Salud vaginal: ¿es conveniente o peligroso usar jabón íntimo?
Los venden en farmacias y supermercados, y aunque prometen mejorar tu higiene, también podrían provocar lo contrario.
La higiene vulvovaginal, como muchos de los temas que involucran a los genitales o a partes más sexualizadas del cuerpo, sigue siendo un asunto tabú: poco se habla, poco se pregunta, poco se sabe. Pero ese secretismo es un gran problema, puesto que según cómo nos limpiamos depende la salud no solo de esa zona sino también de todo el organismo. Informarse y estar pendiente a cómo reacciona el nuestro cuerpo a distintos productos y rutinas es vital: de esta forma podemos prevenir infecciones, mantener el equilibrio del pH y promover el bienestar general.
Un poco sobre la flora vaginal
Cuando hablamos de flora vaginal, también conocida como microbiota vaginal o microbioma vaginal, nos referimos a la comunidad de microorganismos benévolos —como bacterias, hongos y otros microbios— que habitan de manera natural en la vagina. Ellos coexisten ahí en un delicado equilibrio y tienen un rol fundamental en la salud de la vulva. “Habitualmente, viven en ella sin causar enfermedades; al contrario, colaboran a mantener esa zona saludable”, comenta Mariana Venegas, Ginecóloga de Examedi. Su presencia ayuda a evitar el ingreso y proliferación de microorganismos patógenos, y permiten que los niveles de acidez se mantengan estables.
Para ayudar a que la flora vaginal se mantenga firme y diversa, Venegas sugiere “mantener hábitos de vida saludable, como hacer actividad física frecuente y tener una dieta balanceada; eso la mantendrá en equilibrio”. Por el contrario, una alimentación muy cargada a los ultraprocesados y el azúcar, “la humedad prolongada o el uso de jabones puede dañar la microbiota, dejando la zona vulvovaginal susceptible a infecciones”.
Odette Freundlich, kinesióloga especializada en sexualidad y directora del centro de salud vaginal Miintimidad, explica que la flora vaginal está compuesta principalmente por bacterias, principalmente tres tripos de Lactobacillus. Al crecer y reproducirse, producen ácido láctico, lo que crea un ambiente ácido en la vagina, con un valor de pH generalmente cercano al 4.
“Ese ambiente ácido ayuda a inhibir la aparición y desarrollo de bacterias dañinas —como las exteriores o del tracto digestivo— y sus eventuales infecciones”. Por lo tanto, si la concentración de estos lactobacilos vaginales disminuye, otros microorganismos aprovechan ese vacío y colonizarán la zona, provocando cuadros como candidiasis, vaginosis bacteriana e infecciones urinarias.
Para mantener una flora vaginal saludable, Freundlich sugiere tomar medidas bastante sencillas, como:
- Usar ropa interior de algodón
- No usar pantalones o prendas muy ajustadas, para evitar la sudoración
- Lavar la ropa interior por separado y con detergente hipoalergénico
- No usar esponjas para lavarse el área genital (porque pueden mantener gérmenes)
- Evitar el uso de protectores diarios perfumados y/o de material sintético
- No usar jabones íntimos con fragancia o con el pH inadecuado
- Orinar y lavarse con agua después de la actividad sexual
- No usar duchas vaginales (que es la práctica de lavar o irrigar el interior de la vagina con agua u otros líquidos).
- No consumir antibióticos sin prescripción médica
- Preferir lubricantes vaginales en base a agua, sin fragancia y sin color
Infecciones en aumento
La mayoría del tiempo, los microorganismos que causan las infecciones conviven en la vulva con la flora vaginal, pero ésta los mantiene a ralla y evita que colonicen la zona. Sin embargo, con una higiene incorrecta o una flora debilitada, estos patógenos avanzan y producen las infecciones.
Según plantea Luis Alberto Pinto, gineco-obstetra de Pulso Salud, últimamente se ha visto un gran aumento de las infecciones vaginales. “En gran porcentaje se debe al estrés, ya sea por causas laborales, económicas, sentimentales o familiares; esta sobrecarga emocional deja a la mujer inmunológicamente deprimida, lo que exacerba no solo las infecciones virales que se hallan latentes en el ambiente, sino también las bacterianas, produciendo enfermedades tanto agudas como crónicas”, apunta.
Para evitar ese escenario, conviene seguir los puntos recomendados arriba y también estar atentas a los productos que usamos para limpiar la vagina.
Cuidado con el uso de jabones íntimos
Tanto Venegas como Pinto coinciden en que el aseo genital debe hacerse solo con agua, sin usar productos como los llamados “jabones íntimos”. “No es recomendable su uso en la zona vulvar, ya que estos suelen cambiar el pH ácido que normalmente hay en la vagina, y predisponen a un cambio o debilitamiento de la microbiota normal”, explica Venegas.
“Esta alteración de la flora normal de la vagina”, agrega Pinto, “produce un desbalance y puede provocar el predominio de bacterias no deseadas, causantes de infecciones y enfermedades”.
“La vagina no debe lavarse en su interior, ya que tiene su propio mecanismo de aseo a través del flujo vaginal”, comenta Freundlich. “Este es blanquecino y tiene un pH ácido, o sea menor a 4,5″. Según el sitio especializado en salud Healthline, un nivel de pH vaginal “normal” está entre 3,8 y 4,2, que es moderadamente ácido, aunque esto puede ir variando según su etapa de vida. “Durante los años reproductivos (de 15 a 49 años, aproximadamente), el pH vaginal debe ser inferior o igual a 4,5. Pero antes de la menstruación y después de la menopausia, un pH saludable tiende a ser superior a 4,5″, detalla.
Un jabón íntimo solo sería admisible si es completamente neutro, “y únicamente para usarse en la zona vulvar externa”, agrega Pinto. Recalca que en la limpieza “no se debe introducir ningún jabón ni producto a la vagina”.
Últimamente, han aparecido muchos productos en el mercado que prometen contribuir a la salud de esta microbiota, sin embargo no por eso hay que bajar la guardia. “Solo deben ser usados para mejorar o estabilizar el pH vaginal, siempre y cuando la mujer sea evaluada por una médico gineco-obstetra”, dice el ginecólogo de Pulso Salud.
Limpieza y otros puntos a considerar
Por lo tanto, al ducharnos solo basta con limpiar la zona externa de la vulva con agua tibia y delicadeza. En el día a día, no se debe olvidar, dice Freundlich, que cada vez que se va al baño el aseo debe ser “de adelante hacia atrás, para no contaminar con restos de fecas el área vaginal”. En un artículo de BBC Mundo explican que “del ano a la vagina uno puede arrastrar gérmenes capaces de colonizar la bulba y alterar la flora vaginal con microorganismos que no deberían estar allí”.
Después del lavado del área genital, “es importante secar la zona —ojalá con papel— para evitar infecciones”. Por esto es que en el verano las infecciones urinarias son más comunes, ya que andar con traje de baño mojado por periodos prolongados ayuda a incubarlas.
También se recomienda la ropa interior de algodón, ya que las fibras de este materialidad permiten una mayor ventilación, lo que impide, en comparación a las fibras sintéticas, que la humedad se retenga y proliferen los microorganismos indeseados. Respecto al color, en el mismo artículo de BBC Mundo señalan que es mejor que la ropa interior sea blanca o de tonos claros, porque “a veces la ropa de color se tiñe con productos sintéticos que pueden alterar la flora”.
Recuerda acudir a especialistas en ginecología
Para mantener la salud vulvar, si tienes entre 21 y 65 años conviene acudir a tu especialista de ginecología al menos una vez al año. Una de las grandes amenazas actuales es el virus del papiloma humano (VPH), una infecciones muy frecuente, que según el Ministerio de Salud lo porta entre el 20% y el 30% de las mujeres menores de 30 años.
En Chile, esta enfermedad se ha transformado en la segunda causa de muerte en la población femenina entre 20 y 44 años, y el único método que permite su detección es el examen PAP, la que a través del sistema de salud público se puede realizar gratuitamente cada tres años.
Si viste en alguna farmacia o supermercado un jabón higiénico o producto similar y te dieron ganas de probarlo, primero duda. Y si el deseo persiste, recuerda siempre consultarlo antes con tu ginecóloga de cabecera, para asimismo evitar cualquier problema de desequilibrio o infección inminente que pueda desencadenarse por su uso.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.