Columna de Juan Ignacio Eyzaguirre: “El descaro tiene patas cortas”

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"Cuidado con el descaro de seguir alagando a victimarios y desestimando a las víctimas en zonas que el Estado ha dejado de cumplir su deber. Cuidado con el descaro de presentar como expertos constitucionales a activistas que fracasaron en su intento como constituyentes".



Lucha contra la Impunidad (Fight Impunity) se llama la ONG creada por Pier Antonio Panzeri, ex parlamentario europeo, acusado de corrupción, lavado de dinero y pertenecer a una red criminal dedicada al tráfico de influencias con fondos provenientes de Qatar y otros países.

Panzeri, apresado hace unos días, cayó a manos de una extensa redada policial la que involucró a otros de sus colegas de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, entre ellos a Eva Kaili, ex vicepresidenta del parlamento europeo.

Tras 15 años como parlamentario, este italiano creo la ONG de rimbombante nombre junto al marido de Kaili con la loable misión de defender los derechos humanos, enfocada principalmente en países árabes, organizando seminarios y publicando reportes, con un respetable directorio, haciéndose de una legitimidad en temas peliagudos que afectan la relación de Bruselas con el acaudalado mundo árabe.

La batida policial se ha hecho de millonarios maletines con efectivo, grabaciones de Panzeri con su mujer urgiendo la creación de cuentas corrientes para esconder los fondos y comentando sus vacaciones de 100.000 euros pagadas por Qatar.

En otro lado del mundo, una celda húmeda en Bahamas cobija a Sam Bankman-Fried (SBF), otrora brillante billonario veinteañero y un icono de la revolución cripto, esperando su juicio de extradición a Estados Unidos por delitos de fraude, lavado de dinero y violaciones a la ley de donaciones de campañas políticas.

La fortuna y reputación de SBF se esfumaron con la quiebra de FTX, una de las principales plataforma de criptomonedas, la cual canalizaba depósitos de sus clientes para comprar múltiples mansiones en Bahamas y otros excéntricos gastos, y financiaba su fondo de inversión cripto, Alameda Research, manejado por su pareja, dilapidando millones de depósitos de la gente común y corriente que creyó en él. El síndico que tomó el control de la plataforma declaró que ni siquiera Enron se equipara a la escandalosa situación que encontró en FTX.

El auge criptomonedas se cimentó en contrarrestar las malas prácticas del mundo financiero tras la crisis de 2008. SBF era de los voceros de la promesa de descentralizar las finanzas, eliminar intermediarios y empoderar a la gente, llegando incluso a ser tildado “el J.P. Morgan del mundo cripto” al financiar el salvataje de algunas firmas, como el reputado banquero hizo a principios del siglo XX.

Sin embargo, la caída de FTX ha develado a SBF como otro descarado cuyo desorbitante ascenso lo hizo retumbar al caer, llevándose parte del mundo cripto a su paso.

Estos escándalos de corrupción nos recuerdan que el descaro tiene patitas cortas.

En ambos desfalcos, un aura de legitimidad cubrió por un tiempo el descaro de estos personajes. Un fenómeno recurrente, plasmado también en el descalabro de la Municipalidad de Vitacura, el que guarda visos con la actitud de ciertos personeros nacionales desde la revuelta de octubre de 2019.

Cuidado con el descaro de pretender rechazar el TPP11 cuando Chile lo necesita o ilusionarse con imponer al mundo condiciones comerciales en base a nuestro cobre. Con el descaro de recurrir a Carabineros después de denostarlos. Con el descaro de intentar elevar las pensiones actuales en base a un impuesto al trabajo en el albor de una recesión económica. Con el descaro de desdeñar la huida de personas y capitales con una reforma tributaria que les carga la mano, mientras en Noruega este fin de semana se declararon 30 billonarios dejando el país por una política similar. Cuidado con el descaro de seguir alagando a victimarios y desestimando a las víctimas en zonas que el Estado ha dejado de cumplir su deber. Cuidado con el descaro de presentar como expertos constitucionales a activistas que fracasaron en su intento como constituyentes. No lo olviden, el descaro tiene patas cortas y a todos les llega la hora.