Los gatos “no tienen amilasa salival, que es la encargada de asimilar los azúcares, y a su vez tienen una pérdida continua de aminoácidos”, nos explicó hace unos meses David Rodríguez Gaete, nutriólogo y gastroenterólogo veterinario. Ellos tampoco son capaces de conservar los niveles de nitrógeno en la sangre, y por eso necesitan recibir proteína de manera constante.

Ese es el motivo por el que no conviene que coman cualquier cosa que caiga de la mesa, mucho menos darles golosinas que nosotros disfrutamos, como chocolates, yogures u otros dulces. Y también por el que es muy importante fijarse bien en los ingredientes y componentes del alimento que vamos a comprar.

Lo ideal es que el producto “tenga un alto porcentaje de proteína animal, un mediano porcentaje de grasa y solo un muy bajo porcentaje de carbohidratos”. Lo ideal, comenta Rodríguez, es que el alimento tenga más de 45% de proteína animal.

“Más que en el precio del producto, especialmente en la alimentación felina, es necesario fijarse en los ingredientes”, nos sugirió Montserrat Villa, médico veterinaria. “Lo mejor sería que el alimento tuviera como primer ingrediente carne, ya sea de pollo, pato, salmón o trucha, que son las más comunes”.

Así podemos estar tranquilos de que su cuota mínima de proteínas animales —que conlleva aminoácidos esenciales como la taurina y la arginina, fundamentales para la dieta gatuna— estará cubierta. Por lo mismo, también hay que evitar los alimentos veganos.

Cuánto deben comer

Cualquiera que tenga una mascota sabe que en los alimentos existen varias clases sociales. Abajo los muy, muy baratos, que se venden solo a granel y tienen dudosa composición. Luego unos de marcas más conocidas pero precios igualmente económicos. Arriba unos más caros y también más nutritivos para terminar, al final, con los que solo venden en locales específicos y que muy pocos bolsillos pueden pagar.

Como Villa nos explicaba, “según sus valores nutricionales los alimentos se dividen en cuatro categorías: económico, mantención, premium y super premium”. Los primeros dos se pueden encontrar en supermercados y negocios particulares, mientras que los premium y super-premium se encuentran en clínicas veterinarias, distribuidoras o en tiendas especializadas en cuidado de mascotas.

Lo lógico sería pensar que entre más caro sea el alimento, mejor le va a hacer a nuestro gato. Eso casi siempre es cierto, pero para chequearlo hay que siempre leer el etiquetado y comprobar los ingredientes. Como decíamos, entre más proteína animal tenga, mucho más nutritivo será.

De todas formas, e independiente de las categorías mencionadas, todos los alimentos tienen especificada en una tabla la cantidad en gramos que debería consumir diariamente una mascota, según su peso y su edad. Esto es muy importante para evitar el sobrepeso y la obesidad, problemas de salud muy comunes entre los gatos.

Siendo rigurosos con las porciones —y no cayendo en la tentación de darle comida cada vez que la pide—, es mucho más probable que los felinos se mantengan en un peso sano. A eso hay que agregarle movilidad, por lo que si no se cuenta con un patio, es bueno dedicar algunos minutos al día a jugar con él.

¿Cuántas veces al día hay que darles comida? Según Rodríguez depende, aunque en general los gatos comen entre 15 a 20 veces al día en pequeñas dosis. “Es así porque tienen pérdidas continuas y obligadas de aminoácidos, entonces cada cierto tiempo tienen que ir reabasteciéndose”.

Eso no significa, por supuesto, que haya que llenarle el plato cada 45 minutos, sino que servirle la porción diaria indicada en dos o tres raciones espaciadas durante la jornada.

El mix-feeding

En general, los gatos suelen ser malos para tomar agua. Algunos solo la beben si se encuentra en movimiento —como directo desde la llave o en fuentes eléctricas que la hacen circular— y otros no se interesan demasiado por ella. Pero eso no significa que necesiten hidratarse menos.

Una buena estrategia para agregarle agua a su dieta es mezclar el alimento tradicional seco —los pellets— con productos húmedos, que tienen un porcentaje de líquido que ayudará a compensar su déficit hídrico.

Según Manuela Fischer, médica veterinaria y doctora en Nutrición para perros y gatos, los alimentos húmedos —que normalmente vienen en sobres— son también una buena fuente de taurina, aminoácido esencial para el funcionamiento normal del músculo cardiaco, la visión y la digestión, entre otros aspectos. “Es muy importante para la formación de sales biliares”, agrega. Los sobres de alimento húmedo de Whiskas, por ejemplo, aportan un tercio del agua que necesitan al día y también contienen ácidos grasos, vitaminas, macro y micro minerales. Al juntar estos con los pellet, “ya estamos entregando una dieta equilibrada, balanceada y sabrosa”.

Sugerencias

“No necesariamente lo más caro es lo mejor”, nos dijo Rodríguez. Pero hay algunos puntos para tomar en cuenta al momento de elegir un alimento.

—Que no le genere un problema o reacción adversa a tu gato.

—El alimento le tiene que gustar (aunque sea de alta calidad, si no le gusta no sirve).

—Necesitas tener solvencia económica para poder pagarlo en el largo plazo. Muchos premium o súper-premium no son para todos los bolsillos, y no les hace bien a las mascotas cambiar constantemente su alimento.

Los tres requisitos deben ser cumplidos para decidir si ese alimento será el definitivo. Si alguno no se da —o a tu gato no le gusta, o le hace mal o no te alcanza el dinero para costearlo—, mejor será buscar otra alternativa para que tu mascota pueda comer tranquila y sanamente.

Fischer da otras recomendaciones, como:

—Armar un horario de alimentación dividiendo la porción diaria en 3 o 4 raciones. Recordar que los gatos son nocturnos, por lo tanto la última ración debe tener más gramaje que las otras, porque ellos comerán más veces a esas horas.

—No confundir los sobres húmedos con los premios o snacks. Leer siempre lo que contienen, ya que para hacerlos parte de la dieta deben poseer nutrientes esenciales y vitaminas.

Observa si orina bien, la cantidad de veces y el color.

¿Qué pasa con los premios?

Ya sea para recompensar buenas conductas, para generar algunos hábitos o simplemente para regalonear, los premios comestibles se han vuelto cada vez más comunes entre los gatos. ¿Pero qué tanto les favorece a su alimentación?

“Los premios pueden ofrecerse sin problema unas dos veces al día”, nos contó Karen Valenzuela, coordinadora de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de las Américas. “Esto puede ser determinado en la consulta médica, ya sea porque el gato haya vivido un momento reciente de estrés, o simplemente cuando lo estemos regaloneando”, añade.

No hay que sentirse culpable, entonces, si cada cierto tiempo le damos un snack. Lo importante es que estos no “superen el 5% o el 10% de las kilocalorías totales diarias del gato”, nos decía David Rodríguez. Para no perder la cuenta, lo razonable sería dejarlo en máximo uno al día y que ojalá también sean con alto contenido de proteínas animales.

Otro dato muy relevante es que los premios o snacks que se entreguen a los gatos no tengan fructosa ni otros tipos de azúcar, porque los felinos, como decíamos antes, “no tienen los mecanismos enzimáticos y bioquímicos para poder sintetizarla”.

Los minerales con los que también se debe tener cuidado son el magnesio, fósforo, calcio, yodo y sodio. Si hay un exceso de estos componentes, pueden traer complicaciones hepáticas o renales en los gatos. Así que siempre conviene leer bien los ingredientes y la información nutricional del producto antes de que entre a la boca de tu mascota.