La columna de Hernán de Solminihac Ciudades resilientes: está en nuestras manos

"Existe una variedad de iniciativas, programas y estudios que ofrecen una base sólida para el desarrollo de ciudades resilientes. Está en nuestras manos enfrentar los desafíos del futuro de manera efectiva, sostenible y preventiva".



La resiliencia se ha convertido en un concepto central en el desarrollo de los países, a medida que los riesgos asociados al cambio climático y el crecimiento de las áreas urbanas continúan en aumento. Según Naciones Unidas, una ciudad resiliente se caracteriza por su capacidad para prepararse y responder eficazmente a peligros de origen natural o humano.

Bajo este concepto, una ciudad resiliente debe ser persistente, anticiparse a los impactos y mantener servicios esenciales antes, durante y después de eventos perjudiciales. Además, debe demostrar flexibilidad para adaptarse a riesgos predecibles e incertidumbres, fomentar la inclusión social y promover la participación ciudadana. Las ciudades resilientes no son simplemente reactivas, sino proactivas y adaptativas, capaces de enfrentar cualquier desafío que se les presente.

En un mundo cada vez más urbanizado, las ciudades se han convertido en el epicentro de riesgos de desastres que adquieren nuevas dimensiones, formas y tamaños. La interconexión entre los riesgos es cada vez mayor, y las complejas interrelaciones entre los sistemas urbanos nos instan a repensar el desarrollo de las ciudades desde la perspectiva de la resiliencia.

En los últimos años, ha surgido un movimiento global para hacer que las ciudades sean más sustentables y resilientes al cambio climático. Este desafío ha cobrado aún más relevancia en el contexto de fenómenos meteorológicos extremos, donde los habitantes urbanos son cada vez más vulnerables a desastres cada vez más frecuentes e intensos. Ejemplos de ciudades que han tomado la iniciativa en este sentido son Rotterdam y Londres, que han implementado estrategias innovadoras para enfrentar el desafío del agua en un mundo en constante cambio.

En Rotterdam, se han creado plazas de agua en espacios públicos que no solo gestionan inundaciones de manera efectiva, sino que también promueven su uso en épocas de verano. Esto no solo es una solución ingeniosa para un problema común en las ciudades, sino que también fomenta la sostenibilidad al crear áreas de recreación que la comunidad puede disfrutar en condiciones normales.

Londres, por su parte, ha establecido una red de corredores de humedales conocidos como Water Boulevards, que actúan como una estrategia de mitigación de las intensas lluvias. Estos corredores no solo previenen inundaciones, sino que también mejoran la calidad del agua y proporcionan hábitats para la vida silvestre en el corazón de la ciudad.

En Chile, un grupo de investigadores de la Universidad Católica (UC) liderados por los profesores Sergio Vera y Waldo Bustamante, presentó el libro “Techos y Muros Vegetativos para Chile”, que explora los beneficios de proyectos similares en el país. Estos proyectos van más allá de la gestión de aguas pluviales y abordan la moderación de las temperaturas y la eficiencia energética de las edificaciones. Los techos y muros vegetativos son un testimonio de cómo la ingeniería, la arquitectura y el medio ambiente pueden converger para enfrentar los desafíos del cambio climático.

Asimismo, es importante recordar el estudio realizado por Bonifacio Fernández para el Minvu, “Técnicas Alternativas para Soluciones de Aguas Lluvias en Sectores Urbanos” (1996), que proporciona valiosas perspectivas sobre la gestión sostenible de las aguas. El academico UC sugiere que un plan de gestión de aguas lluvias en zonas urbanas debe incluir elementos como un sistema de drenaje que respeta los cauces naturales, su incorporación a la urbanización y compromisos para evitar un aumento en la escorrentía de esta. Esto involucra soluciones como almacenamiento, infiltración, desconexión de superficies impermeables y la creación de áreas verdes inundables, que permitan evacuar el agua, prevenir inundaciones, minimizar impactos urbanos y recargar los acuíferos subterráneos.

Lo anterior, demuestra que existe una variedad de iniciativas, programas y estudios que ofrecen una base sólida para el desarrollo de ciudades resilientes. Está en nuestras manos enfrentar los desafíos del futuro de manera efectiva, sostenible y preventiva.

Las ciudades son motores de crecimiento y desarrollo, pero también son vulnerables a una serie de amenazas. Ante la creciente urbanización y los impactos del cambio climático, las ciudades resilientes se convierten en un imperativo. La inversión en infraestructuras inteligentes y sostenibles, la promoción de la participación ciudadana y la búsqueda de soluciones innovadoras son pasos esenciales en el camino hacia ciudades más fuertes y capaces de afrontar cualquier desafío.

* El autor es profesor titular Ingeniería UC, miembro Clapes UC y presidente Colegio de Ingenieros de Chile