La columna de Hernán de Solminihac: “Mirar más allá de las cifras alentadoras”

CAEX minería cobre
La columna de Hernán de Solminihac: “Mirar más allá de las cifras alentadoras”

"Chile debe fortalecer su marco regulatorio y generar un entorno de inversión estable y predecible".



Chile, el mayor productor mundial de cobre, se encuentra en un punto de inflexión clave para su desarrollo minero. Las proyecciones de la Comisión Chilena del Cobre indican que el país continuará liderando la industria del metal rojo en la próxima década, con una producción que podría superar los siete millones de toneladas anuales para 2034. Sin embargo, alcanzar este objetivo no será una tarea sencilla. Existen desafíos estructurales, regulatorios y tecnológicos que requieren soluciones estratégicas para asegurar un crecimiento sostenible y rentable del sector, que aporte mayores recursos al país.

El respaldo de operaciones icónicas como Chuquicamata y El Teniente han sido clave para el posicionamiento de Chile en el mercado global. Estas faenas han demostrado una notable capacidad de adaptación a las demandas internacionales, consolidando al país como un referente en eficiencia y sostenibilidad minera. En esta misma línea, la reciente alianza entre Codelco y Anglo American para la explotación coordinada del distrito Andina - Los Bronces representa un paso importante para potenciar la competitividad chilena en este rubro.

A pesar de estos avances, el sector enfrenta desafíos significativos, como el agotamiento de ciertos recursos en algunas faenas. Si bien Chile ha encontrado una vía de diversificación a través de la producción de concentrados de cobre, que representarán cerca del 87% de la producción total para 2034, la producción de cátodos ha mostrado una disminución preocupante debido a la falta de nuevos proyectos que permitan prolongar la vida útil de estas operaciones, reduciendo su participación al 12% de la producción total.

Para sostener su liderazgo y enfrentar estos retos, Chile debe fortalecer su marco regulatorio y generar un entorno de inversión estable y predecible. En este contexto, los acuerdos público - privados juegan un rol crucial en la construcción de confianza y en la atracción de nuevas inversiones. La experiencia de países como Australia, que han logrado no solo exportar materias primas sino también desarrollar tecnologías mineras innovadoras, demuestra que nuestro país tiene la oportunidad de diversificar su oferta y aumentar el valor agregado de su producción, especialmente en tecnologías, procesos y servicios que no solo mejoren su competencia, sino que también sean parte de las exportaciones de la industria.

Además de la estabilidad económica y regulatoria, la sostenibilidad es un factor determinante en la minería del futuro. Chile ha avanzado en la implementación de energías renovables en sus faenas, con proyectos solares y eólicos que reducen la huella de carbono de las operaciones. Además, de los esfuerzos en el uso del agua proveniente del mar, con procesos interesantes de desalación. Estas estrategias no solo mejora la competitividad del país, sino que también responde a las exigencias de un mercado global cada vez más comprometido con la producción responsable y sostenible.

Para concretar el crecimiento proyectado, el Estado debe garantizar un ambiente propicio para la actividad minera, con reglas claras y estables que fomenten la inversión. El sector empresarial, por su parte, debe comprometerse con una estrategia de largo plazo basada en la innovación, la capacitación de trabajadores y la optimización de los procesos productivos. La colaboración con universidades y centros de investigación será clave para el desarrollo de nuevas tecnologías que permitan mejorar la eficiencia y sostenibilidad de la industria.

La minería del cobre ha sido, históricamente, un pilar fundamental para el desarrollo económico de Chile. Hoy, más que nunca, el país tiene la oportunidad de consolidar su posición como líder mundial en el sector. Sin embargo, este desafío no se resolverá solo con cifras alentadoras. Se requiere una visión estratégica, una mirada más allá, que combine inversión, innovación, productividad, y sostenibilidad; asegurando que el cobre chileno siga siendo un motor de crecimiento para las próximas generaciones.

*El autor de la columna es profesor titular de Ingeniería UC, miembro de Clapes UC y presidente del Colegio de Ingenieros de Chile

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