La columna de Francisca Jünemann: “Desertar en diciembre”
"Son las mujeres quienes desertan por razones de cuidado, especialmente las de menores ingresos al no tener un nivel de sueldo que les permita contratar ayuda".
Este mes es aquel en que me pregunto cómo es posible ser madre y tener, además de la familia, un trabajo fuera de la casa. Diciembre es un mes hecho para que las mujeres persistan con un esfuerzo descomunal o bien desistan; porque el sistema escolar que, durante el año conversa de mala forma con el sistema laboral, se hace en este período imposible. Cambios en los horarios de clases, días que van, otros que no y luego ese extenso tiempo de dos meses y medio con los colegios cerrados.
Las empresas entonces pueden y deben apoyar, comenzando por hacerse dos preguntas. La primera es con quién y dónde están los niños y niñas de las personas que trabajan en su organización en este período. Y la segunda, es qué pueden hacer por ellas.
Veamos algunas políticas empresariales específicas para madres y padres en los meses de diciembre, enero y febrero, comenzando con el uso del marco legal para luego construir sobre él.
El teletrabajo total es una opción principalmente cuando los niños quedarían solos en sus casas o bien, cuando se busca un mejor desarrollo fuera de la ciudad con más naturaleza y menos pantalla.
El teletrabajo parcial -de media jornada, algunos días de la semana o algunas semanas del mes- es alternativa cuando se necesita o se quiere la presencialidad en el lugar de trabajo de manera equilibrada con el tiempo necesario para que las niñas y los niños estén acompañados alternadamente por el padre y por la madre.
Las adecuaciones de turnos o de jornada durante las vacaciones escolares también es posible, como lo es a su vez la reducción de las horas semanales de trabajo por los pactos de adaptabilidad para trabajadores con responsabilidades familiares o acuerdo con los sindicatos.
Aquellas organizaciones que se han adelantado a la reducción de la jornada semanal a 40 horas, pueden pactar en estos meses la jornada 4 por 3 para trabajar cuatro días y descansar tres.
La compensación de horas extraordinarias por hasta cinco días adicionales de vacaciones es también otra ayuda para estos meses
Importante es no olvidar el derecho preferente a vacaciones de las madres y padres de niñas y niños menores de 14 años durante el período de vacaciones escolares y el respeto al derecho a bandas horarias diferidas de entrada y salida de una hora si son menores de doce.
Como buenas prácticas por sobre la ley, es posible extender estas posibilidades sin cortes según la edad de las hijas e hijos, ampliándolas a toda la edad escolar. La adolescencia requiere un especial cuidado y presencia.
Y algo que puede parecer pedestre pero que no lo es: dar el tiempo para el sin fin de actividades escolares de fin de año.
Por su parte, el gobierno también debe hacerse cargo. Que el Presidente Gabriel Boric junto a la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Antonia Orellana, y al ministro de Educación, Nicolás Cataldo, tomen la decisión insoslayable de mantener las escuelas, las salas cunas y los jardines infantiles públicos abiertos durante todo el verano, con actividades deportivas, artísticas y musicales en horarios compatibles con la jornada completa.
Son las mujeres quienes desertan por razones de cuidado, especialmente las de menores ingresos al no tener un nivel de sueldo que les permita contratar ayuda. La buena noticia es que esta política pública no necesita pasar por el Congreso, sino por la voluntad de quienes nos gobiernan.
Empresas y Gobierno: no pierdan por favor la oportunidad de hacer esto por las madres, padres y niños de nuestro país.
*La autora de la columna es presidenta ejecutiva de ChileMujeres
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