“Es más cómodo: cuando vas de noche no tienes que despertarte completamente. ¡Y de día incluso puedes leer!”. Así le explica Larry David a su amigo Jeff Greene, en un capítulo de Curb your Enthusiasm, los beneficios de orinar sentado. Greene se muestra perplejo.

“¡Mientras tú te llenas de orina los zapatos, yo estoy aprendiendo cosas!”, profundiza.

Un distendido Lionel Messi, entrevistado junto a Luis Suárez en el programa uruguayo Por la camiseta, también “confiesa” que prefiere sentarse al momento de hacer pipí. Eso sí, no ahonda en sus motivaciones: simplemente, el campeón del mundo lo hace así.

“No existe una posición normal o anormal para orinar”, dice Diego Reyes, jefe de la unidad de urología de clínica Bupa. “Hay factores culturales en los que se considera que orinar sentado es mejor, ya que el chorro rebota menos y el baño no queda tan sucio, además de ser más silencioso. Por otra parte, orinar de pie puede ser más rápido y práctico. Ambas posiciones son válidas”.

“En los países occidentales es más común orinar de pie, mientras que en los países orientales es más común la posición sentada o acuclillada”, refrenda Bárbara Mena González, médico general de Medismart. “Que se asuma algo como una ‘normalidad’ depende más bien de cambios culturales, que se van modificando generalmente por procesos migratorios o globalizadores, donde las personas traspasan sus costumbres”.

En Japón, por ejemplo, una encuesta que realizó Panasonic (en ese país la marca tiene una línea de bidet) arrojó que el 70% de los hombres nipones orina sentado. Alemania, por otro lado, es quizá el país que más orgullo toma de esta modalidad, e incluso tiene un sustantivo para aquello: sitzpinkler.

El rapero chileno Matiah Chinaski hizo un disco en conjunto con el dj alemán DerRalle, y lo tituló: Sácate los zapatos y sientate pa´mear, en alusión a dos de las costumbres más germanas que existen: quitarse el calzado al entrar a una casa y, bueno, hacer pipí sentado.

Es común, de hecho, que en los baños públicos de ese país hayan stickers que sugieren hacerlo de esa forma. También venden estos tiernos “fantasmitas del WC”, que cuando se levanta el asiento del inodoro dicen: “¿qué está haciendo? Baje inmediatamente la tapa y siéntese para orinar”.

En Chile no hay datos ni encuestas, pero no es para nada arriesgado deducir que la mayoría de los hombres mean de pie. ¿Estamos bien o estamos mal? Comparados con el promedio OCDE, ¿deberíamos tomar asiento para vaciar la vejiga? Un grupo de especialistas nos entregó sus diferentes perspectivas. Así, la próxima vez que te enfrentes a un wáter para orinar, sepas que existen dos posiciones. Y si nunca lo has hecho, capaz te animes a hacer pipí “a lo Messi”.

Distintas posturas

Si nos remontamos a la infancia, el paso de orinar en la pelela, en la primera infancia, a poder hacerlo solo y de pie, es celebrado como un paso importante en la formación de la masculinidad.

Desde la medicina, Diego Reyes afirma que la urología lleva un buen tiempo investigando el tema. “Existen varios estudios que buscan evaluar si para los hombres es mejor orinar de pie o sentado, con resultados en relación al flujo y residuo urinario dentro de la vejiga”.

Según explica, al hacerlo de pie se logra un mejor flujo y un menor residuo urinario, tanto en hombres sanos como en pacientes con síntomas por crecimiento prostático. Sin embargo, reconoce que, en la práctica, para esas personas orinar sentado es más cómodo.

“Eso es porque tienen un chorro más débil: al orinar de pie se les complica, ya que hay menos precisión y pueden mojar su ropa o el entorno. Por lo tanto, no existe una ‘mejor forma’ de orinar: solo depende de factores culturales y de comodidad individuales”.

“Según algunos estudios, parece que el flujo miccional podría ser mejor estando de pie”, dijo Almudena Coloma del Peso, especialista en Urología Funcional, en un artículo del diario español El País. “En pacientes con síntomas miccionales secundarios a hipertrofia prostática, parece que es beneficioso hacerlo sentados. En las mujeres se recomienda orinar sentadas, dado que cuando no orinan de esta forma se ven obligadas a hacerlo en cuclillas, lo que no permite una buena relajación del suelo pélvico”.

Bárbara Mena, médico general de Medismart, opina diferente: “Al orinar sentados podremos orinar más rápido, con más fuerza y de forma más eficaz, mientras que al orinar de pie, tendemos a requerir más tiempo y además quedará un mayor residuo dentro de la vejiga”.

En personas sanas, ella dice que esta diferencia no llega a ser significativa, pero que sí se ha visto que podría ser de ayuda en quienes ya tengan alguna enfermedad o dificultad para orinar, como también para prevenir que estas se desarrollen. Según Mena, mear sentados podría disminuir el riesgo de urolitiasis, por ejemplo, aunque por otro lado, orinar de pie podría tener algunos beneficios en personas con artrosis de rodilla.

Pero si la ponemos entre el pipí y la pared, ¿qué manera sería más conveniente o beneficiosa para los varones? Mena responde que sentados.

“Al estar de pie, se generan contracciones involuntarias de la musculatura pélvica para mantener la posición, lo que dificulta la micción. Además, en la posición sentada también aumenta la presión intra-abdominal, favoreciendo la salida de la orina. Finalmente, al orinar de pie, en especial en lugares públicos, aumenta la contracción anal —para evitar perdidas de gases o heces—, lo que también aumenta la presión de los músculos pélvicos, dificultando la evacuación urinaria”.

En 2014, un estudio del Departamento de Urología de la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, analizó cómo las diferentes posiciones al hacer pipí afectaban los tiempos, el flujo máximo y la cantidad de orina que quedaba en la vejiga después de ir al baño. La conclusión es que hacerlo sentado ofrece un “perfil urodinámico más favorable”, permitiendo a la vejiga vaciarse “más rápido y mejor”.

María Díaz Lemus, kinesióloga experta en piso pélvico de Dreamoms, lo confirma: hay varios estudios que indican que los músculos del piso pélvico se relajan mejor al orinar sentado y, por lo tanto, habría una mejor evacuación de la vejiga.

“Orinar de pie es algo cultural, pero muchos hombres ya están empezando a hacerlo sentados, porque se dan cuenta de que es más fácil: están más relajados, hay que hacer menos esfuerzo y se genera menos presión a la próstata”, explica.

¿Es más higiénico?

Nunca es bueno generalizar, pero un pequeño sondeo interno, que en ningún caso es representativo, arroja que por aplastante mayoría las mujeres prefieren convivir con hombres que hacen pipí sentados. No porque necesariamente estén más deconstruidos: es más bien por un tema de higiene, ya que así se evita de manera casi definitiva el desagradable escenario de encontrarse con el asiento, los bordes de la taza, o incluso el suelo, mojado.

“Claro que es más higiénico para el ambiente, ya que se disminuye la posibilidad de salpicar el baño”, refrenda Díaz. “Hombres y mujeres, de cualquier edad, definitivamente deberíamos orinar sentados”

“Los beneficios higiénicos son bastante conocidos y difundidos. Al orinar de pie, la persona suele ver un chorro consistente. Sin embargo, cuando los fluidos salen con cierta presión, tienden a dispersarse y se estarán generando microgotitas, las que además se esparcen por el ambiente y pueden generar un foco de infección, suciedad y malos olores”, explica Bárbara Mena.

En un artículo publicado por el medio inglés The Guardian, el profesor de ingeniería mecánica Tadd Truscott, aseguró que “el agua tiende chapotear cuando cae desde cierta altura, lo que significa que puede salpicar bastante desde el wáter. Por eso, la verdad es que cuando orinas parado, básicamente estás salpicando orina a tu cepillo de dientes”.

Según Truscott, ese riesgo queda completamente reducido a cero cuando se mea sentado. Reyes, eso sí, hace un llamado a la mesura. Si bien el rebote de la orina puede liberar partículas al aire, no hay evidencia de que esto produzca, por ejemplo, transmisión de enfermedades o infecciones por esta vía.

Desde la ciencia no parece ser un debate zanjado, pero con una mano en el corazón y otra en el pantalón, reconozcamos que la persona que diga que jamás le ha errado a la taza al momento de orinar parado, miente. Las circunstancias y razones son tantas y tan variadas, como argumentos a favor o en contra de cada posición.

No es mala idea considerarlo, justamente por consideración —valga la redundancia— y por entregarse un pequeño momento de descanso del ajetreo diario. Quizá, y como dijo el Profesor Rossa en ese inolvidable primer viral chileno, en el cual orina erguido ante un imponente bosque en Lonquimay, ese lujo quizá haya que reservarlo para ese tipo de contextos, en el que el ser humano vuelve a su estado primal.