para ambos”.