Crisis energética genera shock de precios de la energía y golpea a la economía mundial...Chile no queda ajeno
En China hay cortes de energía, precios récord en Europa, escasez en Reino Unido y el paso de huracanes en Estados Unidos son muestra del momento que vive el sector. En Chile, dentro de dos meses las gasolinas deberían converger en $1.000 en regiones, para luego volver a ceder. La reunión de la OPEP de la próxima semana puede ser determinante para esas proyecciones.
Aunque esta jornada el WTI y el Brent revirtieron levemente la tendencia al alza, a dos días del cierre de septiembre marcan un alza en el mes de 9,11% y 7,59%, con el último llegando a sobrepasar en momentos los US$80 el barril. Son varios los fundamentos sustentan este incremento en el crudo, marco en el cual Goldman Sachs decidió disminuir sus estimaciones de crecimiento para China, citando una crisis energética.
Al menos 17 provincias y regiones, que representan 66% del PIB chino, anunciaron alguna forma de corte de energía en los últimos meses, afectando especialmente a las industrias pesadas, según Bloomberg Intelligence.
Goldman Sachs dijo el martes que el crecimiento económico de este año debe alcanzar 7,8%, por debajo del 8,2% previsto antes, debido a los apagones que obligaron a las industrias pesadas a cortar su producción.
“Cortes de energía en China, precios récord en Europa, escasez de combustible en el Reino Unido: la crisis energética sigue siendo noticia y dado que estos mercados de energía son sensibles al clima y la política, creemos que el impacto económico sigue siendo temporal”, relata el reporte de este martes de Julius Baer.
Pero estos impactos también tendrán su correlato en Chile, de acuerdo al análisis de Jorge Hermann, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile y director Hermann Consultores. “Si el crudo se mantiene en los niveles actuales, entre US$75 y US$80, al igual que el dólar (hoy en $798,25) y si no se aplican nuevas modificaciones al MEPCO, el precio de la gasolina podría converger en $1.000 en los próximos dos meses en regiones”, sostiene.
Aunque en Santiago no llegaría a ese nivel, igualmente tiene espacio para subir, considerando que se anticipan alzas de alrededor de $6 semanales. De esta manera, la gasolina estaría avanzando a los precios más altos desde 2014, aunque esto no alarma a Hermann, quien destaca que en términos reales ya hemos estado sobre los $1.000 y que en el mediano plazo el valor del crudo debería bajar a nivel internacional en torno a los US$65 y US$70 el barril. “Mucho se jugará en la reunión de la OPEP del 4 de octubre”, destaca además el experto.
Razones detrás del alza
Después de todo, son varios los fundamentos sobre los cuales se sustenta el actual incremento del crudo, que en el año acumula un aumento de 56% hasta US$74,74 en el referente estadounidense que utiliza Chile y 53% hasta US$78,52 en el referente europeo.
“La primera es la vigorosa alza del transporte, especialmente ahora que se recupera el tráfico aéreo a medida que se están relajando los permisos de entrada a los distintos países”, según explica Hermann, quien también cita las expectativas de un duro invierno en el hemisferio norte, además de las interrupciones de suministro que generan los huracanes.
De hecho, los huracanes Ida y Nicholas, que azotaron el Golfo de México en agosto y septiembre, ya dañaron plataformas, tuberías y centros de procesamiento, paralizando la mayor parte de la producción en alta mar de EE.UU. durante semanas.
El tercer factor en juego sería el alza de precios del gas natural, que para la entrega en octubre avanzaba este martes un 11%, en lo que califica como el mayor salto diario desde febrero y que lo deja en US$5,706 por millón de unidades térmicas, un nivel no visto desde principios de 2014. Aquí también jugó un rol el huracán Ida, que mermó el 24% de la producción de gas en el golfo de México.
“Esto también incide en el alza del crudo dado que los combustibles en base a petróleo son sustituto del gas natural”, detalla Hermann.
En el caso del fenómeno en China, la crisis energética no responde exclusivamente al alza del petróleo o del gas natural. Según Goldman Sachs “una restricción relativamente nueva, pero cada vez más estricta, para el crecimiento proviene de una mayor presión regulatoria para cumplir con los objetivos ambientales de consumo e intensidad energética”.
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