Fieles al bitcóin aman a El Salvador; los tenedores de bonos no
La caída del mercado de bonos demuestra que, a pesar de todo el entusiasmo que Bukele generó en ciertos círculos al adoptar el bitcóin como moneda oficial y utilizar el dinero del Gobierno para comprar las monedas, los financieros tradicionales tienen dudas.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se convirtió en un héroe para los fieles del bitcóin este año al adoptar incondicionalmente la criptomoneda. Los inversionistas en bonos tienen una opinión completamente diferente sobre el líder del país.
Los bonos en el extranjero han registrado el peor desempeño del mundo este año, con pérdidas cercanas al 30%, según datos recopilados por Bloomberg. Sus US$800 millones en bonos que vencen a principios de 2023 se cotizan por debajo de los 80 centavos por dólar, lo que indica el escepticismo de que los tenedores reciban el pago a tiempo.
La caída del mercado de bonos demuestra que, a pesar de todo el entusiasmo que Bukele generó en ciertos círculos al adoptar el bitcóin como moneda oficial y utilizar el dinero del Gobierno para comprar las monedas, los financieros tradicionales tienen dudas. Están especialmente preocupados por su intención de vender US$1.000 millones en deuda tokenizada a principios del próximo año, y por el hecho de que el Fondo Monetario Internacional no esté dispuesto a proporcionarle apoyo financiero, dados los planes económicos poco convencionales y las crecientes tensiones con Estados Unidos por sus maniobras para consolidar el control del Gobierno.
“Tener un hombre impredecible de presidente no le da mucha confianza a nadie”, dijo Carlos de Sousa, inversionista de Vontobel Asset Management en Zúrich. “Fue más allá de promover el bitcóin. Tienes un presidente negociando bitcóin en su teléfono con dinero del Gobierno, y eso no tiene precedentes”.
A pesar de todo el ruido en torno a la criptomoneda, las preocupaciones de los tenedores de bonos son más convencionales: ven un país en desarrollo que tiene un gran déficit presupuestario y puede llegar al punto en que no pueda o no quiera pagar su deuda. El endeudamiento bruto creció al 89% del producto interno bruto en 2020 y está en camino de llegar al 98,6% en los próximos cinco años, según el FMI.
Para complicar aún más el panorama para los inversionistas, Bukele ha dicho que planea emitir US$1.000 millones en bonos a 10 años el próximo año en Liquid Network de Blockstream, con un rendimiento del 6,5%. La mitad de los ingresos se utilizaría para comprar bitcóin. Algunos tenedores de bonos en Wall Street temen que una emisión exitosa haga que el Gobierno se aleje aún más de los mercados financieros tradicionales y del FMI.
“Hay una buena posibilidad de que sea capaz de hacerlo, y esto solo lo va a alentar aún más”, dijo Jared Lou, administrador de fondos de William Blair Investment Management en Nueva York, quien advirtió por primera vez sobre la inversión en la deuda salvadoreña en agosto de 2020. “El camino para recuperar el dinero realmente depende de este modelo, y este modelo depende de los precios del bitcóin”.
El FMI advirtió de “riesgos significativos” para El Salvador con la adopción del bitcóin, y EE.UU. ha criticado a la Administración de Bukele por falta de transparencia, sancionando a varios funcionarios en diciembre en medio de acusaciones de corrupción. Bukele respondió diciendo que “EE.UU. no quiere colaboración, amistad o alianza. Quieren sometimiento absoluto o nada”.
EE.UU. tiene la mayor proporción del poder de voto en el directorio del FMI, que tiene que aprobar los programas del banco antes de desembolsar los fondos. El ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, anunció en marzo planes para una línea de crédito ampliada de US$1.300 millones con el FMI. Hasta ahora, no se ha concretado ningún programa.
“Una escalada del conflicto diplomático hará que sea aún más difícil para Bukele asegurar un programa del FMI”, escribió la analista del grupo Eurasia Risa Grais-Targow en una nota el 13 de diciembre, agregando que las relaciones entre EE.UU. y El Salvador se han “deteriorado drásticamente”.
Algunos analistas ven formas en que El Salvador podría cumplir con los pagos de su deuda, incluso si las apuestas por el bitcóin salen mal. Alejandro Arreaza y Néstor Rodríguez, estrategas de Barclays Plc, escribieron en una nota el mes pasado que Bukele podría obtener el dinero necesario nacionalizando los fondos de pensiones. Otra opción es persuadir al Congreso para que le permita emitir más deuda en el país.
El pesimismo de los tenedores de bonos en torno a El Salvador representa un duro cambio desde abril, cuando algunos de sus valores llegaron a cotizarse a 116 centavos por dólar en medio del optimismo de que un programa del FMI apuntalaría las finanzas del país. Los precios de esos bonos, que vencen en 2052, se han desplomado desde entonces a 62 centavos.
En medio del derrumbe de los precios de los bonos, Bukele sigue siendo enormemente popular en su país. Su índice de aprobación era del 85% en diciembre, según una encuesta del medio independiente LPG Datos. Ese nivel de apoyo puede facilitar que Bukele lleve a cabo planes de gastos poco aconsejables o se embarque en otras maniobras financieras no convencionales.
“El Salvador ha sido una curva de bonos muy difícil de negociar, pero ahora es posiblemente lo más difícil que ha sido”, dijo Lou, de William Blair. “Los problemas de gobernanza van a provocar graves problemas financieros”.
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