Disney desecha su plan de construir un complejo de oficinas de US$ 900 millones en Florida y cierra el hotel Star Wars Adventure
La compañía recorta costos, revierte medidas de su anterior director ejecutivo y se enfrenta a Florida. Disney está envuelta en una guerra de palabras y una batalla legal con el gobernador Ron DeSantis, quien el año pasado criticó a la empresa por oponerse públicamente a un proyecto de ley de educación sexual que él había defendido.
Walt Disney Co. ha cancelado dos importantes inversiones en Florida, incluyendo dar marcha atrás en un potencial parque de oficinas de US$ 900 millones, en medio de una disputa de alto perfil con los legisladores estatales y el gobernador Ron DeSantis.
La empresa está deteniendo los planes para un nuevo complejo corporativo en Florida que habría trasladado a más de 2.000 empleados, en su mayoría de su división de parques temáticos, a la comunidad de Lake Nona en Orlando.
Por separado, Disney también cerrará en octubre su experiencia Star Wars: Galactic Starcruiser en Walt Disney World, una de las atracciones más caras de la compañía, en la que los visitantes se sumergen por completo en una aventura temática de Star Wars durante varios días.
Josh D’Amaro, jefe de la división de Parques, Experiencias y Productos de Disney desde 2020, dijo que el proyecto de Lake Nona está muerto. En un correo electrónico al personal el jueves, anunció que ya no se pedirá a los empleados que se trasladen desde el sur de California.
Cientos de empleados de la división ya se han trasladado a Florida, y se les dará la opción de regresar, según personas familiarizadas con el asunto. La cancelación se produce en un momento en que las autoridades locales y turísticas del condado de Orange (Florida) han estado promocionando el proyecto como un importante motor de inversión y crecimiento del empleo.
La iniciativa de Lake Nona, que contemplaba una inversión de capital por parte de Disney de hasta US$ 864 millones, estaba encabezada por el anterior director ejecutivo, Bob Chapek, que fue despedido por la junta directiva en noviembre y sustituido por Robert Iger, que ya había ocupado el cargo de CEO entre 2005 y 2020.
“Aunque algunos estaban entusiasmados con el nuevo campus, sé que esta decisión y las circunstancias que la rodean han sido difíciles para otros”, escribió D’Amaro. “Dados los considerables cambios que se han producido desde el anuncio de este proyecto, incluido un nuevo liderazgo y las cambiantes condiciones empresariales, hemos decidido no seguir adelante”, indicó.
Las cambiantes condiciones empresariales incluyen tanto importantes recortes de empleo y presupuesto en Disney, como crecientes tensiones con Florida, de acuerdo a personas relacionadas con el asunto. Disney está reduciendo el número de empleados en 7.000 personas y recortando US$ 5.500 millones de los presupuestos administrativos y de contenidos.
La compañía también está envuelta en una guerra de palabras y una batalla legal con DeSantis, quien el año pasado criticó a Disney por oponerse públicamente a un proyecto de ley de educación sexual que él había defendido.
En abril, el gobernador republicano trató de tomar el control de Reedy Creek, un distrito fiscal especial que permite a Disney autogobernar los terrenos que incluyen sus parques temáticos y hoteles cerca de Orlando, sustituyendo la junta del distrito por una lista de aliados elegidos a dedo y tratando de cancelar un acuerdo de desarrollo de 30 años que Disney había firmado en febrero.
Las medidas llevaron a Disney a demandar al estado de Florida ante un tribunal federal. En la reunión anual de Disney a principios de abril, Iger anunció que la compañía planea invertir US$ 17.000 millones en Florida durante la próxima década y crear 13.000 nuevos puestos de trabajo, y calificó los ataques de DeSantis contra la compañía de “antinegocios” y “anti-Florida”.
Disney anunció la posibilidad de un complejo en Lake Nona hace casi dos años, pero “nunca salió nada del proyecto, y el estado no estaba seguro de si llegaría a buen puerto”, sostuvo Jeremy Redfern, representante de DeSantis.
“Dados los apuros financieros de la empresa, la caída de su capitalización bursátil y el descenso del precio de sus acciones, no es de extrañar que reestructuren sus operaciones comerciales y cancelen proyectos fallidos”, añadió Redfern.
Galactic Starcruiser, bautizado por los fans como el “hotel de Star Wars”, es una experiencia inmersiva de dos noches cuyo precio y diseño se asemejan más a los de un crucero.
Para un grupo de cuatro personas, el precio inicial de la experiencia rondaba los US$ 6.000, aunque esta cifra variaba en función de la fecha. Durante su estancia a bordo del Galactic Starcruiser, los huéspedes podían interactuar con empleados de Disney disfrazados, completar misiones y vivir historias basadas en la popular franquicia cinematográfica.
Una representante de Disney calificó la atracción como uno de los proyectos más creativos de la compañía. “Mientras nos preparamos para su viaje final, aprovecharemos lo que hemos aprendido para crear futuras experiencias que puedan llegar a más visitantes y fans”, señaló.
La construcción del Galactic Starcruiser costó más de US$ 350 millones, dijo Jim Shull, que trabajó durante más de 30 años como Imagineer -el equipo de ingenieros y diseñadores que conciben y construyen las atracciones de los parques temáticos de Disney- y asistió a las reuniones de planificación del hotel con Chapek. La representante de Disney no quiso hacer comentarios sobre el costo del proyecto.
Pero el costo de la construcción no fue el mayor problema, sino la enorme plantilla de “miembros del reparto” de Disney necesarios para mantener el aura de la experiencia inmersiva de Star Wars, así como el personal técnico y del hotel, lo que hizo que el proyecto fuera tan caro de gestionar, según Shull.
“Galactic Starcruiser, como hotel, es una instalación bastante sencilla: sólo tiene unas 100 habitaciones, lo cual es muy pequeño para los estándares de Disney”, detalló Shull. “El personal de entretenimiento, el personal técnico, ahí es donde se acumulan los costos”, añadió.
Un año después de la inauguración del hotel en marzo de 2022, la demanda empezaba a resentirse. A finales de marzo último, entre otras ofertas, Disney comenzó a ofrecer descuentos del 30% a los titulares del pase anual de Walt Disney World para docenas de fechas en abril, mayo y junio. La compañía también empezó a cancelar futuros “viajes” en el Starcruiser.
Las acciones de Disney subieron un 1,1% el jueves, hasta US$ 93,76.
Danielle Hollander, directora de marketing de Visit Orlando, la asociación oficial de turismo de la ciudad, afirmó en una entrevista el lunes que el proyecto de Lake Nona era una prueba del compromiso de Disney con Florida Central. También señaló otros proyectos, como el estreno de una nueva montaña rusa en el parque temático Magic Kingdom y las nuevas atracciones que se están construyendo en el cercano parque Epcot.
El alcalde del condado de Orange, Jerry Demings, declaró el lunes al Journal que cree que Disney es “demasiado grande para querer fracasar en Florida Central”.
“Sin duda quieren ver un estado de Florida que apoye su inversión”, manifestó Demings.
Disney había llegado a un acuerdo con las autoridades de Florida que podría dar a la empresa US$ 570 millones en exenciones fiscales durante un periodo de 20 años tras la construcción de su nuevo complejo en Lake Nona.
Esos incentivos estaban supeditados a que Disney trajera a la región puestos de trabajo bien remunerados. La Orlando Economic Partnership había estimado en US$ 120.000 anuales el salario promedio de los puestos que Disney trasladaría a Florida.
Los puestos de trabajo que se trasladarían desde California incluían cientos de Imagineers y miles de empleados de apoyo en tecnología, marketing, comunicación y finanzas, según personas relacionadas con el asunto.
Cuando se anunció el plan de traslado en 2021, causó un gran revuelo entre los empleados de la división de parques de California. Los miembros del grupo de reubicación pidieron a los líderes de la empresa que se pronunciaran en contra del proyecto de ley de educación de Florida, que limitaba la discusión en las aulas sobre género y sexualidad. Después de que el entonces CEO, Chapek, criticara la ley, DeSantis llamó a la empresa “woke” (término que se usa con desaprobación para referirse a alguien políticamente liberal), lo que aumentó las tensiones entre ambas partes.
En noviembre, una semana después de su regreso como director ejecutivo, Iger comentó que volvería a estudiar el plan de reubicación.
“No ha sido una decisión fácil, pero creo que es la correcta”, escribió D’Amaro en el correo electrónico del jueves. “Estamos comprometidos a manejar este cambio con cuidado y compasión. Sigo siendo optimista sobre la dirección de nuestro negocio de Walt Disney World. Tenemos planes para invertir US$ 17.000 millones y crear 13.000 puestos de trabajo en los próximos 10 años. Espero que seamos capaces de hacerlo”, agregó.
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