La columna de Juan Carlos Guajardo: “Señales desde la Cumbre del Cobre en Asia: con viento a favor, pero…”
"Como respuesta a la crisis financiera global de 2008, China impulsó un plan de inversión colosal que sostuvo no solo su crecimiento sino el de buena parte del mundo aunque como resultado elevó su deuda de manera considerable. Algunos excesos derivados de ese enorme estímulo están hoy generando dificultades, especialmente en el plano inmobiliario".
Desde la bulliciosa ciudad de Shanghai nos llegan señales reveladoras de la reciente Asia Copper Week, organizada por Cesco, una cumbre que proyectó luz sobre el presente y futuro del vital metal rojo. Las conclusiones pintaron un panorama mixto, desvelando desafíos inesperados en el horizonte.
A pesar del consenso inicial sobre un futuro resplandeciente para minerales críticos como el cobre, la dura realidad de un camino difícil hacia una mayor producción ha desafiado estas expectativas. Aunque la demanda crece de manera innegable, la travesía hacia más toneladas de cobre que den cuenta de ella se vislumbra empinada.
Uno de los mayores obstáculos es la problemática de proyectos que no concluyen a tiempo y que, además, arrastran consigo sobrecostos significativos. Esta situación, unida a las crecientes demandas de gobiernos, comunidades e indígenas, ha tejido una red compleja que dificulta avanzar con decisiones de inversión. Avanzar en las credenciales ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza) sigue siendo un imperativo para hacer frente a esta realidad.
El aumento de las tasas de interés ha añadido una dosis extra de riesgo a las decisiones de inversión, creando un terreno más resbaladizo para los inversionistas. A medida que la transición a energías limpias gana protagonismo, surge la incertidumbre sobre las expectativas de demanda. La creencia optimista de un aumento explosivo se ve desafiada por la capacidad real de satisfacerla y por la posibilidad de sustitución, así como por el reconocimiento de que la cantidad de proyectos mineros es sorprendentemente escasa.
La atención se desplaza hacia expansiones más que hacia nuevos proyectos, haciendo muy probable una inminente ola de fusiones y adquisiciones que, si bien no aumentarán la producción, consolidarán a la industria del cobre en actores cada vez más grandes.
En el mercado del cobre, las visiones divergentes complicaron las negociaciones de los cargos de tratamiento y refinación (TC/RC), variable clave del mercado de concentrados cuyo escenario de negociación principal es esta Cumbre Minera. Sin embargo, una nota positiva fue la constatación de que la vibrante economía de China sigue presente. Aunque enfrenta desafíos considerables, la participación masiva de actores chinos confirma que el gigante asiático continúa siendo un faro de desarrollo, manteniendo su posición en la vanguardia de la industria del cobre.
Para quienes asistimos, la situación económica de China es más de ajuste que de quiebre estructural negativo. Como respuesta a la crisis financiera global de 2008, China impulsó un plan de inversión colosal que sostuvo no solo su crecimiento sino el de buena parte del mundo aunque como resultado elevó su deuda de manera considerable. Algunos excesos derivados de ese enorme estímulo están hoy generando dificultades, especialmente en el plano inmobiliario.
En última instancia, la industria del cobre se afianza en la convicción de que este metal es clave para una vida mejor. Sin embargo, la incertidumbre prevalece sobre cómo se logrará un mayor crecimiento. Como en la navegación, donde los buenos vientos no siempre conducen al destino esperado por la ruta más directa, es probable que nos enfrentemos a disyuntivas y dilemas antes de llegar a nuestro destino.