Claudio Irigoyen, de Bank of America: “Todavía no sabemos qué es esta caja negra que es la Asamblea Constituyente y qué tipo de Constitución terminará teniendo Chile”
El economista y estratega para América Latina de la entidad valora la labor desarrollada por el Banco Central, pero no así la respuesta del gobierno al shock del coronavirus, destacando que había espacio para endeudarse en moneda local para obtener más recursos. Además cree que el mercado no ha internalizado aún el riesgo político, lo que puede provocar algunas correcciones en el valor de las acciones.
Dos cajas de pandora se abrieron en Chile en el marco de un incremento de las demandas sociales y de la crisis del coronavirus, de acuerdo a Claudio Irigoyen, economista y estratega para América Latina de Bank of America. Una de ellas es la de los retiros de los fondos de pensiones y la otra el cambio Constitucional.
Respecto a este último proceso, que se cruzará prontamente con la elección presidencial, se configura un riesgoso escenario político, lo que a juicio de Irigoyen no ha sido adecuadamente incorporado en el mercado, por lo que no descarta que pueda haber una corrección a la baja a medida que nos acerquemos a los comicios.
¿Cómo evalúa la situación económica de Chile en el marco de la reactivación postpandémica y los cambios políticos que atraviesa?
-Está recuperándose bastante rápido de la pandemia. La economía está mostrando recuperación más o menos en línea con lo que estamos viendo en el resto de la región. Pero, por otra lado, hay un deterioro fuerte en la dinámica política y social, relativa a cómo el sector político está respondiendo a las demandas sociales, lo que también vemos en el resto de la región.
Hay más polarización en las dinámicas electorales. Lo vimos en Perú, lo veremos dentro de un año en Brasil con una polarización marcada entre Lula Da Silva y Jair Bolsonaro. Además de aquello hay un vuelvo hacia posiciones más de izquierda en toda la región y en Chile en particular.
En adición a eso, todavía no sabemos qué es esta caja negra que es la Asamblea Constituyente y qué tipo de constitución va a terminar teniendo Chile. También vemos con cierta preocupación propuestas que están dando vuelta en el congreso para dejar a la gente que siga sacando sus ahorros de los fondos de pensión, incluso con propuestas de retiro de 100%, propuestas que también están asociados a más gasto social, menos impuestos en el IVA... Todas estas propuestas de alguna manera u otra terminan deteriorando la situación fiscal aún más.
Originalmente la situación fiscal era muy holgada, sobre todo comparada con otros países de la región, pero se ha deteriorado y si uno mira al futuro esperaría que se siga deteriorando.
Eso más el potencial impacto a nivel de instituciones que pueda tener la constitución y el resultado electoral puede ser un viento de frente para la economía chilena, a pesar de que las tasas de interés en el resto del mundo, sobre todo en EEUU, y lo precios de los commodities, sobre todo los metales, claramente hasta ahora han sido un viento de cola.
Frente a ese panorama, me parece que los mercados no están prestando suficiente atención a los riesgos políticos y se están concentrando demasiado en las buenas noticias de que la economía se está recuperando, entonces puede haber una corrección en los precios de los activos a medida que nos acerquemos hacia las elecciones.
¿Cuáles son en detalles los riesgos que a su parecer se enfrentan en la arena política?
-Hay demandas sociales que se han exacerbado con la pandemia, que no son propiedad exclusiva de Chile. Lo vemos en el resto de la región y cuánto eco se dé a esas demandas sociales y qué tipo de importancia relativa se le dé, puede tener impacto en las decisiones de inversión de las empresas. Eso será financiado con más impuestos corporativos o si esas demandas sociales van a ser incorporadas en la Constitución, generándose una percepción de que habrá un deterioro fiscal significativo e implica que Chile se terminará endeudando -quizá en moneda extranjera- para poder financiar estas demandas sociales.
De ser así, eso cambiará la percepción de los riesgos asociados a invertir en Chile y el país terminará pagando un costo de financiamiento más alto. Eso tendrá impacto en la inversión y eventualmente en el crecimiento. Entonces, en lugar de focalizarse en cómo hacer que Chile crezca más, me parece que hay mucho más foco en cómo hacer para distribuir la torta de manera diferente y, en general, cuando uno se focaliza en eso termina achicando la torta. Ese creo que es el principal costo.
Muchos analistas celebran que parte del descontento que se expresó en Chile se haya canalizado por una vía institucional y democrática. ¿No comparte esa visión?
-Ahí abrieron una caja de pandora difícil de cerrar, el problema de los cambios constitucionales es que pueden introducir buenos cambios y también un montón de malos cambios.
Chile no tenían absolutamente ninguna necesidad de dejar que la gente saque su plata de los fondos de pensiones. Ese es un problema a futuro, porque la gente se va a gastar esa plata y después cuando sea edad jubilatoria, no van a tener dinero para financiar su jubilación. Le van a ir a pedir recursos al Estado y este va a tener que hacer algo al respecto.
Se están comprando un problema a futuro. Es una decisión muy miope que puede terminar destruyendo al mercado de capitales de Chile, el cual fundamentalmente existe por los fondos de pensiones.
Si bien es cierto que había demandas sociales que tenían que ser atendidas, no necesariamente la forma en la que se decidió atenderlas fue la más eficiente de todas. No había necesidad de abrir una caja de pandora y cambiar la Constitución, no había necesidad de abrir una caja de pandora y dejar que la gente saque la plata de los fondos de pensiones, se podría haber manejado todo muchísimo mejor.
Quizá la administración actual y las anteriores no atendieron esas demandas sociales y la cosa terminó como terminó. No hay que olvidar que todo esto empezó con un aumento del 5% en el precio del Metro y de ahí por un mal manejo del descontento social terminó en las protestas y en un cambio constitucional.
Me preocupa mucho estas cajas de pandora que se abrieron, cómo se van a utilizar esos grados de libertad.
¿Qué tan severo es el riesgo que advierten para el mercado de capitales chilenos en el marco de la discusión de nuevos retiros de fondos de la AFP?
-Lo que básicamente se está forzando, cuando tienes un sistema de fondo de pensiones es que la gente ahorre y ahorre en el mercado de capitales doméstico. Si dejas que la gente saque ese dinero probablemente se lo gaste, lo cual implica que la economía a en el corto plazo le va a ir mejor, porque estás metiendo más recursos en la economía, pero a costa de crecimiento futuro.
Por otro lado, al ser el mercado de capitales muy profundo, eso hace que las empresas puedan financiarse a largo plazo y en moneda indexada en UF, pero sobre todo en moneda local, cuando la inflación ha sido históricamente baja en los últimos años en Chile. Si matas todo ese mecanismo de financiamiento, las empresas se van a tener que financiar o ha muchísimo más corto plazo o en el exterior, tomando riesgo de moneda extranjera o con un costo adicional de hedge.
Matar el mercado de capitales le quita financiamiento de largo plazo al sector privado y no está claro a cambio de qué. A cambio de, quizá, un poco más de crecimiento en el corto plazo, pero me parece que los costos de matar los mercados de capitales supera los beneficios y tiene más un tinte populista que otra cosa.
¿En qué piensa cuando señala que el descontento social se podría haber manejado mucho mejor?
-Lo que tendrían que haber hecho es haber usado más deuda para financiar el exceso de gasto que tenían que tener ahora para atender a las necesidades de la pandemia. Si el gobierno tenía capacidad de financiarse en moneda local a tasas muy bajas, a diferencia de Argentina, Ecuador o países que han perdido acceso al financiamiento externo.
Creo que no era necesario destruir una institución o empezar a destruir una institución tan importante como el sistema de capitalización privada de los fondos de pensiones, simplemente para financiar una pandemia.
Había formas más eficientes de hacerlo. Simplemente emitían deuda y financiaban el shock negativo de la pandemia, con distintos esquemas de subsidios, como han hecho todos los países desarrollados. Nadie está diciendo que no tendrían que haber hecho nada, simplemente que la forma de financiar la pandemia podría haber sido más eficiente porque Chile tenía todos los mecanismos para hacerlo.
Hay que comprender que cuando tienes un shock negativo básicamente tienes que traer recursos del futuro al presente, por eso ten endeudas, pero el gobierno tenía forma de hacerlo a tasas relativamente bajas y tenía formas de asignar de forma más eficiente a quién ayudar. Cuando dejen que la gente saque la plata de los fondos de pensiones, pierden control de la tasa de ahorro de la economía, porque empiezan a destruir un esquema que ha sido bastante eficiente para canalizar el ahorro y financiar la inversión privada.
¿Tiene una mirada crítica también a la labor del Banco Central?
-El Banco Central ha hecho un muy buen trabajo durante los últimos años, las diferentes administraciones. A fin de año habrá un cambio de gobernador y sería importante ver quién es el próximo y qué orientación económica tiene, porque justo hay un cambio político con las elecciones.
El Banco Central está haciendo un gran trabajo. El mercado espera que siga subiendo las tasas, aproximadamente otros 200 puntos básicos más y las expectativas de inflación se mantienen bastante bien ancladas, es decir, no vemos un problema muy grande de inflación para Chile en particular.
¿Cómo ve a la región en general en términos de sus perspectivas de crecimiento en la era postpandémica?
-Por un lado, América Latina ya traía problemas de crecimiento tendencial, antes de la pandemia. Ya venía cayendo el crecimiento potencial de la región en todos los países, algunos estaban mejor que otros, los países andinos estaban mejor que el resto, que Brasil, México, Argentina, pero todos venían cayendo.
Después viene el Covid, luego este año tuvimos una recuperación fuerte, pero es solo una recuperación del shock de la pandemia y el año que viene se espera que haya todavía una continuación de la recuperación, por lo que recién el 2023 va a ser el año del test para la región respecto a si puede alcanzar una dinámica de crecimiento potencial un poco más alta de la que tenía antes del Covid.
Los precios de los commodities, por supuesto ayudan, pero hay que ver cuánto de la dinámica de precios es transitoria o permanente. Eso por el lado positivo, porque por el lado negativo estamos teniendo gobiernos más populistas, más radicales y con tendencias a gastarse lo que se consiga con los precios más altos de los commodities.
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