“Prospección Minera El Alto”. Así se denomina la iniciativa con que Barrick busca reactivar la zona del fallido proyecto Pascua Lama, y que este viernes fue presentada ante el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).

El proyecto ingresado a través de una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) considera habilitar 43 plataformas para realizar 62 sondajes en superficie estimada de 212 hectáreas -las obras ocuparían un área de sólo 5 hectáreas- contempla una inversión referencial de US$35 millones. Según se detalla en la DIA, el proyecto busca “incrementar la certeza sobre el potencial del recurso metálico mediante la ejecución de sondajes mineros con el fin de delimitar el recurso y reservas mineras”, y se sitúa en la zona limítrofe entre Chile y Argentina, a unos 150 km al suroriente de la ciudad de Vallenar, y a una altura promedio de 4.000 metros sobre el nivel del mar.

Según especificó la compañía, las actividades de exploración de El Alto se desarrollarían durante dos años, sólo en las temporadas estivales (entre septiembre y mayo) debido a la imposibilidad de acceder al área durante el invierno. Con ello, se busca reactivar las concesiones mineras vigentes en la zona donde actualmente está en curso el cierre definitivo del fallido proyecto Pascua Lama.

Según comentó a Pulso Marcelo Álvarez, director ejecutivo de Relaciones Gubernamentales de Barrick Sudamérica, el proyecto de prospección “no utiliza ninguna infraestructura del cierre de Pascua”, sino que se utilizará un campamento móvil que se instalará en área apartada al fallido proyecto.

Cabe recordar que Pascua Lama fue un proyecto transfronterizo desarrollado por la canadiense Barrick Gold que debió suspender su construcción en 2013, y en el cual la firma -que en 2019 se fusionó con Randgold Resources- avanza en su proceso de cierre definitivo desde 2020.

Actualmente existe un proceso de consulta indígena en curso para modificar el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto de fase de cierre, de tal manera de restituir los flujos de agua superficial y subterránea de la parte alta del río Del Estrecho a una condición natural, similar a la que existía antes de la ejecución parcial del fallido proyecto.

El retorno de Barrick a la zona se ha ido produciendo en forma paulatina. De hecho, ha sostenido un relacionamiento directo con la comunidad a través de la iniciativa “Emprende Alto”, creada en 2020, donde participan cerca de 500 emprendedores del Alto del Carmen, localidad que cuenta con unos 5.000 habitantes.

Según explicó Álvarez, este tiempo de diálogo e interacción con la comunidad les ha permitido “reconocer los errores cometidos y cambiar la relación con las comunidades”. En dicho proceso también han intentando entablar conversaciones con quienes protagonizaron la oposición local a Pascua Lama, y si bien existen actores que les han permitido “acceder al diálogo”, también reconoce que “algunos nunca se van a sentar a conversar con nosotros”.

Sin embargo, el ejecutivo de Barrick enfatiza que desde la fusión con Randgold, la firma ha dejado de litigar con el Estado tras “tomar conciencia” de la necesidad de conseguir “licencia social” por parte de las comunidades. Eso sí, subraya que se trata de un desafío común para la industria minera.

“A nivel mundial hay que trabajar en los acuerdos para desarrollar la industria con un enfoque social”, comentó.

Sobre los planes a futuro, Álvarez reconoce que El Alto busca “reevaluar información geometalúrgica que tenemos desde hace 20 años”, para así alcanzar la “claridad técnica necesaria” para desarrollar un proyecto de oro de calidad mundial. Es decir, el proyecto sería el primer paso para una iniciativa productiva, que podría ser catalogada como Tier1 o Tier2. Así, de alcanzar la mayor clasificación, el proyecto contaría al menos con una producción aurífera de 500 mil onzas anuales, durante 10 años.

La decisión final dependerá de la información que entregue la etapa de prospección minera, y estiman que el diseño final del proyecto demoraría un año después de terminadas las actividades de exploración minera.

Álvarez enfatiza en la relevancia de El Alto para Barrick en Chile, al ser un depósito controlado en un 100% por la compañía. “El alto significa un compromiso fuerte con la región y con la comunidad de Alto del Carmen, que ha tenido la deferencia de volver a creer en nosotros”, afirmó, y agregó que “tomando en cuenta todo el aprendizaje, confiamos en Chile como un destino de inversión”.

Pese al fallido proyecto de Barrick en la región de Atacama, la compañía ha seguido presente en el país. De hecho, cuenta con una participación del 50% en Minera Zaldívar, donde es socio con Antofagasta Minerals. También tiene un joint venture con Goldcorp en Norte Abierto, proyecto minero ubicado en la Región de Atacama, para el desarrollo del proyecto Casale y otros yacimientos de interés ubicados en la comuna de Tierra Amarilla, donde se busca desarrollar la extracción a gran escala de oro, cobre y otros minerales.

Consultado, Álvarez no descartó que a futuro el proyecto El Alto pueda incluir otro socio. “Barrick está enfocada en desarrollar partnerships y especialmente con los Estados”, reconoció. En ello, “el diálogo es con todos”, agregó.

Finalmente, el ejecutivo remarcó la credibilidad que da el país a las empresas, más allá de las discusiones sobre la permisología. “La institucionalidad de Chile sigue siendo fuerte y creíble, y da garantías para la industria minera”, remarcó.