Ejecutivo de CBM apunta a Codelco tras fin de contrato y asegura que estatal les dijo que “se iba a reprogramar la faena”
El encargado de supervisar las obras del consorcio bielorruso-chileno en Rajo Inca afirma que dieron cumplimiento a las exigencias que se les presentaron, luego que uno de sus trabajadores perdiera la vida en julio pasado. Apunta a que el retraso de 12 meses en sus faenas se da en medio otros atrasos mayores, en obras distintas a las ejecutaban en el proyecto, y asegura que “somos nosotros los que salimos a la palestra, lamentablemente, porque tuvimos un (accidente) fatal entremedio”.
Rodrigo Silva Celis (47 años), ingeniero en construcción de la Universidad Andrés Bello y magister en Administración de Empresas, asumió en octubre del año pasado como superintendente de Servicios y Soporte del Consorcio Belaz-Movitec (CBM), grupo chileno-bielorruso que desde marzo de 2021, operaba las obras viales y de preproducción en el proyecto estructural de Codelco, Rajo Inca. La iniciativa, que busca extender en 47 años la vida útil del yacimiento del Salvador, en la región de Atacama, presenta un importante retraso en sus obras.
A septiembre, el avance era del 37,8%. Su inauguración estaba prevista para el primer trimestre de 2023, pero ahora la estatal estima que será en 2026. Son al menos 15 meses de retraso. Todo, con un impacto de entre 90 mil a 10 mil toneladas en producción de cobre entre 2023 y 2025.
En ese contexto, el 1 de febrero la minera estatal decidió rescindir el contrato al consorcio y ejecutó el cobro de boletas de garantía por más de $11.429 millones. Situación que está siendo revisada en la Corte de Apelaciones de Santiago, tras un recurso de protección presentado a los dos días de terminado el contrato.
Silva, con 15 años de trayectoria administrando contratos mineros para distintas empresas del sector, dice que nunca había visto una determinación de este tipo. Afirma que pusieron todo de su parte para cumplir el contrato de la mejor forma, pero “al parecer al mandante no le gustó”. Detrás de todo estaría el fatal accidente ocurrido en julio pasado, que costó la vida de Rubén Trigo Escobar, trabajador de CBM, que se tradujo en nuevas exigencias de seguridad.
-Codelco habla de un retraso en las obras de 12 meses, y acusan también que CBM incumplió disposiciones legales en materia de seguridad, ¿qué dicen al respecto?
Antes que tuviéramos la pérdida lamentable de la vida de Rubén, nosotros teníamos claro que se venían haciendo las cosas como en Codelco se tienen que hacer, cumpliendo con toda la normativa. Las cosas cambiaron después. Se nos hicieron nuevas exigencias a nivel de Sernageomin. Se tuvo que acreditar a todos los trabajadores, mejorar todas las brechas que existían, y finalmente nosotros cumplimos con todo. No incumplimos nunca con los valores que tiene Codelco respecto a las personas. En la última revisión que se hizo, no se encontraron observaciones y se levantaron las que había.
-¿Cuándo fue eso?
Hace 10 días vino Sernageomin y nos dijo que estábamos OK. Se presentaron los informes y siempre llegamos al cumplimiento de lo mínimo que se nos exigía para poder operar.
-¿Pero qué pasa con los incumplimientos en las obras?
Siendo bien honesto, al volver después del (accidente) fatal, tuvimos plata retenida, y si te dicen que tienes que operar con normalidad pero no teníamos los recursos para tener los repuestos y los equipos como tenía que ser, dependía también en parte de ellos. La no liberación de recursos que eran nuestros, para poder comprar los insumos que se necesitaban, claramente hizo que los equipos no funcionaran de la forma que tenían que operar. Entonces, una cosa lleva a la otra. La falta de recursos en que Codelco nos dejó, significó sufrir retrasos en la mantención. Eso nos hizo reducir nuestro volumen de producción y no llegar a las metas.
-Si el accidente fue en julio y han pasado 9 meses desde aquello, ¿cómo se explica entonces el retraso de 12 meses del que habla Codelco?
Yo no estaba inicialmente cuando partió este contrato. Pero sé que hubo pérdidas iniciales de unos meses que cuando partió, la empresa arrendó equipos de una empresa que estaba saliendo de acá, Santa Elvira, que no se nos permitieron tener. Al pedir Codelco retirar esos equipos, ya se generó un retraso de 4 a 5 meses. Eso complicó el inicio de las obras. Hubo que salir a comprar equipos al mercado, que son los que hoy día tenemos, que son prácticamente nuevos.
-Usted es parte Movitec, los socios chilenos del consorcio. Es una empresa que opera desde 1974 en minería, tienen bastante experiencia y no es el primer contrato que tienen con Codelco, ¿es primera vez que les pasa esto con la minera estatal?
Entiendo que sí. El manejo de estos contratos es complejo, sobre todo cuando tienen que ver con maquinarias y las maquinarias a su vez tienen que ver con personas, que tienen mucho que aportar a su crecimiento como operadores. Pero nunca, a pesar de los reclamos que uno siempre ve, y yo he visto operar a Movitec desde otras empresas, como Minera Los Pelambres, y es primera vez que tengo conocimiento de una cancelación de contrato como la que se hizo de esta forma. No lo había visto antes.
-Y en base a su experiencia, ¿qué se debió haber hecho en este caso? ¿Extender el contrato que terminaba a fines de agosto?
Sí. Uno siempre está conversando con la contraparte, y ellos nos habían indicado que se iba a reprogramar la faena para terminar en febrero de 2024, algo que nos dejaba un poco más tranquilos para poder retomar la senda y cumplir con todo lo que se nos exigía en seguridad, cumplimiento de metas, y todo lo que significaba producción. Ahora también, siempre se mencionó que siempre hubo retrasos, no solo en el movimiento de tierras, sino también en el overall de la planta, donde hoy día hay 14 meses de retraso, y en la construcción del truck shop donde también hay entre 14 a 15 meses de retraso y ahí nadie está nombrando nada.
-¿Esos retrasos no se relacionan con sus obras?
No, para nada. Son obras paralelas que también se han ido retrasando y finalmente somos nosotros los que salimos a la palestra, lamentablemente, porque tuvimos un (accidente) fatal entremedio. Eso pesa mucho, es una mochila compleja de llevar. Trabajamos mucho para que eso no volviera nunca a suceder. Por eso, para nosotros fue un balde de agua fría la que nos cayó el miércoles (1 de febrero) porque todos vivimos lejos, hacemos tremendos esfuerzos dejando a nuestras familias lejos para poder venir a cumplir la labor que se nos encomienda.
-¿Cuántos son los trabajadores involucrados en la faena?
Hoy día tenemos 648 personas contratadas, pero tuvimos un peak de 120 personas más. Estuvimos con casi 800 personas cuando retomamos el contrato.
-Ayer se les citó a quienes estaban en el turno para firmar un finiquito con Codelco, ¿cómo resultó esa reunión?
Primero el personal se reunió con los sindicatos a las 11:00 donde se entregó la información de cómo iba a hacer los finiquitos que estaba llevando adelante Codelco. A las 15:00 se publicó el listado de la cantidad de personas que firmaron la opción de salir de la faena, y desde ayer se están entregando los finiquitos de parte del mandante en sus oficinas en el Salvador, en las instalaciones de la vicepresidencia. Ahí los trabajadores están firmando sus finiquitos en base a lo que calculó Codelco.
-¿Se espera que firmen los 648 trabajadores?
Salvador es un campamento minero cerrado, donde nosotros no disponemos de un hotel donde el que no quiera firmar se pueda quedar a la espera de solucionar el tema. Lamentablemente, si se nos cierran las puertas no tenemos la capacidad de quedarnos con gente. El retiro del personal se ha hecho con transporte que Codelco está poniendo, y el acuerdo tenía una cláusula que indica que las personas que se subían al bus tenían que hacerlo con el finiquito en la mano. Yo como supervisor no voy a firmar, igual que todos los supervisores, por un compromiso con la empresa. Tenemos que cerrar este capítulo, digamos, pero los demás creo que van a firmar todos para poder tener su finiquito y buscar trabajo en otro lado.
-Desde su perspectiva, ¿qué pasos tendrá que adoptar la compañía para resolver este tema?
Sabemos que hay acciones legales donde los dueños de la empresa están llevando a cabo un estudio, que nos dé la claridad de que judicialmente se está llevando a cabo todo como tiene que ser. Por lo pronto, acá nosotros estamos dispuestos a permanecer en nuestro lugar de trabajo hasta poder concretar la desmovilización de nuestros equipos. Eso es todo un tema.
-¿Cuánto demora eso?
Nosotros tenemos acá 25 camiones y tres palas. Cada pala demora un mes en desarmarse. Es un proceso largo, entre 3 a 4 meses, para poder mover estos equipos que son de gran tonelaje.
-Codelco dijo que iban a poner camiones y personal propio para retomar las obras, para luego hacer la transición al nuevo licitante. ¿Es una solución factible para que las obras no se sigan retrasando?
Nosotros tenemos acceso a una zona para desarmar las máquinas que están dentro del sector de operaciones, y difícilmente van a lograr operar de aquí a cuatro meses más. No existe posibilidad para nosotros de retirar los equipos antes. Son de alto tonelaje y no se trasladan con camiones, tenemos que desarmar en el área. Eso demora y no antes que esté eso listo, van a poder empezar a trabajar en la mina. A no ser que haya muchas más inversiones de parte del mandante para poder desarmar. Para que se entienda, tenemos cuatro grupos de equipos: los de apoyo, los camiones, los perforadores y los carguios. El carguío es el que lleva la batuta porque son los que se demoran en desarmar, por el tamaño y dimensión de los equipos. No tenemos posibilidades de desarmar una pala en menos de 30 a 35 días cada una.
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