La columna de Javier Salinas: “¿Qué sucede con los temas económicos en la carrera electoral?”
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"Hay al menos dos temas, por no decir tres, que deberían de abordarse en esta elección".
Pareciera que llegó el tiempo en el que las campañas electorales volverán a tomar la atención. Se siente pronto, sobre todo después de un período en el que hemos tenido un calendario electoral más intenso de lo habitual, con dos plebiscitos entre medio y sus respectivas elecciones de convencionales y/o consejeros constitucionales.
Más allá de los potenciales candidatos, creo que es fundamental el debate de las ideas: parece ser claro que los temas que más han inquietado a la ciudadanía desde hace algunos años son la seguridad (desde una perspectiva multidimensional), pensiones, salud y educación. No es complejo imaginar que esas serían las preocupaciones de los votantes, aunque, para mayor detalle, basta observar la última encuesta CEP. Respecto al tema previsional, la recientemente aprobada reforma puede ayudar a disminuir las presiones políticas en esta materia. Eso deja libre el camino para que los otros tres temas sean el foco en estas campañas. Pero ¿Qué hay de los temas económicos?
En mi opinión, y creo que más de un economista concuerda conmigo en esto, hay al menos dos temas, por no decir tres, que deberían de abordarse en esta elección.
El primero de ellos es el del crecimiento económico. Un Producto Interno Bruto (PIB) tendencial de 2% o menos desluce ante la evidencia histórica del pasado reciente de Chile, cuando el guarismo superaba el 4%. Ante ello, la idea que más ha destacado es el de la disminución de la “permisología”, una condición necesaria para la ejecución de nuevos proyectos de inversión de manera expedita, elemento que podría estar disuadiendo inversiones ya sea por los costos ciertos que genera o por la incertidumbre de aprobación. Sin embargo, esa idea pareciera ser insuficiente por sí misma, así que es pertinente ver qué otras propuestas se asoman durante las campañas.
El segundo de ellos es el de la disciplina fiscal y fortalecimiento de las instituciones a su alrededor. Con contadas excepciones, año a año, los déficits públicos han llevado a un incremento consistente de la deuda pública (la que supera el 40% del PIB desde el año pasado) y a una disminución de los activos del gobierno. El 2015, la deuda pública era de 17,4%. Y si bien en este período de tiempo hemos tenido varios shocks relevantes para el fisco, el deterioro fiscal ha sido más bien persistente, aún en años “normales”. Sin desmerecer los esfuerzos que se han hecho en esta materia, queda camino por recorrer. Ante ello, vale la pena preguntarse: ¿Cómo se van a financiar las propuestas de los candidatos presidenciales?
Si se me permite un tercer tema, mencionaría una reforma laboral. Esto es algo que puede abordarse desde diferentes aristas, pero, por mencionar alguna, considero que la formalización e identificación de nuevas formas de trabajo será crucial para la seguridad laboral, mejores pensiones y hasta podría ser una renovada fuente de ingresos tributarios. Además, ésta también debería ser pensada para compensar las recientes alzas en los costos laborales y así reforzar el crecimiento.
Crecimiento, fisco, mercado laboral; tres temas que esperamos sean parte activa de las campañas electorales este año. El problema es que su naturaleza es menos coyuntural y pueden pasar a segundo plano rápidamente. Por el bien del país, espero que no sea el caso.
*El autor de la columna es economista jefe LarrainVial Research
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