La columna de Hernán de Solminihac: “Un respiro temporal”
"La sequía prolongada nos recuerda que es necesario adoptar estrategias sostenibles para la gestión del agua".
El reciente informe del Ministerio de Obras Públicas (MOP), sobre el balance hídrico en Chile, nos ofrece un alivio momentáneo gracias a las lluvias de otoño e invierno. Sin embargo, la situación continúa siendo crítica, porque la sequía sigue afectando gravemente a varias regiones del país. Este panorama plantea la necesidad de adoptar medidas de emergencia y soluciones estructurales a largo plazo.
De acuerdo con el pronóstico para la temporada primavera-verano 2024-2025, el agua para consumo humano está asegurada en la zona centro-sur del país, gracias a las precipitaciones y nieve acumulada durante el otoño e invierno pasados. Aunque la situación ha mejorado respecto al año anterior, seguimos por debajo de los promedios históricos, de acuerdo con el balance realizado por el MOP. Esto en una situación de sequía que se extiende por 15 años consecutivos.
En la Región Metropolitana, el embalse El Yeso, principal fuente de agua de la región, acumula unos 178 millones de metros cúbicos, lo que equivale al 81% de su capacidad. Esto es inferior a lo registrado en la misma fecha del año pasado, cuando se contabilizaban unos 186 millones de metros cúbicos. Mientras tanto, en la Región de Valparaíso, se ha registrado un superávit de precipitaciones del 137% y un superávit de nieve del 16%, con 440 mm acumulados en la estación Portillo. La situación de los embalses, en tanto, es mixta, porque el embalse Los Aromos está casi lleno, mientras que el lago Peñuelas se encuentra al 16% de su capacidad.
A pesar de estos alivios localizados, la situación más crítica se presenta en la Región de Coquimbo, particularmente en las cuencas de Elqui, Limarí y Choapa. En esta región, las reservas hídricas son extremadamente bajas. De los ocho embalses monitoreados por la Dirección General de Aguas, solo se registra un 16% de agua acumulada, unos 206 millones de metros cúbicos de un total de 1.325 millones de metros cúbicos. Además, la cuenca del río Elqui no presenta acumulación nival, lo que agrava aún más la situación.
Aunque el balance del MOP ofrece buenas noticias a corto plazo, la sequía prolongada nos recuerda que es necesario adoptar estrategias sostenibles para la gestión del agua. El país debe avanzar en proyectos a largo plazo que incluyan la construcción de plantas desaladoras, la materialización de sistemas de infiltración, la optimización del uso agrícola del agua y el desarrollo de tecnologías de utilización de agua más eficientes.
Las zonas afectadas no pueden depender solo de lluvias excepcionales o medidas paliativas. La inclusión de todos los actores involucrados, desde el sector privado hasta las comunidades locales, es esencial para diseñar políticas que aseguren un suministro hídrico sostenible y justo.
El informe hidrológico presentado por el MOP es un llamado de atención, un respiro temporal para la temporada estival que se avecina. La sequía no es un problema pasajero, sino una realidad que Chile deberá enfrentar en las próximas décadas, con un enfoque integral y sostenible para mitigar sus efectos y garantizar el acceso al agua para futuras generaciones.
*El autor de la columna es profesor titular de Ingeniería UC, miembro de Clapes UC y presidente del Colegio de Ingenieros de Chile
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