Estudio de Pivotes sobre pensiones: bajas tasas de reemplazo se da en grupo de mujeres con más años de cotización por tener piso más exigente
El centro de políticas públicas hizo un estudio para ver a quiénes hay que ir a ayudar con la reforma previsional, y concluyó que si bien el Pilar Solidario logra proteger a los adultos mayores de la pobreza, todavía hay segmentos de la población que requieren ayuda dado que no logran suavizar adecuadamente la caída del ingreso disponible para el consumo al pasar desde la vida activa a la jubilación.
Pivotes realizó un estudio que busca responder una “pregunta clave para la reforma de pensiones”, esto es, “¿a qué grupos de jubilados debiéramos entregarles más ayuda?”.
En ese sentido, un documento realizado por el centro de políticas públicas, de autoría de la economista Elisa Cabezón, señala que “para responderla, lo correcto es analizar la situación de los jubilados evaluando que se estén cumpliendo los dos objetivos propios de un sistema de pensiones”. Ellas son: evitar la pobreza en la vejez; y suavizar la caída de los ingresos de los jubilados al transitar de la vida activa a la pasiva.
Para el primero de esos dos objetivos, Pivotes señala que “en general los países tienen un Pilar Solidario, financiado por el Estado, para proteger a los adultos mayores de la pobreza”. Y para evaluar el segundo de esos objetivos, ”los países calculan las tasas de reemplazo: el porcentaje del ingreso laboral previo a la jubilación que es cubierto por la pensión total recibida”.
En ese sentido, el documento titulado “Evaluación de las actuales pensiones”, concluye que “nuestro sistema de pensiones a través de su Pilar Solidario protege a los adultos mayores de la pobreza, cumpliendo con el primer objetivo propio de los sistemas previsionales”.
Pero “respecto al segundo objetivo, que es suavizar la caída del ingreso disponible para el consumo al pasar desde la vida activa a la jubilación, al analizar las tasas de reemplazo de la pensión total respecto al último sueldo líquido, observamos que la mediana de la tasa de reemplazo es mayor al 70% para los actuales jubilados hombres en todos los tramos de años cotizados. En el grupo de jubilados en que las tasas de reemplazo son inferiores al 70% en las mujeres que cotizaron más de 20 años”.
La PGU
Según la Encuesta Casen de 2022, el Pilar Solidario, que está compuesto principalmente por la Pensión Garantizada Universal (PGU), “reduce la pobreza de ingreso en la población mayor de 65 años desde un 11% a un 2%. Y dentro de la población de 65 o más años que es pobre, un 62% son personas que cumplen las condiciones para recibir la PGU y no la están recibiendo. Si la PGU le llegara a toda la población que de 65 o más años que cumple las condiciones para recibirla, la pobreza en este grupo sería de 0,1%, es decir, casi cero”.
Mediante la Encuesta Casen Pivotes concluyó que la PGU logra combatir la pobreza en los adultos mayores, y que este segmento de la población tiene un porcentaje menor de pobreza que el resto de los tramos etarios. Además, concluyeron que los adultos mayores están principalmente distribuidos en los deciles de ingresos medios del país.
“Se compara la situación de la población de 65 o más años respecto al resto de la población. Mientras solo un 2% de la población de 65 o más años tiene un nivel de ingreso inferior a la línea de la pobreza, en la población menor de 65 años este porcentaje es un 7%. Por último, al analizar la distribución de los adultos mayores según el decil de ingreso total de los hogares, se obtiene que éstos tienen mayor presencia en los deciles de ingresos medios de la población: el 54% de los adultos mayores se encuentran en el 4, 5°, 6°, 7° decil de ingresos”, concluye Pivotes.
Suavizar la caída de ingresos
Para analizar el segundo de los objetivos de los sistemas de pensiones, Pivotes midió la tasa de reemplazo de una muestra aleatoria del 10% de los actuales jubilados que se pensionaron entre el 2015 y 2022, sin considerar los efectos de los retiros de AFP, dado que “fueron una política que debilitó y que no fue parte del diseño del sistema de pensiones chileno”, además de que fueron hechos por los afiliados de manera voluntaria.
Hay distintas maneras de medir las tasas de reemplazo, y la escogida por Pivotes fue, comparando “la pensión total líquida con el sueldo líquido previo a la jubilación, esto es, descontadas las cotizaciones sociales que debe pagar el trabajador. Para esto, al último sueldo imponible recibido, se le debe descontar las cotizaciones de pensiones, salud y seguro de cesantía. Y a la pensión recibida se debe descontar la cotización de salud a los jubilados pertenecientes al 20% de mayores ingresos. A los ingresos netos de las cotizaciones sociales no se le descontó el impuesto a la renta, por lo que las tasas de reemplazo obtenidas son conservadoras (serían mayores si se les descontara la tasa de impuesto)”.
Usaron esta medición porque lo que buscan evaluar “es que el ingreso disponible para el consumo no presente una caída importante al jubilar”, explica el documento.
Así, “al comparar la pensión total líquida respecto al último sueldo líquido recibido, obtenemos que la mediana de la tasa de reemplazo es mayor al 70% para los actuales jubilados hombres en todos los tramos de años cotizados. Una tasa de reemplazo del 70%, después de descontar las cotizaciones sociales, es considerada una tasa alta, tomando en cuenta que la OCDE proyecta que la tasa de reemplazo promedio de estos países, neta de cotizaciones sociales y de impuestos, es un 61%”.
Pero agrega: “¿Dónde las tasas de reemplazo no son altas? En las mujeres que cotizaron por más años: a partir de los 20 años cotizados, la mediana de las tasas de reemplazo está bajo el 70%, siendo incluso menores del 50% para las mujeres que cotizaron más de 30 años”. El documento enfatiza que “solo las jubiladas mujeres de 20 o más años de cotización tienen bajas tasas de reemplazo”.
Cabezón explica que “las jubiladas mujeres con mayor número de años cotizados tienen tasas de reemplazo más bajas por dos razones. Primero, las mujeres que logran cotizar más de 20 años son muy pocas, solo un 32% lo logra, mientras que en los jubilados hombres es un 62%. Las pocas que logran cotizar más años suelen ser mujeres con mejor trayectoria laboral y alcanzan mejores sueldos que la mediana de los hombres que cotizaron la misma cantidad de años. Por ejemplo, la mediana del último sueldo neto de cotizaciones de las mujeres que cotizaron entre 31 y 35 años es $923.821, y el de los hombres es $615.394 (en moneda 2024)″.
En segundo lugar, argumenta que “las mujeres jubilan antes que los hombres y su expectativa de vida es mayor, por lo que su ahorro se distribuye por una mayor cantidad de años, afectando el monto mensual de la pensión”.
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