La columna de Gonzalo Said: “Por un diálogo tripartito útil”
"Lo que Chile necesita es un diálogo tripartito para recuperar el crecimiento y no para reponer medidas anacrónicas como la negociación ramal".
La disrupción en el mercado laboral que provocó la doble crisis reciente -estallido social y pandemia- nos exige ser muy cuidadosos al momento de pensar en nuevas regulaciones en este ámbito.
Es preocupante constatar que la situación está lejos de estar resuelta. El desempleo se ha mantenido en niveles históricamente altos -en el último trimestre llegó a 8,5%- y la tasa de ocupación está bajo el registro prepandemia, necesitándose crear unos 200 mil empleos adicionales para recién volver al punto donde estábamos a comienzos de 2020.
En este contexto, es lamentable el anuncio del Gobierno del envío de un proyecto de negociación ramal -o eufemísticamente multinivel- antes de que finalice el año. En primer lugar, es paradojal que luego de firmar un acuerdo con la CUT se anuncie que se llamará a un diálogo tripartito antes del envío de la iniciativa. Es decir, la decisión de sacar la negociación colectiva fuera del ámbito de la empresa se toma de manera bipartita -Gobierno y CUT, que además representa principalmente a funcionarios públicos- y se intenta vestirlo de tripartito, invitando a la tercera parte, los empresarios, cuando ya los dados están echados. ¿Qué puede aportar el mundo empresarial en una discusión que ya ocurrió y donde ya existe una decisión tomada?
Más allá de los argumentos de forma, lo que más preocupa son los aspectos de fondo. Llevar la negociación colectiva a un plano distinto del que tiene hoy -al interior de la empresa-, implica equiparar realidades laborales muy distintas. Las empresas pequeñas y medianas compiten con las grandes manteniendo sus costos acotados, ya que no tienen economías de escala o de ámbito para competir de igual a igual con los grandes jugadores. La negociación ramal elevará los umbrales en materia de costos laborales, acercándolos a los que actualmente tienen las grandes empresas, asfixiando la capacidad de competir de las pymes y creando incentivos para la concentración de mercado.
En algunos trascendidos de prensa, el Gobierno ha aclarado que quiere dejar fuera de esta negociación las remuneraciones y circunscribirla a temas de seguridad laboral, salud y la jornada laboral. Sin embargo, la experiencia reciente nos muestra que una cosa es lo que dice la ley y otra muy distinta es lo que interpreta la Dirección del Trabajo o lo que algunos grupos de presión laboral están dispuestos a acoger.
Este tipo de regulaciones va en sentido contrario de lo que Chile necesita. La irrupción de la inteligencia artificial y la masificación de la robótica exige mercados laborales flexibles, sistema de capacitación que garanticen la empleabilidad de los trabajadores en ambientes cambiantes y le entreguen las competencias necesarias para desenvolverse bajo los estándares de la nueva economía. Se necesita avanzar hacia la polifuncionalidad y profesionalizar la negociación al interior de la empresa, en vez de estar reponiendo medidas obsoletas con una mirada hacia el pasado.
Lo que Chile necesita es un diálogo tripartito para recuperar el crecimiento y no para reponer medidas anacrónicas como la negociación ramal.
*El autor de la columna es vicepresidente de Sofofa
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