Bonos anticipan un IPC lejano a la meta del ministro de economía argentino
Las tasas implícitas en los contratos a futuro del peso argentino se mantienen adormecidas desde hace ya meses. Los plazos de junio en adelante reflejan una tasa implícita cercana al 85%, muy inferior a la del 100% que mostraban en septiembre, en los inicios de la “era Massa”. El mercado parece con esto haber mantenido su veredicto de que no habrá salto en el tipo de cambio oficial, al menos, hasta las elecciones de octubre.
El mercado de Argentina habla a través de sus precios: los traders le creen al ministro de Economía, Sergio Massa, cuando dice que no devaluará el peso oficial, pero desconfían de su promesa de bajar la inflación en abril.
Las tasas implícitas en los contratos a futuro del peso argentino se mantienen adormecidas desde hace ya meses. Los plazos de junio en adelante reflejan una tasa implícita cercana al 85%, muy inferior a la del 100% que mostraban en septiembre, en los inicios de la “era Massa”. El mercado parece con esto haber mantenido su veredicto de que no habrá salto en el tipo de cambio oficial, al menos, hasta las elecciones de octubre.
¿Piso del 6% en inflación?
La expectativa sobre la inflación es diferente. A fin de año, Massa anunció que su objetivo era que el índice de precios al consumidor (IPC) empezara con un “3″ a partir de abril. Pero las tasas a las que se están negociando hoy las letras de deuda en pesos de Argentina parecen indicar que la inflación esperada por los inversores será, por lo menos hasta entonces, superior al 6% mensual.
La inflación implícita entre los títulos en pesos tasa fija (Ledes) y los vinculados a inflación (Lecer) subió en la última semana y se ubicó en 7,6% para febrero, 6,2% para marzo y 6,4% en abril, según los cálculos que hizo el economista jefe de Banco Galicia, Diego Chameides, con los precios operados en el mercado.
“Podemos asociar esta corrección al aumento repentino que mostró la carne, que pondera en un 9% en el índice de precios que mide el Indec”, dice Chameides. La carne se encareció 30% en enero en Argentina: si el impacto en las góndolas fuera pleno, esta sola alza aportaría 3 puntos porcentuales al IPC del mes.
Los precios de los bonos no solo exponen las conclusiones de los inversores sobre la devaluación y la inflación. También reflejan el temor que se profundiza y se dispersa en las mesas respecto de la capacidad de pago del Gobierno sobre su deuda en pesos.
La divergencia entre los rendimientos de los bonos vinculados al dólar lo dice todo: los emitidos por el Tesoro, que vencen en abril o julio, rinden más de 3%; mientras que los corporativos para plazos similares reflejan tasas negativas, como los de Vista (-6%), Central Térmica Barragán (-3%), Molinos Agro (-2,5%) o San Miguel (-0,5%). La principal diferencia que en el mercado reconocen entre ambas especies es la calidad del emisor: su solvencia o su voluntad de pago.
US$241 millones es la cantidad de dinero que gastó el banco central en apenas cinco días hábiles de febrero para sostener el tipo de cambio oficial, según estimaciones de PR Corredores de Cambio. La cifra supera todo lo que perdió en enero.
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