FMI recorta proyección de crecimiento 2022 para Chile a 1,9%
Entre los desafíos a enfrentar en la región, el FMI señala que hay tres principales: “asegurar la sustentabilidad de las finanzas públicas; aumentar el crecimiento potencial; y hacerlo de una forma que promueva la cohesión social y enfrente las desigualdades sociales”.
El ritmo de crecimiento económico en América Latina está perdiendo “momentum”, según alertó este lunes el Fondo Monetario Internacional (FMI), en su actualización de proyecciones para el hemisferio occidental.
Tras contraerse 6,9% en 2020, la economía de la región habría crecido cerca de 6,8% durante el año pasado, impulsada por el robusto crecimiento de los socios comerciales, precios de commodities altos y condiciones financieras externas favorables. Además, localmente, los avances en la vacunación, apoyo fiscal en algunos países y la acumulación de ahorros de 2020 también están apoyando la expansión económica.
Sin embargo, para 2022 se observa una desaceleración mayor a la esperada en octubre, cuando se anticipaba un crecimiento de 3% para América Latina. Ahora, el FMI recortó esa visión a 2,4%.
La entidad indica que una desaceleración en el presente año era “inevitable”, mientras las economías vuelves a sus niveles de PIB prepandemia. Sin embargo, el recorte muestra además otros desafíos para la región, como el menor crecimiento de China y Estados Unidos, la continuidad de los problemas de suministros, una política monetaria y condiciones financieras más ajustadas,, a lo que además se suma los efectos de la variante ómicron.
En este contexto, la estimación el crecimiento 2022 de Chile también fue ajustada a la baja, pasando del 2,5% informado en octubre a 1,9%. Eso sí, esto se da luego de aumentar la proyección 2021 de la entidad para el país, pasando de 11% a 12%. Así, en la suma de ambos años, el resultado a fines de 2022 es incluso levemente mejor al estimado en octubre.
Entre los desafíos a enfrentar en la región, el FMI señala que hay tres principales: “asegurar la sustentabilidad de las finanzas públicas; aumentar el crecimiento potencial; y hacerlo de una forma que promueva la cohesión social y enfrente las desigualdades sociales”.
“Enfrentar esos desafías, que comenzaron antes de la pandemia, tomará tiempo. Los hacedores de política deberían comenzar ahora a desarrollar una estrategia amplia para enfrentarlos y construir un consenso social alrededor de esta estrategia”, puntualiza la entidad.
Atención sobre la inflación
El Fondo también llamó la atención sobre el potente alza de precios a nivel regional, con una inflación que registró un incremento de 8,3 % en 2021, “el salto más grande en 15 años y más alto que en otros mercados emergentes”, según destaca el reporte elaborado por el equipo que lidera Ilan Goldfajn, Director del Departamento del Hemisferio Occidental.
Aunque se reconoce que el salto refleja “el aumento de los precios de los alimentos y la energía”, destacan que la inflación subyacente, aumentó 6,3 %, lo que igualmente superó las tendencias previas a la pandemia y las marcas de otros mercados emergentes (5,3% en promedio). Particularmente, Chile marcó en este indicador un aumento de 6,4%, lo que se compara con alzas como la de Brasil de 7,2% y México con 5,9%.
“Muchos factores han contribuido al aumento de la inflación: el aumento de los precios de las materias primas y las importaciones (en parte, debido a las interrupciones del suministro mundial), las depreciaciones del tipo de cambio, así como la liberación de la demanda reprimida de los consumidores y un cambio en el gasto hacia los bienes en lugar de los servicios. En algunos países, las presiones salariales y las prácticas de indexación (contratos que ajustan sus términos automáticamente con la inflación) están elevando aún más los precios”, enumera el informe.
Dada la historia de alta inflación de la región, el FMI consideran positivo que “los grandes bancos centrales reaccionaron rápida y decisivamente al fuerte aumento de los precios al consumidor”. Específicamente, plantean que “el aumento en las tasas de política ha ayudado a mantener ancladas las expectativas de inflación (...) Al mismo tiempo que reforzó la credibilidad de los bancos centrales ganada con tanto esfuerzo”.
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