El descenso de la ley del cobre es una tendencia constante tanto en Chile como a nivel global, y en BHP buscan cómo revertir, e incluso conseguir incrementar sus actuales niveles de producción en el país, con una serie de medidas de corto, mediano y largo plazo.

La máxima plana ejecutiva de la minera anglo australiana está visitando sus operaciones en el país. Encabezada por el CEO global de la compañía, Mike Henry, y acompañado por Brandon Craig, presidente de BHP Americas -unidad basada en Chile-, la comitiva está compuesta por el presidente de Escondida, Alejandro Tapia; el presidente de Pampa Norte, Cristián Sandoval; el vicepresidente de Proyectos, Pedro Correa; y el vicepresidente de Asuntos Corporativos, René Muga.

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En su presentación a los inversionistas internacionales que acompañan la visita a Chile, BHP ha enfatizado en los continuos retrasos que están experimentando los proyectos nuevos, conocidos como greenfield, por lo que la estrategia en Chile sería acorde con poner foco en incrementar las capacidades de las operaciones actualmente existentes. Así, los denominados proyectos brownfield toman mayor protagonismo, pues las demoras de los proyectos nuevos “ponen de manifiesto los riesgos para la entrega de los volúmenes previstos”, ha señalado.

En los documentos publicados por la firma y que han acompañado los recorridos con los inversionistas, se subraya que “gran parte de las prospecciones nuevas siguen retrasándose, e incluso las que se aprueban tardan 17 años desde su descubrimiento hasta la primera producción”.

Por ello, el conjunto de medidas contempladas por BHP en Chile considera un plan de inversiones para los próximos años de entre US$10.100 millones y US$13.700 millones. Estos montos se distribuyen en una serie de iniciativas, principalmente enfocadas en hacer más eficientes las operaciones en Escondida. Todo, en el marco de los esfuerzos de la compañía para compensar las disminuciones en la ley del mineral del mayor yacimiento de cobre del mundo, que cuenta con la mayor base de recursos de cobre, por 26 billones de toneladas, pero que con el paso del tiempo serán cada vez más difíciles de obtener. De hecho, a partir de 2027, el grado de pureza del cobre en Escondida caería de los actuales 0,53%.

Los estudios para aumentar la vida útil de la actual concentradora de Escondida comenzarían desde mediados de 2025 hasta la primera parte de 2026. La decisión final de inversión tomaría el resto del año 2026. Luego, la ejecución comenzaría en 2027 y tardaría cerca de tres años. Es decir, hasta finales de 2029. El rango de operación para dicho plan llegaría hasta finales de 2031. Con ello, la extensión de la vida útil de la actual concentradora agregaría entre uno a tres años adicionales de operación, agregando entre 130 mil y 145 mil toneladas de cobre en producción anual.

El capital requerido para desarrollar la extensión de la vida útil de Los Colorados sería de entre US$200 millones y US$300 millones.

Escondida también cuenta con una concentradora ubicada en la zona denominada Laguna Seca. Los estudios para extender dicha operación empezarían a mediados del próximo año y se extenderían hasta inicios de 2028. La decisión final de inversión duraría cerca de un año, con lo cual la ejecución del proyecto partiría a inicios de 2029, y tardaría hasta fines de 2030. A comienzos de 2031 comenzaría el rango de implementación y al año siguiente el ramp up, y el objetivo de la primera producción. Dicha etapa podría tardar cerca de un año.

El capital requerido para desarrollar la expansión de las actuales instalaciones iría entre US$2.000 y US$2.600 millones. En términos productivos, agregaría entre 50 mil y 70 mil toneladas de cobre por año.

Construir una nueva concentradora para las operaciones de BHP en la mina de cobre más grande del mundo demandaría gran parte de la inversiones previstas por la compañía en el país. Para ello prevé destinar inversiones entre US$4.400 millones y US$5.900 millones. El volumen de inversión es acorde al aumento previsto para la producción: la planta agregaría entre 220 mil a 260 mil toneladas de cobre al año.

La nueva planta clave para la producción de cobre comenzaría sus estudios en plazos similares a los de la expansión de Laguna Seca. Es decir, a mediados de 2025, y demorarían unos tres años. La decisión final de inversión luego tardaría cerca de 12 meses, pero el período de ejecución se extiende hasta mediados de 2031. Con ello, el rango de ejecución se podría alargar hasta fines de 2032, mientras que el ramp up comenzaría recién en 2033.

Sin embargo, dicha parte del plan también contempla una posible demolición de Los Colorados, para permitir acceso a zonas del rajo de Escondida actualmente paralizadas y desbloquear mineral de alta ley que se encuentra debajo de la actual planta concentradora. En su presentación ante inversionistas, se detalla que la zona comprende una superficie de 200 hectáreas y más de 100 edificios. Incluso, cifran el volumen de la infraestructura en 140.000 m³ de hormigón armado y unos 30.000 toneladas de acero estructural.

Demoler Los Colorados tendría así efecto contrapuestos. Mientras que permitiría ampliar el rajo hacia zonas donde la ley del mineral permite obtener mayores niveles de producción, también aumenta el costo de capital de la operación.

De hecho, el capital estimado para dicha fase de la estrategia ronda entre US$400 mil y US$700 mil. Por ello, la demolición no cuenta con una estimación clara de los plazos. El calendario se fijaría una vez finalizada la ampliación de la vida útil de la mina. Con todo, la decisión final de inversión para la demolición se proyecta entre 2028 y 2029, pero no hay estimaciones para la primera producción ni cuánta capacidad permitirá agregar a la misma.

Una parte clave de la estrategia de BHP para incrementar la eficiencia en sus operaciones pasa por la utilización de una tecnología de lixiviación patentada para el tratamiento de minerales de sulfuros ya agotados. Es decir, de los ripios. Esto permitiría convertir el mineral lixiviado en material utilizable.

Los estudios para implementar la tecnología comenzarían a mediados de 2025 y se extenderían hasta inicios de 2028. Entremedio, el proceso para obtener los permisos asociados a la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) se desarrollarían durante el año 2026.

La decisión final de inversión para esta fase de la estrategia tomaría unos nueve meses, pero terminaría recién a finales de 2028. La ejecución, en tanto, tardaría otros dos años. Con ello, recién la primera producción estaría entre 2030 y 2032. Con todo, dicha tecnología permitiría aumentar la producción entre 35 mil y 55 mil toneladas de cobre.

La inversión demandada sería de entre US$900 millones y US$1.300 millones.

Los planes de la minera angloaustraliana también consideran incrementar la producción de la división Pampa Norte, compuesta por Spence y Cerro Colorado. Este último yacimiento se encuentra en cierre de faenas desde noviembre del año pasado. Sin embargo, se considera una potencial reapertura.

Aunque será un proyecto de largo aliento. Entre 2025 y 2028 se desarrollarán los estudios necesarios, y en paralelo, el estudio de impacto ambiental tomará al menos tres años. Este concluiría recién a inicios de 2028 mientras se desarrollan todas las actividades de mantenimiento involucradas en el proceso de cierre de la mina. Luego en 2029 la compañía desarrollará durante 12 meses el periodo para la decisión final de inversión.

Con todo, la reapertura de Cerro Colorado agregaría entre 85 mil y 100 mil toneladas de cobre anuales a la producción de Pampa Norte. Ello supera por lejos las otras dos iniciativas para la división: la primera involucra una nueva tecnología de lixiviación patentada por BHP en Spence, Full Sal2, y la segunda, dos opciones de crecimiento en la concentradora de Spence. Ambas sumarían entre 30 a 40 mil toneladas, y 10 a 15 mil toneladas, respectivamente.