La columna de Hans Eben: “El infeliz desempleo”
"Estudios han demostrado que la pérdida del trabajo es de los eventos más negativos para la felicidad de una persona. Y más que por la pérdida del ingreso, es por la pérdida de autoestima y de pertenencia a un grupo e inclusive, llegar al punto a no sentirse parte de la sociedad".
Decidí escribir sobre el desempleo. Primero por qué es un indicador al alza el cuál no se ha visibilizado lo suficiente y, segundo, porque creo que no se le toma la importancia a sus impactos y tercero por la paz social de mi país.
La tasa de desempleo en Chile lleva diez meses en continua alza, alcanzando un 9%. Somos de los tres países más rezagados en la región en lo que se refiere a recuperar el nivel de ocupación prepandemia. Esto significa que el empleo en Chile ha retrocedido 13 años. Si vemos el desempleo por género, las mujeres son las más afectada y, si revisamos la tasa de ocupación no la de desempleo, la problemática es aún peor. Todo esto es hoy, pero con las tasas de crecimiento de la economía que se están proyectando, la brecha que existe no se reducirá lo suficiente. Algunos inclusive, temen que pueda aumentar.
¿Qué significa lo anterior para los chilenos? La respuesta mas obvia es que el estar desempleado y probablemente endeudado, las personas no podrá pagar sus cuentas del día a día, colegios, créditos hipotecarios, remedios y así podríamos hacer una larga lista. Lo que pocas veces se coloca en esta lista es el impacto que tiene el desempleo en la felicidad de las personas, cercanos y en la sociedad en su conjunto. Hay dos libros escritos por dos extraordinarios chilenos que son mis fuentes cuando trato de entender el difícil concepto de la felicidad. Uno es de Ricardo Caponni, “Felicidad Sólida”, y el otro se llama “La Felicidad no es cosa de otro mundo”, de Eugenio Tironi. Este tema da para una columna más larga pero quiero dejar planteado algunos conceptos con los que me crucé en estos libros para ojalá gatillar una reflexión sobre nuestra subestimación de los impactos del desempleo.
El vivir el presente pareciera importante en la construcción de nuestra felicidad, pero la persona debe estar enfocado y concentrado en el hoy y de ahí el beneficio de las actividades que demandan alta focalización como el trabajo. Todos vivimos con intranquilidad en muchos aspectos, pero es diferente si esta brota de la ocupación o de la desocupación. Las personas están menos ansiosas cuanta más actividad tienen, por eso el trabajo estable es una fuente de felicidad. Estudios han demostrado que la pérdida del trabajo es de los eventos más negativos para la felicidad de una persona. Y más que por la pérdida del ingreso, es por la pérdida de autoestima y de pertenencia a un grupo e inclusive, llegar al punto a no sentirse parte de la sociedad. Los desempleados son vistos como los perdedores de la sociedad. Algunos lo llevan al extremo de afirmar que viven de acuerdo con el esfuerzo que han colocado en el trabajo (meritocracia). Aparecen las desigualdades, pero no solo económicas, sino las que produce la perdida de vínculos.
El trabajo estimula las relaciones sociales y estas a su vez construyen confianzas, y si se multiplican transformándose en confianza. El capital social de la sociedad se va fortaleciendo. Algunos estudiosos declaran que para ver qué tan feliz es una persona, no necesita saber su religión, salud o ingreso sino que su red social. Difícil construir paz social si uno no está feliz. Una parte del camino de la felicidad es estar en paz con uno mismo y para esto hay que evitar el infeliz desempleo.
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