ESG: Y no era una moda

ste miércoles 30 de junio la OECD presentó su reporte El Futuro del Gobierno Corporativo en los Mercados de Capitales después de la Crisis del COVID-19, con el que espera dar puntapié inicial a una nueva revisión de los Principios.
En 2014, cuando la OCDE anunció que revisaría sus Principios de Gobierno Corporativo (versión 2004) para incorporar las lecciones de la crisis financiera, lo hizo a partir de una serie de reportes e investigación que sirvió de base para el trabajo de los delegados de los países participantes. Ese trabajo alimentó la discusión que dio lugar al texto actual, adoptado como estándar global en materia de buen gobierno de las empresas no solo por los miembros de la OCDE, sino también por los países del G20.
Este miércoles 30 de junio la OECD presentó su reporte El Futuro del Gobierno Corporativo en los Mercados de Capitales después de la Crisis del COVID-19,[1] con el que espera dar puntapié inicial a una nueva revisión de los Principios. Para ello, el reporte resume y actualiza el trabajo en finanzas corporativas y gobernanza que la OCDE ha desarrollado hasta y durante la crisis del COVID-19, abarcado la evolución de los mercados de capitales globales y regionales, las tendencias y prácticas corporativas de financiamiento e inversión, así como el impacto de la pandemia y la respuesta de los reguladores.
El reporte propone cinco potenciales áreas de reforma para la revisión de los Principios de Gobierno Corporativo de la OCDE y del G20. Si bien todas son importantes, una nos merece especial atención: la propuesta de la OCDE de incorporar plenamente los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por su sigla en inglés), en los marcos regulatorios y prácticas de gobierno corporativo de las empresas.
La revisión de los Principios acordada en 2015 ya había avanzado sustancialmente la consideración de los stakeholders en el gobierno corporativo. Su rol, derechos y relevancia fueron debidamente reconocidos, reparando una falla que le era reiteradamente reprochada a la versión anterior del estándar global, considerada demasiado centrada en la primacía de los accionistas.
Ahora, la OCDE parte por dar cuenta del incremento de atención e importancia que los inversionistas asignan a la posibilidad de identificar riesgos sistémicos e impactos inesperados, mediante el análisis de información sobre los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza que afectan sus decisiones de inversión y voto. A partir de ello, propone que es responsabilidad de los reguladores proveer marcos normativos que permitan a los inversionistas contar con información ESG material, que sea consistente, comparable y fiable para gestionar sus ahorros y activos.
La OCDE propone tres consideraciones esenciales para lograrlo: i) Las políticas públicas y reguladores deben facilitar el desarrollo de marcos de divulgación de información sobre factores ESG integrales, que produzcan información capaz de satisfacer la creciente demanda de los inversionistas y mejorar la asignación de capital; ii) Las empresas deben contar con conocimientos, canales de información y herramientas (analíticas, de política y prácticas) diseñadas específicamente para evaluar los factores ESG, y iii) Los directorios deben liderar el proceso de adopción de los criterios ESG, asegurándose que existan medios efectivos de supervisión y estableciendo líneas claras de reporte y rendición de cuentas, que garanticen la calidad e integridad de la información producida por la empresa y sus filiales.
Esta discusión se enmarca en un escenario pos pandemia en donde se requerirán cambios importantes a los marcos de gobierno corporativo y en el funcionamiento de los mercados de capitales. La OCDE argumenta que la recuperación sostenible del sector empresarial es una prioridad política, que deberá alcanzarse en medio de cambios que se volverán estructurales a largo plazo. Si bien la trayectoria del cambio es aún incierta, la OCDE asegura que el camino de recuperación requerirá de mercados de capitales que puedan asignar eficientemente el financiamiento y marcos de gobierno corporativo que entreguen a las empresas, los inversionistas, y a todas las partes interesadas, las herramientas y los incentivos necesarios para adaptarse a una nueva realidad donde los factores ESG jugarán un rol clave.
[1] https://www.oecd.org/corporate/the-future-of-corporate-governance-in-capital-markets-following-the-covid-19-crisis-efb2013c-en.htm
* El autor es Socio de Razor Consulting