La amenaza inflacionaria puede verse impulsada por cambios en la globalización, la demografía y el e-commerce

FILE PHOTO: Federal Reserve Board building is pictured in Washington
El edificio de la Reserva Federal se muestra en Washington, Estados Unidos, 19 de marzo del 2019.REUTERS/Leah Millis/File Photo

Los economistas ven cambios en estas tendencias a largo plazo que pondrían presión al alza sobre los precios.


Durante las últimas décadas, la Reserva Federal ha logrado mantener baja la inflación, quizás demasiado baja. Tuvo una ayuda: los cambios en la economía global, incluida la globalización, la demografía y el aumento del e-commerce (comercio electrónico), ayudaron a mantener los precios bajo control.

Algunos economistas dicen que estas denominadas fuerzas seculares han comenzado a revertirse a medida que la pandemia se ha intensificado.

“Los factores que estaban ... desempeñando un papel importante en ese entorno de baja inflación del último ciclo están comenzando a desvanecerse”, afirmó Sarah House, directora y economista senior de Wells Fargo.

Eso podría tener implicaciones importantes para la Fed mientras lucha por saber cuánto de la inflación actual es temporal, y para la economía estadounidense en su conjunto. House dijo que eso significa que la inflación aumentará en los próximos años o la Fed tendrá que mantener la política monetaria más estricta de lo que lo haría de otra manera para cumplir con su objetivo de inflación del 2%.

Los economistas señalan varios cambios seculares que podrían dar lugar a nuevas presiones inflacionarias.

La globalización da marcha atrás

El comercio mundial se duplicó con creces, pasando del 27% del producto interno bruto mundial en 1970 al 60% en 2008, impulsado por la caída de las barreras que tenía el comercio y la inversión. En Estados Unidos, se disparó del 11% del PIB en 1970 al 31% en 2011. La competencia global obligó a las empresas a construir elaboradas cadenas de suministro internacionales, adquiriendo materiales y productos en el lugar más barato posible. Se vieron favorecidos por el acceso a mano de obra barata, debido a que la caída del Muro de Berlín y el cambio de China hacia una economía de mercado en las décadas de 1980 y 1990 duplicaron con creces la fuerza laboral integrada en la economía mundial.

Los consumidores de las naciones ricas se beneficiaron. Los precios de los bienes “core” de Estados Unidos, que eliminan los precios volátiles de la energía y los alimentos, aumentaron solo un 18% entre 1990 y 2019. Los precios de los servicios básicos, la mayoría de los cuales se producen en el país, aumentaron un 147%. El aumento del contenido de importación explica parte de esa brecha, dijo Blerina Uruci, economista senior de Barclays en Estados Unidos. “De alguna manera, países como Estados Unidos estaban importando desinflación o incluso deflación de sus socios comerciales”, afirmó.

Pero los beneficios de la globalización “parecen haberse gastado en gran parte en varios aspectos, uno de los cuales es el movimiento hacia la antiglobalización y el creciente proteccionismo”, afirmó Peter Hooper, economista jefe de Deutsche Bank Securities.

Después de la guerra comercial entre Estados Unidos y China de los últimos años, el arancel promedio de Estados Unidos sobre las importaciones de China superó el 19%, seis veces más que antes, según Chad Bown, del Instituto Peterson de Economía Internacional, una asociación de expertos que buscan ideas innovadoras.

Los precios de los equipos de lavandería cayeron un 5,8% anual entre 2012 y 2017. Después de que el entonces presidente Trump anunciara aranceles sobre las lavadoras importadas en enero de 2018, los precios de las lavadoras se dispararon un 12% en la primera mitad de ese año. Los precios de los equipos de lavandería bajaron ligeramente durante el siguiente año, pero aún se encuentran en los niveles de 2013.

Dado que la participación de China en las ventas mundiales de paneles solares aumentó al 60% en 2011, gracias en gran parte al apoyo estatal, los precios de los paneles solares cayeron bruscamente. El costo de los módulos solares fotovoltaicos se desplomó de US$3.50 por vatio máximo en 2006 a 41 centavos en 2019, según la Administración de Información de Energía de EE. UU. Desde que Estados Unidos impuso aranceles a los paneles solares en enero de 2018, la tasa de caída de los precios se ha estabilizado y la adopción de la tecnología solar se ha ralentizado, según la Asociación de Industrias de Energía Solar, un grupo comercial.

FILE PHOTO: The sun is reflected on a solar panel at a solar power field
El sol se refleja en un panel solar en un campo de energía solar en Kawasaki, cerca de Tokio, el 13 de junio del 2012. REUTERS/Toru Hanai/File Photo

El impacto inflacionario más amplio de los aranceles recientes es complicado, dijo David Weinstein, economista de la Universidad de Columbia. Si bien los aranceles aumentaron los precios de la mayoría de los bienes afectados, los precios de otros cayeron a medida que la guerra comercial fortaleció al dólar, según descubrió. Las barreras también redujeron las expectativas de inflación y pueden haber silenciado la inflación al desacelerar el crecimiento y el empleo en Estados Unidos.

En general, sin embargo, la globalización ha ejercido presión a la baja sobre los precios al dificultar que las empresas los aumenten, algo que la pandemia parece revertirá, dijo Weinstein. La crisis de Covid-19 expuso las vulnerabilidades de las cadenas de suministro complejas y remotas de bienes esenciales como suministros médicos y semiconductores, lo que provocó la adopción del onshoring (localización en lugares más baratos pero dentro de territorio nacional) que puede disminuir la competencia y aumentar los costos.

“Obviamente, eso es rentable cuando tienes una pandemia”, afirmó Weinstein. “Pero en todos los años que no ... eso tenderá a subir los precios y a inmovilizar los recursos para producir cosas que podrían obtenerse de manera más barata en el extranjero”.

De la abundancia demográfica a la escasez

Estados Unidos, China y muchas grandes economías avanzadas ahora enfrentan una contracción demográfica que podría contribuir a la inflación.

Mientras mayor es la proporción de la población de un país en edad de trabajar, más tiende a ahorrar la población, ya que los trabajadores en conjunto producen más de lo que consumen. Esa restricción de la demanda tiende a presionar a la baja los precios. Los dependientes —niños y jubilados— tienen el efecto contrario: consumen más de lo que producen.

A medida que la población de Estados Unidos envejece, la cantidad de dependientes crece más rápidamente que la cantidad de personas en la fuerza laboral, y la inflación aumenta, afirmó Manoj Pradhan, fundador de Talking Heads Macroeconomics, una firma independiente de investigación macroeconómica y coautor de “La Gran inversión demográfica: sociedades que envejecen, una desigualdad menguante y un resurgimiento de la inflación”.

Los baby boomers tienen un poder adquisitivo desproporcionado, dijo Peter Berezin, estratega global en jefe de BCA Research, y señaló que esta generación posee un poco más de la mitad de toda la riqueza de los hogares estadounidenses. “Si tienes un grupo que todavía está gastando pero no produciendo, tienes un aumento en el consumo en relación con la producción que es más probable que dé un impulso inflacionario”.

Pero con la mayoría de los baby boomers ahora jubilados, el crecimiento de la población en edad laboral de los Estados Unidos se reducirá a sólo un 0,2% anual entre 2020 y 2030, según las Naciones Unidas, bajando desde el 0,6% en la década anterior y el 1,1% durante la década del 2000 al 2009. La pandemia impulsó las jubilaciones en aproximadamente 1,5 millones, dijo Berezin. “Al menos durante los próximos dos años, habrá este impacto en el tamaño real de la fuerza laboral”, afirmó.

Un paper de Mikael Juselius, un economista del Banco de Finlandia, y Előd Takáts, del Banco de Pagos Internacionales, encuentra que el alargamiento de la esperanza de vida inicialmente empuja la inflación hacia abajo porque estimula a la gente con sueldos a ahorrar aún más para su jubilación. Sin embargo, con el tiempo, una proporción creciente de dependientes en relación a trabajadores se suma a las presiones inflacionarias.

Muchos economistas argumentan que el envejecimiento es deflacionario, señalando que en Japón, que tiene una de las poblaciones más ancianas del mundo, el banco central ha luchado durante dos décadas para elevar la inflación desde cero o por debajo de esa línea.

Pero Juselius dijo que en Japón, el efecto inflacionario del aumento de jubilados se cancela con la disminución de los nacimientos. Las tasas de natalidad de Estados Unidos no han caído lo suficiente durante la última década para compensar de manera similar el envejecimiento y la inflación, afirmó.

Juselius señala que sus hallazgos no tienen en cuenta cómo el aumento de la inmigración podría contrarrestar los efectos inflacionarios del envejecimiento. Además, la última expansión económica sugiere que la demografía no siempre marca el destino, dijo Uruci de Barclays. “Aprendimos que si manejas los mercados laborales lo suficientemente calientes, vas a traer trabajadores desanimados a la fuerza laboral”, sentenció.

El e-commerce madura

Casi el 14% de las ventas de retail ahora se realizan en línea, más de cinco veces arriba que en 2005. La transparencia de los precios al tener precios de retail claramente marcados y agregados online, así como los avances en las velocidades de entrega, obligaron a las empresas a competir en precios tanto online como offline, y para enfrentarse a más rivales, un fenómeno que a veces se denomina “efecto Amazon”. En 2017, Goldman Sachs descubrió que la competencia de precios online puede haber reducido hasta una décima parte de la inflación anual de los bienes básicos.

FILE PHOTO: The logo of Amazon is seen at the company logistics centre in Boves
El logotipo de Amazon se ve en el centro logístico de la empresa en Boves, Francia, el 8 de agosto del 2018. REUTERS/Pascal Rossignol/File Photo

Las plataformas digitales como Uber y Airbnb probablemente también crearon una presión deflacionaria en los servicios, señala House, la economista de Wells Fargo. Para ganar usuarios, estas empresas priorizaron la participación de mercado sobre las ganancias, lo que a menudo resultaba en precios insosteniblemente bajos. Hay indicios de que esto se está revirtiendo; las tarifas de Uber y Lyft han aumentado durante la pandemia, y las empresas de viajes compartidos enfrentan una presión cada vez mayor para volverse rentables. Las tarifas de Uber en Estados Unidos aumentaron un 27% entre enero y mayo, tuiteó recientemente el director ejecutivo, Dara Khosrowshahi.

Berezin dijo que no está claro si el auge del e-commerce ha hecho que el mundo sea más competitivo, y señaló que los márgenes de los retail no han disminuido. Alberto Cavallo, un economista de Harvard Business School, utilizando datos de 2015 y 2016, encontró que los productos en Amazon no eran mucho más baratos que en los retailers tradicionales, pero los cambios de precios se han vuelto más frecuentes en los grandes retailers que compiten con Amazon, lo que significa que interrupciones en la cadena de suministro pueden transmitirse más rápidamente a los consumidores.

Taylor Schreiner, director de Adobe Digital Insights, dijo que el proyecto de seguimiento de datos de su empresa ha encontrado una tendencia establecida desde hace mucho tiempo de caída de los precios de los productos comprados online, de tal manera que los precios online cayeron un promedio del 4% anual desde 2015 hasta 2019, según al Índice de Economía Digital de la compañía, que rastrea los precios online desde 2014 en 18 categorías.

La pandemia detuvo esta dinámica. Los precios online han subido un 2% desde marzo de 2020, según datos de Adobe. Los precios de los artículos deportivos, muebles y electrodomésticos que se compran online aumentaron drásticamente desde el inicio de la pandemia. Los de los productos electrónicos cayeron sólo un 1,8%, mientras que los precios de las computadoras bajaron un 1.2%, en comparación con una disminución anual promedio de alrededor del 9% para ambos desde 2015 a 2019.

Esto refleja en parte las interrupciones temporales inducidas por la pandemia en las cadenas de suministro y el comportamiento del consumidor, afirmó Schreiner. Sin embargo, hay pocos signos de que la tendencia deflacionaria se reanude incluso cuando las interrupciones de la cadena de suministro se alivian y los consumidores vuelven a los hábitos pre pandémicos, dijo. “Si los precios se mantienen planos o incluso suben, la economía deberá avanzar sin que el comercio electrónico mantenga bajos los precios (en general)”, sentenció.

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