La cuprífera estatal Codelco ingresó a trámite ambiental un plan de obras complementarias y ajustes operacionales de US$720 millones que considera modificar su proyecto original Mina Chuquicamata Subterránea, incluido dentro de su cartera de proyectos denominados estructurales. El objetivo de la iniciativa es alcanzar el régimen productivo aprobado de extracción de 140 mil toneladas por día.

Pese a ser inaugurada en agosto de 2019, Chuqui Subterránea ha debido enfrentar una serie de inconvenientes que ha postergado su objetivo original de operar a su máxima capacidad en 2026. Además, ha tenido un fuerte incremento en su costo. La inversión prevista ahora es de US$6.200 millones, lo que implica un sobrecosto del 53% debido al impacto de la pandemia y las dificultades en la mina, según comunicó el presidente de Codelco, Máximo Pacheco, este lunes en una comisión investigadora de la Cámara de Diputados.

Chuqui Subterránea es quizás el más emblemático de los cuatro proyectos llamados estructurales de Codelco, dado que busca extender la vida útil de este yacimiento por 40 años, aprovechando los recursos que están bajo el rajo más grande del mundo, el que ha sido explotado durante 109 años. La mina cuenta con reservas por 1.028 millones de toneladas de mineral de cobre, con una ley del 0,82% y su meta es producir 320 mil toneladas de cobre fino al año.

La obra subterránea tendrá tres niveles de profundidad, con un total de más de 898 metros desde el fondo del rajo actual y más de dos kilómetros desde la superficie.

A septiembre del 2023, la compañía informó que la primera etapa de infraestructura de continuidad de su nivel 1 tenía un avance del 43,2%. Paralelamente se estaba avanzando en el proceso previo al diseño minero para definir la continuidad de la explotación del nivel 1 y se había acabado con la definición de los diseños mineros del nivel 2.

Para el 2024, la estatal considera extraer en torno a las 58 mil toneladas por día, un 41% de su capacidad de diseño.

Según el informe del proyecto entregado al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), Chuqui Subterránea actualmente “se encuentra en su fase de operación, que considera la extracción de mineral, el desarrollo y habilitación de macrobloques, así como también la habilitación de infraestructura del siguiente nivel de producción”, es decir se trabaja simultáneamente en la extracción y el desarrollo de la infraestructura.

“Se debe tener en cuenta que, debido a las características del método de explotación subterráneo, existirá una permanente necesidad de habilitar de forma paulatina los posteriores niveles de explotación de la mina, por lo cual se continuará con actividades de construcción”, explicó la compañía en la presentación de su proyecto original.

Pero en esta labor simultánea se han detectado problemas técnicos que han dificultado el avance: “En la medida que se ha ido desarrollando la ingeniería para la habilitación de los siguientes macrobloques, se ha evidenciado que la geomecánica de la roca no es homogénea, por lo que se ha debido estudiar nuevas alternativas para continuar con el desarrollo de la mina subterránea”.

En su presentación del lunes, Pacheco también comentó sobre las dificultades para el desarrollo de minería subterránea en el norte, que residen en la falta de personal calificado, y apuntó a que el mayor desafío de Chuqui Subterránea “es el ramp-up, el aumento de su producción gradual y sostenido para lograr el régimen sostenido de 140 mil toneladas de extracción”.

Dadas estas dificultades, Chuquicamata produjo sólo 248 mil toneladas de cobre fino en 2023 -entre lo que aún saca del rajo más lo subterráneo-, evidenciando una caída progresiva de su producción desde el 2020, cuando entregó 401 mil toneladas.