La columna de Javier Vega: “De liebres a tortugas”
"El letargo en el que nos sumimos permitió que otros países rápidamente nos superaran y vienen más en camino".
En la fábula de la liebre y la tortuga, una ágil y rápida liebre se burla de la lenta tortuga, retándola a una carrera. Confiada en su velocidad, la liebre se adelantó rápidamente y, creyendo que ganaría sin esfuerzo, decide descansar. La tortuga, en cambio, avanzó con constancia sin detenerse. Al final, la liebre se despierta y se apresura, pero la tortuga ya ha cruzado la meta, ganando la carrera.
Me acordé de esta historia al revisar las últimas estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe Perspectivas de la Economía Mundial, las que reflejan bien la pérdida de dinamismo de la economía chilena.
Chile comenzó la década de los 90 siendo un país relativamente pobre en el contexto internacional y en la medianía de la tabla en América Latina. Países como Venezuela, México, Argentina, Uruguay, Panamá, Brasil y Costa Rica nos superaban en ingreso per cápita (a PPC). La apertura comercial, los incentivos para la inversión y la estabilidad en la política y en las reglas del juego, permitieron a Chile despegar económicamente y ponerse en los primeros lugares de la región, ubicándonos solo después de Panamá hacia comienzos de la década del 2010.
En algún momento nos volvimos como liebres en sentido económico. Lamentablemente, las decisiones de políticas públicas de los últimos años han restado dinamismo a la economía chilena y otros países han apurado el tranco, como Uruguay, que ya se instaló en el segundo lugar desplazando a Chile al tercer puesto.
Las proyecciones para el próximo quinquenio no son muy auspiciosas. Chile crecería en los próximos cinco años en 2,4% promedio, por debajo del mundo (3,2%), de los países en desarrollo (4,1%), incluso por debajo del promedio de América Latina (2,7%). Esto implica que seguiremos retrocediendo en términos relativos en el contexto regional y mundial.
Las discusiones antes de las grandes reformas estructurales de 2014 daban por descontado que Chile tenía el crecimiento asegurado, por lo que nos podíamos dar el lujo de ignorarlo en las discusiones sobre el sistema tributario, el marco laboral y en el resto de las regulaciones que impactan a las empresas. Con el tiempo incluso se llegó a instalar la loca idea de que el crecimiento no era necesario.
Nos quedamos dormidos y pasaron diez años de bajo crecimiento y se disparó la frustración y la falta de oportunidades. Una década completa perdida. El problema es que, a diferencia de la fábula, la liebre en algún momento se despierta y ve que su contendor está a punto de ganar. Acá parece que seguimos inmóviles y, si no nos sacudimos rápido la modorra, pasará otra década perdida de bajo crecimiento y mayor frustración.
Además, a diferencia del cuento, los “contendores” no son tortugas. El letargo en el que nos sumimos permitió que otros países rápidamente nos superaran y vienen más en camino. Según el FMI, Argentina y Costa Rica crecerán más que Chile en el próximo quinquenio.
*El autor de la columna es socio de Mirada Externa
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.