Estados Unidos se arriesga a una recesión más profunda en el caso de que la Fed tenga que luchar sola contra la inflación

Federal Reserve officials are expected to again raise interest rates by 0.75 percentage point on Wednesday.
Se espera que los funcionarios de la Reserva Federal vuelvan a subir los tipos de interés en 0,75 puntos porcentuales el miércoles. FOTO: AL DRAGO/ BLOOMBERG NEWS

Las medidas para hacer que la economía sea más resistente a los golpes, en particular los de la energía, podrían aliviar la amenaza de una grave recesión. Washington corre el riesgo de depender excesivamente de la Fed para bajar la inflación reduciendo la demanda, en lugar de que otros responsables políticos trabajen para aumentar la capacidad de la economía de suministrar más bienes y servicios, o trabajadores.


Después de la crisis financiera de 2008, EE.UU. se apoyó en gran medida en la Reserva Federal (Fed) para estimular el crecimiento, lo que llevó a una frecuente ocurrencia de que la política monetaria se había convertido en lo único disponible.

Ahora, la elevada inflación está avivando los temores de que esto vuelva a ser cierto, pero en sentido contrario: Washington corre el riesgo de depender excesivamente de la Fed para bajar la inflación reduciendo la demanda, en lugar de que otros responsables políticos trabajen para aumentar la capacidad de la economía de suministrar más bienes y servicios, o trabajadores.

El peligro es que la Reserva Federal suba los tipos de interés durante más tiempo que de otro modo, creando una recesión más profunda.

La inflación se ha disparado porque la oferta y la demanda están desajustadas. La demanda surgió tras la reapertura de la economía y los agresivos estímulos del gobierno. Más tarde, la invasión rusa a Ucrania agravó las interrupciones de la cadena de suministro y elevó los precios de la energía y las materias primas.

La Casa Blanca advierte que la lucha contra la inflación es principalmente responsabilidad de la Fed, pero que actuará para reducir los precios cuando sea posible. Por ejemplo, ha pedido que se permita a Medicare negociar los precios de los medicamentos con receta. Otro proyecto de ley presentado en el Congreso impulsaría la producción nacional de microprocesadores.

Los funcionarios de la Fed, por su parte, han indicado que si se vieran obligados a elegir entre reducir la inflación o evitar una recesión, elegirían lo primero. “Nuestro mandato dice ‘estabilidad de precios’. No dice ‘estabilidad de precios a menos que Putin invada Ucrania’”, dijo recientemente el gobernador de la Fed, Christopher Waller.

Se espera para el miércoles que los funcionarios de la Reserva Federal suban las tasas de interés en 0,75 puntos porcentuales, lo que llevaría su tipo de referencia a un rango entre el 2,25% y el 2,5%.

Los aumentos de tasas desaceleran la economía y enfrían la inflación al reducir los precios de los activos y aumentar los costos de endeudamiento, lo que amortigua la inversión, la contratación y el gasto. Los tipos más altos no pueden solucionar los estancamientos de la cadena de suministro ni aumentar la producción de petróleo o la capacidad de refinado, y un endeudamiento más caro amenaza con empeorar algunas de esas limitaciones al disuadir de nuevas inversiones.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, comentó el mes pasado que le preocupaba que los gobiernos estuvieran confiando demasiado en la política monetaria. “Hay mucho enfoque en la gestión de la demanda y no lo suficiente en las cosas que nos harán crecer al máximo nivel sostenible”, explicó.

Es poco probable que las medidas para mejorar el lado de la oferta de la economía reduzcan la inflación a corto plazo, pero podrían ayudar a la Reserva Federal en los próximos años si la economía ha cambiado de forma que genere más presiones inflacionistas. Un ejemplo es si la escasez de mano de obra persiste a medida que la fuerza de trabajo envejece y la inmigración disminuye.

“Todos nos hemos dado cuenta de que existe un lado de la oferta y que hay que prestarle atención, pero de forma tardía y sin la real importancia que va a necesitar”, dijo John Cochrane, economista de la Hoover Institution.

Funcionarios de la Reserva Federal, analistas y defensores de la política han sugerido propuestas para abordar los problemas, y cada una de ellas conlleva contrapartidas.

Las políticas para impulsar la inmigración legal o la participación de la mano de obra y hacer que Estados Unidos dependa menos de la energía extranjera son “todas palancas que serían útiles en este mismo momento”, aseguró el presidente de la Fed de Richmond, Tom Barkin, en una entrevista reciente.

Un gran riesgo para la inflación es un posible aumento de los precios de los productos petrolíferos. Aunque los precios de las materias primas han retrocedido en el último mes ante el temor de los inversores a una recesión mundial, los analistas de Goldman Sachs esperan que suban a finales de este año porque el stock está en mínimos históricos y los productores tienen poca capacidad disponible.

Esto podría llevar a un ciclo en el que los precios aumenten, lo que provocaría que la Reserva Federal deba subir más los tipos para frenar la demanda, creando una recesión con menos inversión de capital por parte de los productores de materias primas. “Las recesiones nunca conducen a una mayor inversión en capex (bienes de capital), lo que significa que se está creando una escasez de oferta persistente”, sostuvo Damien Courvalin, jefe de investigación de energía en Goldman Sachs.

A su vez, Employ America, un grupo de investigación y defensa centrado en el fortalecimiento del mercado laboral, afirma que el gobierno estadounidense debería utilizar la autoridad de intercambio de la Reserva Estratégica de Petróleo para poner una base al precio del crudo estadounidense y financiar por separado la perforación de nuevos pozos. Eso daría a los productores más razones para invertir sin temor a que las recesiones económicas o las guerras de precios entre las naciones productoras de petróleo los lleven a la quiebra.

“La Casa Blanca va a tener que tratar esto como la crisis que es si quiere evitar una recesión”, aseguró Skanda Amarnath, director ejecutivo de Employ America.

Courvalin, por su parte, dijo que los programas para subvencionar la producción de energía podrían imitar el seguro federal de cosechas existente que protege a los agricultores contra las caídas de los precios de los productos básicos. Para aliviar la preocupación del posible debilitamiento de las medidas que hacen frente al cambio climático, los funcionarios podrían combinar esa inversión con un mayor gasto en el desarrollo de energías renovables.

Otros apuntan a la ayuda de la política reguladora. Philip Verleger, economista especializado en energía, lleva años advirtiendo que los precios del gasóleo aumentarán tras la entrada en vigor de hace dos años de una norma internacional para reducir el contenido de azufre en los combustibles marinos. “Los ecologistas pondrían el grito en el cielo, pero la eliminación de esta norma supondría una gran diferencia en este momento” al reducir los costos del gasóleo y del transporte marítimo, afirma.

Por último, la política fiscal puede, como mínimo, evitar aumentar la inflación, según dicen los economistas. Varios estados han promulgado o están estudiando la posibilidad de aplicar descuentos por inflación o devoluciones de impuestos. “Dar dinero a la gente para que pague los precios más altos de la gasolina no va a ayudar”, señaló Cochrane.

Ahora bien, un enfoque más audaz del lado de la oferta podría seguir siendo insuficiente para reducir la inflación y evitar una recesión, el llamado aterrizaje suave. “La lección de los años setenta es que la Reserva Federal está a cargo de la inflación, y ella no puede flaquear”, comentó Stephen Cecchetti, economista de la Universidad de Brandeis.

Sin embargo, el aterrizaje podría ser más duro si la Fed tuviese que llegar a destruir más demanda porque la economía no es capaz de suministrar trabajadores, bienes y servicios con la misma facilidad que antes de la pandemia.

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