Menstruo. Del latín menstruus. En su cuarta acepción, la Real Academia Española lo define como la “sangre procedente de la matriz que todos los meses evacuan naturalmente las mujeres y las hembras de ciertos animales”. Más allá de esta definición tangible de menstruación, me atrevería a decir que además es todo un mundo dentro de cada mujer, una instancia en la que podría aparecer lo mejor o lo peor de cada una.
Algunas lo ven como una celebración a la femineidad. Otras como un dolor físico, sobre todo asociado a las contracciones uterinas en esos días de mayor densidad. Probablemente, cada mujer tiene una interpretación distinta de lo que es menstruar.
Lo cierto es que actualmente la menstruación es un tema de discusión en auge y que se está intentando normalizar a través de redes sociales y artículos asociados a este proceso. Un ejemplo puntual es el nuevo color de Pantone, quienes para ayudar a terminar con el tabú que rodea a este tema, crearon un rojo “energizante y dinámico”, dándole mayor visibilidad al período.
“Un tono rojo activo y aventurero, el valiente Period anima a las personas que menstrúan a sentirse orgullosas de quienes son”. También insta "a todos, independientemente del género, a sentirse cómodos para hablar de manera espontánea y abierta sobre esta función corporal pura y natural”, dice la vicepresidenta del Instituto de Color Pantone, Laurie Pressman, en un post de Instagram.
¿La menstruación dejó de ser el elefante bajo la mesa? Eso tendrá que evaluarlo cada una de acuerdo a su ambiente, pero por lo menos en medios y redes sociales sí se puede ver un gran avance sobre el tema. Algo extremadamente positivo, porque hablarlo es una oportunidad para educar y conectar a las personas con su cuerpo.
Hace unos meses, conversamos con especialistas y algunas lectoras sobre la copita menstrual, un método alternativo de recepción de menstruación que resulta más ecológico que las toallas higiénicas o los tampones, algo no menor pensando que durante su edad fértil una mujer podría llegar a utilizar 12.000 tampones o 6.000 toallas higiénicas, versus “solo tres o cuatro copas”, como cifran en un artículo de La Vanguardia.
Pero la copita menstrual no es el único método sustentable para recepcionar el flujo menstrual. También existen los calzones menstruales, cuya idea surgió ante la necesidad de muchas mujeres sin acceso a toallas sanitarias ni tampones. Actualmente, hay marcas como Thynx, en Estados Unidos, o la española Cocoro, que se dedican a la fabricación de bragas de menstruación, algo a lo que también se están dedicando algunos emprendimientos en Chile.
La búsqueda ante la incomodidad
Hace rato que Marcia Otto estaba buscando una alternativa a las toallas higiénicas y los tampones. “Intenté con la copita menstrual, pero tengo retroversión uterina y endometriosis, entonces para mí la copita es una tortura", explica. "De hecho, con ella aumentaban más mis molestias menstruales”. Fue así como conoció las bragas menstruales. En ese momento, pidió online unas de la marca Thynx y le gustaron. “En ese momento dije: ‘quiero hacer esto en Chile’, pero como soy matrona y no tengo ninguna noción de diseño, costura y moldaje, lo dejé en stand by”, relata.
El proyecto quedó en pausa hasta que, en enero de este año, en un grupo de Facebook de bolsa de trabajo femenino, Marcia se animó a preguntar si existía una diseñadora a la que le interesara emprender. Ahí conoció a Catalina Astorga. “En marzo recién hablamos de nuevo y empezamos a tirar líneas, a hacer todo el trabajo investigativo que requiere hacer un calzón”, agrega la matrona.
Tras una larga búsqueda de telas, ambas crearon al poco tiempo los calzones menstruales Lilu, los que pueden llegar a absorber hasta 30 ml de flujo menstrual sin filtrar a tu ropa.
Usualmente, los ginecólogos recomiendan prendas íntimas de algodón para evitar infecciones. Sin embargo, Marcia Otto explica que los calzones que crearon “están diseñados para estar en contacto con esa zona más porque son antitranspirables y además absorben el sudor”, por lo que no hay problemas de humedad ni irritación. Otro punto en contra que tiene el algodón tradicional es que “disminuye la vida útil a través de los lavados, empiezan a salir motas, se manchan más y cuesta más limpiarlo”.
Un experimento en cuarentena
En 2015, Nathalie Wilk, alemana oriunda de Múnich, llegó a Chile a cursar un intercambio. Ese mismo año pensó con una amiga francesa en potenciales negocios para emprender y se le cruzó por la cabeza los calzones menstruales, que en ese momento en Chile no se comercializaban. La idea quedó estancada con el regreso de su amiga a Francia y el reloj de la vida pasó hasta esta cuarentena donde, entre exceso de trabajo y el hambre de un proyecto personal, se materializó Culotte.
Wilk se dedica al management consulting, y tuvo un emprendimiento de ropa en Alemania, por lo que sabía cómo era el proceso de arranque con un nuevo producto. Hizo una encuesta vía WhatsApp y le llegaron al menos 300 respuestas asociadas a los calzones menstruales. Encontró una manufactura que le gustó y decidió mandar a hacer muestras con telas ad hoc. El producto que recibió le gustó y fue así como pidió un stock de 670 bragas menstruales en julio.
Comenzó la difusión vía redes sociales y Culotte, un calzón que está compuesto por tres capas, que en su conjunto absorben y mantienen la sangre, agarró vuelo en plena pandemia.
Cómo funcionan
Tal y como la toalla higiénica, este tipo de calzones absorben el flujo menstrual ,pero la gran diferencia es que es reutilizable, es decir, debes lavar el calzón en lugar de botarlo.
“Llegar a las telas definitivas fue un proceso de investigación bastante largo”, comenta Marcia Otto, ya que debían ser “hidrófobas, antibacterianas (que no generaran olor), además de impermeables y transpirables”. Finalmente trabajan con microfribra y “con una barrera sanitaria que se usa también en pabellón quirúrgico”, además de lycra.
El algodón tradicional tiene algunas dificultades, como decía antes Otto, pero si se trabaja puede ser un buen aliado para la retención de líquidos menstruales. Existen alternativas de fusiones de algodón que funcionan, y de hecho ellas mismas están trabajando con una tela japonesa que tiene un porcentaje importante de algodón, por lo que muy pronto lanzarán un calzón nocturno de este material, que cuenta con extra suavidad y contención.
En el caso de Culotte, su calzón cuenta con tres capas. El cuerpo está hecho con 95% de bambú y 5% de spandex. Luego está la capa interior, o antibacterial, que está compuesta en un 95% de algodón y un 5% de spandex. Optaron por algodón porque absorbe el líquido y previene olores. La capa intermedia está compuesta por un 80% de poliéster y un 20% de nailon, donde la capa absorbente de microfibra es la encargada de retener el líquido. La última capa exterior, o impermeable, es aquella que resiste ante posibles fugas para evitar accidentes o manchas, a la vez que es transpirable, para que te sientas cómoda durante el día.
“En su totalidad, esas tres capas llegan hasta muy arriba en la parte trasera del Culotte, de esa manera también evitan mancharse durante la noche, cuando uno se mueve durante el sueño”, comenta Nathalie Wilk. Si bien “se notan un poco las capas al tocarlas, apenas uno se pone el Culotte se siente como un calzón común y corriente”. La creadora asegura que “no se siente como un pañal”.
A lavar, en vez de botar
Uno de los aspectos positivos de las bragas menstruales es que, si bien no son perpetuas, sí resisten varios lavados antes de que se desgasten las telas. Ahí va dependiendo del uso que le da cada usuaria, además del tipo de flujo que se tenga.
En un artículo de Braga detallan que “una mujer utiliza aproximadamente 5 compresas normales diarias, lo que da un total de 25 durante un mes. Si cada compresa después de usada pesa 5 gramos, se producen 65 kg de basura al año solo en toallas higiénicas. En cuarenta años, son 2.600 kg de basura. O sea, que cien mujeres menstruantes producen 6.500 kg de basura al año”. Lo más alarmante es que “en cuarenta años tiramos a la basura 260 toneladas de protección menstrual altamente contaminante”.
Por lo mismo, si estás buscando un método que no contamine tanto como los apósitos, esta podría ser tu alternativa ganadora. En el caso de Culotte, Nathalie Wilk recomienda siempre lavar antes de usar el producto, para así “estimular su capacidad de absorción”. Cuando los uses por primera vez, aconseja enjuagar a mano hasta que el agua salga clara. Luego puedes lavar en lavadora junto al resto de la ropa, pero ojalá usar una bolsita de lavado, para así prolongar su vida útil.
“Es importante que se dejan secar al aire y no usar suavizante, dado que puede dañar la función absorbente del calzón”. Agrega que si bien se puede usar detergente común y corriente, hay que tener extremo cuidado con “los detergentes caseros con elevada concentración de materias grasas —tipo jabón de Marsella, jabón de Alepo o aceites esenciales—, puesto que eso puede saturar las fibras absorbentes”.
En cuanto a los calzones menstruales Lilu, también recomienda hacer un enjuague previo al lavado de lavadora, aunque resisten hasta 30ºC de temperatura sin problemas. “Incluso se puede meter a la secadoram porque son telas quirúrgicas que están diseñadas para la esterilización”, especifica Marcia Otto.
No huelen
Existen muchas preguntas sobre el olor de la menstruación. No sólo en torno a estos productos, sino que en Google. Si haces el ejercicio, podrás ver una lista larga de artículos sobre el tema, de los que en un 80% te aseguran que, si tu menstruación tiene mal olor, debieses ir a un especialista.
“El olor se genera por proliferación bacteriana”, explica la matrona Marcia Otto, por lo que la menstruación en sí no debiese tener olor. Si nuestra ropa interior funciona como un horno, que potencia la proliferación bacteriana, ahí si se generaría este olor. Precisamente, ahí está la importancia de la tela con la que esté confeccionada el calzón y la importancia de que este sea antibacterial, además de transpirable.
“La sangre en sí no huele mal, es algo muy natural”, agrega Nathalie Wilk, y explica que el principio de Culotte se basa en “dejar fluir la sangre naturalmente y la absorben en su capa intermedia”. Así explica que una de las grandes ventajas de dejar fluir, en comparación a los tampones y apósitos, es que “pueden secar la vagina o hasta causar un síndrome tóxico. Las toallitas, por su parte, muchas veces molestan a la flora vaginal y causan alergias por ser de materia plástica”.
En probar no hay engaño
Si no estás contenta con la contaminación o con la incomodidad de tu método de retención de flujo menstrual actual, es momento que te aventures e intentes con este tipo de bragas. “En Alemania todo el mundo te habla sobre su menstruación, es mucho más abierto que acá”, dice Nathalie Wilk. Ahonda que “todavía choco con varios temas, incluyendo algo que ha ido agarrando más vuelo con el movimiento feminista, el aborto, la sexualidad, la masturbación”, a los que cataloga como asuntos tabú que se han ido “rompiendo” en estos cinco años que vive en Chile.
Actualmente, Wilk trabaja con Niki, a la que cataloga como su maestra chasquilla, y gracias su punto de vista ha notado esta falta de educación y apertura frente a la menstruación y otros temas asociados. “Le dabas toallitas a tu hija y con eso bastaba”, comenta. Por lo mismo, comparte que la idea principal de Culotte es “crear una comunidad de mujeres empoderadas, que entre sí puedan intercambiar experiencias para que podamos ayudarles a entender mejor su cuerpo, a tomar conciencia y que la menstruación sea algo natural”.
Además de ser una de las creadores de Calzones Menstruales Lilu, y matrona, Marcia Otto es tiktoker y la encuentras como @sexualidadymatronería, espacio en el que puedes aprender más sobre estos temas que no son discutidos normalmente.
Sobre el proceso de cambiar de un método a otro, Marcia explica que se necesita estar consciente de la decisión tomada. “No es llegar y pasar de tampón a calzones menstruales, porque empiezas a tener más contacto con la sangre”, apunta. “Hay un punto en que vas a ir al baño y verás la sangre, notarás que tu vulva está en contacto directo con ella, y eso un cambio de switch importante”.
“De verdad es liberador”, asegura la creadora de Lilu, y comenta que más allá de reemplazar totalmente a un método de recepción de flujo menstrual, esta puede ser una alternativa para algunos días. “Yo siempre digo no hay un método perfecto para recoger el sangrado menstrual, pero sí hay algunos que son más cómodos y más ecológicos que otros”, afirma la matrona. Con Lilu, dice, intentan “sacar el estigma del calzón que usas durante la menstruación, que tiene que ser el más feo del cajón, porque ahora lo puedes lucir".
Para más información, puedes seguir las cuentas de Instagram de @culotte_chile o @calzonesmenstruales donde más allá de los productos, se comentan experiencias y se abre una ventana para leer contenido relacionado a la menstruación y tópicos similares.