Fabiola Orrego es bióloga de la Universidad Católica y hace tiempo que decidió mostrar su amor por las plantas. Al entrar a su departamento cualquiera quedaría sorprendido con la gran cantidad de especies que conserva en perfecto estado, pese a las diversas condiciones climáticas que hay en la Región Metropolitana. Su amiga y colega Romina Urra, quien es agrónoma e ingeniera forestal de la misma casa de estudios, también sigue los mismos pasos.

Al compartir la misma pasión, tienen claro que para tener tus propias plantas solo basta con tener paciencia y dedicación. En este sentido, ambas consideran que el objetivo, además, siempre es sacar el mayor provecho de la naturaleza, es por eso que juntas han decidido revelar una guía paso a paso de cómo tener un huerto en tu casa.

Chile posee una cultura muy apegada a la agricultura, dada sus variadas y buenas condiciones climáticas para el cultivo de distintas especies. Dentro de la agricultura, la huerta se ha convertido en una verdadera extensión del hogar, en la cual conviven plantas con variados usos como el de alimentacion, medicinal, ornamental y artesanal, entre otros.

Es casi imposible no tener un familiar con un jardín de frutales o un ventanal con hierbas. Sin embargo, los jardines han sido reemplazados por pequeños departamentos de orientaciones que nos obligan a calcular con mucho cuidado qué clase de plantas podemos cultivar durante el año. Y, por supuesto, las condiciones climáticas varían fuertemente a lo largo del país, por lo que los desafíos ambientales a los que nos enfrentamos en el norte al cultivar nuestros alimentos, no son los mismos que encontramos hacia el sur. Diferencias como las temperaturas, las lluvias, la humedad y el tipo de suelo cambian a lo largo y ancho de Chile e impactan sobre el tipo de cultivos que podemos manejar con éxito.

¿Qué tengo que tener en cuenta para cultivar una especie?

Lo primero, explica Orrego, es "considerar la cantidad de luz que requiere una especie para su desarrollo. La luz es utilizada por las plantas para obtener energía a través de la fotosíntesis, pero también como señal de crecimiento. Por eso, cada especie necesita una intensidad y tiempo de exposición distinto para desarrollar al máximo la parte que queremos cosechar (raíz, hojas o fruto)".

Por ejemplo, es muy típico que, al cultivar lechugas, cilantro, rúcula o acelga en verano, la mayor intensidad de luz, unida a la sequía, hagan que la planta "se suba" y dé semillas, en vez de seguir generando las hojas que nos interesa cosechar. Es importante, entonces, conocer el requerimiento de luz de cada especie y asociarlo a la parte de la planta que deseamos.

"Algunas de las especies que se benefician de la luz del sol son solanáceas como el tomate y el ají o cucurbitáceas como el zapallo o el melón, mientras que otras especies crecen mejor en condiciones de menor luminosidad, como la rúcula o la espinaca", detalla Urra.

El segundo elemento a tomar en cuenta a la hora de realizar cultivos son las temperaturas. Todas las plantas crecen de forma óptima en un rango de temperatura. "Cuando nos alejamos de dichos límites, el estado de salud de la planta y su desarrollo se pueden ver fuertemente afectados. Por ejemplo, las heladas o eventos de calor extremo pueden causar síntomas de daño, como hojas quemadas, menor crecimiento, marchitez y la pérdida de flores y frutos", dice Orrego.

Para evitar este daño, es esencial conocer la zona en la que vamos a cultivar (ya sea una ventana o un bancal en el jardín) y buscar medidas de protección si vamos a realizar siembra directa o trabajar con cultivos sensibles a los extremos de temperatura. "Una buena alternativa para enfrentar las condiciones de frío es el uso de cobertores plásticos sobre el cultivo, o la aplicación de compost u hojas sobre el suelo, que ayudan a mantener la temperatura. En verano, una de las maneras más sencillas de abordar el calor extremo, es la instalación de una malla raschel sobre las plantas o la aplicación de mulch en el suelo, que permita mantener la humedad y temperatura donde se desarrollan las raíces", recomienda Urra.

Para entender, el mulch es una técnica de acolchado que se utiliza en la agricultura ecológica. Consiste en proporcionar protección al suelo a través de una barrera física que evita, además, que crezcan malas hierbas en nuestra zona de cultivo. La barrera, en la mayoría de los casos, está compuesta por materiales orgánicos e inorgánicos que se ponen sobre la tierra impidiendo el paso de la luz, lo que ayuda a las especies frente a los fuertes cambios de temperatura y la erosión.

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Limonero.[/caption]

Zona norte: ideal para árboles frutales y cucurbitáceas

La zona norte tiene la ventaja de poseer condiciones muy amenas para el cultivo de varias especies. Aquí, predomina un clima árido y semiárido en el que las temperaturas suelen ser altas y la radiación solar más constante, lo que permite temporadas más largas que son particularmente beneficiosas trabajar con plantas frutales.

Fabiola Orrego enseña que en áreas costeras y valles, se pueden plantar frutales de árbol, como distintos tipos de cítrico, olivos, damascos, duraznos, mangos o papayas. Estas especies se ven favorecidas por las temperaturas templadas y buenas condiciones de riego. Normalmente, se pueden adquirir los árboles en viveros y sitios especializados, pero muchas personas también suelen sembrarlas desde semilla con buenos resultados. Un suelo profundo, con riego intermedio y buena disponibilidad de luz favorecen el crecimiento de sus frutos.

Otro grupo que crece muy bien en la zona norte son las cucurbitáceas. En este grupo, menciona Urra, se encuentran los zapallos, sandías, pepinos y melones: "Este tipo de fruta se ve particularmente beneficiada por una buena radiación solar y temperaturas agradables, que están más presentes en la zona norte y centro del país. Especies como estas pueden sembrarse directamente al suelo o desde almácigo. Si no las siembras en un sitio luminoso, ellas se harán cargo de extender su abundante enredadera hasta encontrar luz, por lo que es necesario contar con un buen espacio vertical u horizontal para que logren extenderse".

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Sandía.[/caption]

Las cucurbitáceas toleran condiciones leves de sequía, pero como todo cultivo de frutas, es esencial entregar un buen riego cuando el fruto verde está en crecimiento. Normalmente, sabremos que es tiempo de cosechar nuestra sandía, zapallo o melón, cuando el tallo que sostiene el fruto empieza a secarse.

En zonas de mayor altitud, existen cultivos de origen altiplánico que se dan particularmente bien, como la quinoa o el amaranto. Las semillas de estas especies son altamente nutricionales y pueden ser también utilizada para su cultivo. "Estas plantas suelen medir entre un metro y un metro y medio y son capaces de resistir condiciones de sequía y salinidad. Además, no son exigentes con los nutrientes, por lo que la fertilización no es un requerimiento para cultivarla. A inicios de otoño, dan frutos que se pueden colectar y lavar para su consumo directo. La quinoa y el amaranto son cultivos tan versátiles y resistentes, que se cultivan en regiones tan lejanas como Arica y Parinacota, O'Higgins y Araucanía", revela la bióloga.

Con respecto a los cultivos más pequeños que podríamos instalar tanto en nuestro jardín como departamento, están los tomates, ajíes, lechugas, acelgas, pimentón, ajo y varias hierbas comestibles y medicinales, como el orégano, tomillo, romero, menta o manzanilla.

La agrónoma explica que "para conseguir una cosecha de estas plantas, puedes realizar el cultivo en el suelo o en una maceta que tenga al menos 15 centímetros de profundidad. Algunas especies como el tomate, la lechuga o ají se pueden trasplantar desde almácigo, pero en el caso de varias hierbas como el cilantro, el perejil o el ciboulette, es más recomendable sembrarlas en maceta o jardín, e ir cortando progresivamente las ramas a medida que las usamos. Importante es mantener el sustrato húmedo, pues la sequía induce la floración de estas especies".

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Nísperos.[/caption]

Zona central: olvídese de tener mangos y papayas, pero apueste por frutos y hojas verdes

La zona central concentra muy buenas condiciones para el cultivo de distintas especies, pues el rango de temperaturas durante el año es amplio, y las cualidades nutricionales del suelo son muy aptas para el crecimiento de diversas plantas. De hecho, el cultivo de frutales se concentra en las regiones del centro-sur el país, a pesar de que en los últimos años se ha desplazado hacia el sur a causa de la sequía agrícola.

Dado que en la zona central predomina un clima mediterráneo, con inviernos fríos y veranos con altas temperaturas, debemos ser capaces de controlar el efecto de las heladas de invierno y el calor excesivo del verano, podremos tener cultivos a lo largo del año.

"En primavera y verano, podemos cultivar muchos de los frutos que están presentes en el norte del país; sin embargo, las temperaturas extremas hacen más complejo el cultivo de frutales de árbol como el mango o la papaya, por lo que es mejor concentrar el esfuerzo en otras especies frutales que se dan muy bien en esta zona, como los cítricos, vides, nísperos, perales o ciruelos", cuenta Orrego.

Si no tienes espacio para cultivar árboles, acota Urra: "La frutilla es una excelente opción de cultivo que da una gran cantidad de frutos durante todo el verano. Dado que la frutilla se reproduce por estolones, una especie de tallo rastrero que en contacto con el suelo genera raíces, y permite que aparezcan nuevos clones de frutilla".

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Frutillas.[/caption]

Ambas expertas coinciden en que la mejor opción para tener esta planta en nuestro hogar es adquirir un almácigo e instalarlo en un macetero largo o en el jardín. Otra buena opción es tomar un tubo de PVC grande o una serie de botellas de plástico, llenarlas con suelo y hacerle orificios para introducir las plantas de frutilla. Las plantas rápidamente ocuparan el espacio exterior, generando un bello tubo verde con frutos colgantes.

El "suelo", que comentan, se hace con ¾ de compost y ¼ de perlita o vermiculita. Todo tiene que ir mezclado y son estos últimos materiales los que hacen que la tierra no se compacte, ya que si el suelo llegase a compactarse, las raíces no se desarrollarán.

Comprar una pequeña bolsa de compost, en la feria, cuesta unos $500. No obstante, también puedes hacerlo tú mismo con un tarro de pintura o un hoyo directo en la tierra; a estos espacios se les agrega materia orgánica como cáscaras, hojas y otros residuos, a los cuales hay que añadirles papeles, cartones y ramas para evitar el mal olor (durante el proceso de descomposición) en un pequeño departamento, por ejemplo.

Volviendo a las plantas ideales para la zona central, en verano e invierno las verduras y hortalizas, como la cebolla, cebollín, ajo o puerro se dan muy bien, pero siempre procurando tener una maceta o bancal de ojalá más de 15 centímetros de profundidad, pues el órgano del que nos alimentamos debe crecer bajo tierra.

En la zona central también se dan bien cultivos de hoja, como la espinaca, la acelga o la rúcula, que se benefician de los suelos ricos en nutrientes y las condiciones de temperatura no extremas. Estas especies se pueden cultivar durante todo el año, pero es importante tener atención a las temperaturas durante el verano porque el calor puede causar que se adelante la floración y dejen de invertir su energía en el desarrollo de las hojas, de las que nos alimentamos.

Para prevenir que eso ocurra, Orrego instruye que "una buena opción es colocar los cultivos de hoja en un sitio que no tenga exposición directa al sol o colocar una malla para evitar su influencia en la planta. Las hortalizas de hoja son muy versátiles, ya que las podemos cultivar tanto en suelo como en macetas. Además, verduras como los distintos tipos de legumbres, la lechuga, zapallos, berenjenas y zapallos son típicos de la época estival y crecen muy bien en la zona central debido a que requieren varias horas de luz al día y temperaturas mayores a 15-20 grados para germinar, y crecer de forma óptima".

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Acelgas.[/caption]

Zona sur: hojas verdes, betarragas y frutos

En la zona sur es posible apreciar que disminuyen gradualmente las temperaturas y también las horas de luz durante el día, pero esto no es una limitante a la hora de cultivar alimentos en el hogar. Acá las heladas se hacen más presentes y el cultivo de muchos de los frutales típicos de la zona centro norte ya no es practicable. Las bajas temperaturas afectan el crecimiento de las raíces y, por sobre todo, pueden causar la pérdida de la flores, que dan origen a los frutos.

Aún así, existen decenas de cultivos que podemos replicar en nuestras casas, comenta Urra, "como el de hojas verdes (lechuga, acelga, espinaca, kale), cuyas semillas podemos sembrar directamente sobre el suelo, con riegos que mantengan el sustrato húmedo pero no encharcado".

Otras verduras que se dan bien en esta zona son las zanahorias y rabanitos, que se siembran desde semilla directo al suelo, el que debe ser liviano y con riego constante. Importante, en este caso, es poner atención a las posibles plagas que puedan aparecer en condiciones de alta humedad y temperatura. Para hacernos cargo de las más comunes, basta con realizar aplicaciones de soluciones diluidas de jabón potásico o vinagre y hacer control manual de manera temprana.

"Otras verduras como apio, betarraga, brócoli y coliflor también se dan bien en esta zona, pues son capaces de germinar a temperaturas un poco más bajas y necesitan de alta humedad para crecer bien. Para cultivarlas, puede generar almácigos desde la semilla, seleccionar a las mejores plantas y una vez alcancen más de 15 centímetros, trasplantar al suelo", dice Orrego. El brócoli y coliflor crecerá a ras de suelo hasta que empiece a generar sus flores, que son la parte de la planta que consumimos.

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Brócoli.[/caption]

La ingeniera Urra, hace un llamado clave: "No se asuste, normalmente la cosecha suele ser de menor tamaño que la que compramos en la feria, pero si cuidamos bien la planta y evitamos pesticidas, podemos consumir las hojas, tallo y flores. Para cosechar el brócoli y coliflor basta con cortar la cabeza con un cuchillo de sierra afilado. No espere mucho; de otro modo, las flores se abrirán y empezarán el proceso de hacer semillas".

El cultivo de frutos en la zona sur es similar al de la zona central, con especies que ven favorecido su crecimiento en estas condiciones, como la frutilla, frambuesa o zarzaparrilla, que pueden producir frutos en zonas con menos horas de luz y menores temperaturas, las que favorecen su floración y posterior desarrollo de frutos.

"Estas especies crecen en forma de enredadera, por lo que necesitarán un buen espacio para extenderse y algunas guías para afirmarse en su sitio. Necesitan suelos profundos, húmedos y con buen drenaje, por lo que es mejor cultivarlos en el jardín y no en maceta. Es importante protegerlas de las heladas en época de formación de flores y frutos, ya que las heladas y las temperaturas bajas afectan su crecimiento. Estas plantas generan sus frutos en verano, proceso que se puede extender a inicio de otoño", detalla Fabiola Orrego.

La construcción de un pequeño invernadero o protecciones caseras contra las heladas pueden ampliar las posibilidades para cultivar sin problemas especies que suelen crecer más hacia el norte del país. Si no existe mucho presupuesto, la mejor opción es colocar la mitad superior de una botella sobre el macetero o cultivo. Otra alternativa más elaborada es crear un pequeño armazón de alambres, PVC o madera, y cubrirlo de plástico transparente. Este invernadero portable se puede instalar sobre pequeñas plantas o cultivos sensibles al frío.

Opciones más elaboradas para cultivar una gran cantidad de especies en áreas donde la temperatura alcanza mínimas no compatibles con el crecimiento de los cultivos es armar un invernadero a gran escala. Este se puede construir con un esqueleto de madera, hierro o plástico con un cimiento fuerte y paredes de plástico o planchas de zinc transparente para no impedir el paso de la luz.

Romina Urra cuenta que "si tienes un jardín o espacio para plantar árboles, puedes aprovechar la gran cantidad de especies nativas y exóticas que crecen en el sur de Chile que poseen propiedades medicinales. Al respecto, a hierbas más típicas como la menta y la ruda se suman árboles de gran valor culinario como el maqui (típico de la zona centro-sur), el matico, el laurel y el canelo. Estas especies crecen perfecto en suelos profundos, con buenas condiciones de riego. Sin embargo, no toleran bien las altas temperaturas ni la radiación directa, por lo que es mejor plantarlos en áreas sombrías del patio.

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Ilustración: César Mejías.[/caption]

¿Por qué tener una huerta?

Antes de terminar, es importante mencionar que si bien el desarrollo de las plantas en una huerta siempre estará sujeto a condiciones climáticas, al ser un sistema de pequeña escala, en espacios acotados y fáciles de manejar, comparado a cultivos extensivos.

La huerta es un sistema vivo que posee una gran flexibilidad en tamaño, permitiendo sembrar en macetas, cajones o en el patio, diversidad de plantas (para alimento, ornamentales, medicinales), tamaños (al mezclar hortalizas, arbustos e incluso árboles) y formas de manejo.

Este lugar donde se cultivan las especies es un espacio que por años ha sido familiar y, por lo tanto, las plantas que se cultivan en cada zona dependen en gran manera de algo más que el clima. Factores tan sencillos como su aspecto, su sabor o la nostalgia que nos causan son de hecho tan importantes como el clima en la decisión de cultivar una planta. En la actualidad, con técnicas a pequeña escala para enfrentar la temperatura y el riego, podemos ver las especies que hemos visto en sectores que jamás hubiésemos pensado.

En fin, la huerta es un elemento que proviene de la agricultura tradicional, y un ejemplo de cómo los humanos buscamos tener un espacio cotidiano para conectarnos con lo natural. Como todo sistema doméstico, este espacio cambia con cada familia y hogar.

Sobre la autora:

Periodista.