La columna de María Ana Matthias: “Balance de género, un imperativo de negocio”
"El equilibrio de género no tiene como finalidad beneficiar a las mujeres. Es, ante todo, una mirada que enriquece y desarrolla a la comunidad en su conjunto".
“No creo que el problema sean las mujeres. Creo que se trata ante todo de una propuesta de liderazgo”. Así resume la destacada consultora organizacional Avivah Wittenberg-Cox el centro de la discusión en torno al balance de talento en las organizaciones. “Hay que empezar por conseguir líderes capacitados y listos para liderar la carga, porque se necesitan dos cosas de parte de ellos: capacidad y voluntad”, agrega.
¿Cómo gestionamos el equilibrio de talento en las organizaciones? ¿Cómo lo amalgamamos? ¿Cómo lideramos para conseguir lo mejor de él?
El “cómo”. A eso dedicaremos fuertemente nuestro Summit 2024 de Redmad, que se realizará en noviembre con el título de “Liderar el crecimiento. El balance de talento como clave para el desarrollo”. Muy iluminadoras son, en ese sentido, las ideas de Avivah Wittenberg-Cox -una de las speakers del evento-, quien presenta esta realidad como un caso de negocio: las empresas deben preguntarse cómo y quiénes son sus clientes, y también cómo es el talento y el liderazgo con el que cuentan. ¿Refleja esto último la base de clientes a la que se quiere llegar? ¿Sus aspiraciones, sus sueños?
El dato irrefutable es que el mundo está equilibrado en cuanto a talento y mercado: las mujeres son el 50% de la población; según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), representan en torno al 57% de los estudiantes de enseñanza superior y, de acuerdo a la consultora Nielsen, en 2028 poseerán el 75% del gasto discrecional, lo que las convertirá en el grupo más influyente en términos de consumo. Estos indicadores objetivos muestran cuán necesario es que el balance de género sea bien gestionado.
A eso hay que sumar el hecho de que este es bueno para los negocios. Múltiples fuentes lo han avalado, pero por citar solo algunas, según el Boston Consulting Group, las empresas con equipos directivos más diversos obtienen un 19% más de ingresos por innovación. McKinsey, por su parte, mostró que las entidades ubicadas en el cuartil superior de diversidad de género en los equipos ejecutivos tenían un 25% más de probabilidades de tener una rentabilidad superior a la media que las empresas en el cuartil inferior.
Los diagnósticos están claros, por lo que el desafío está, más bien, en el cómo. En ese sentido, Wittenberg-Cox señala que, al momento de abordar la importancia del equilibrio en el talento en las empresas, son tres los problemas principales: liderazgo, cultura y sistemas. De esos tres, el liderazgo es el más relevante, al punto que ella señala que alrededor del 80% del éxito de cualquier iniciativa sobre el equilibrio entre hombres y mujeres depende de cómo los líderes enmarquen el tema. Es, finalmente, un asunto de capacidades.
En otras palabras, promover y gestionar el balance de género a todo nivel dentro de una organización, pero especialmente en el ámbito del liderazgo y de la alta dirección, es una competencia gerencial del siglo XXI. Tenemos que ser buenos en la gestión entre géneros porque el mundo está ahora equilibrado en cuanto a talento y mercado.
Es importante entender que el equilibrio de género no tiene como finalidad beneficiar a las mujeres. Es, ante todo, una mirada que enriquece y desarrolla a la comunidad en su conjunto. Un liderazgo convencido de eso permeará la cultura de las organizaciones, por eso debemos partir por ahí y aportar desde esa perspectiva.
*La autora de la columna es presidenta de la Red de Mujeres en Alta Dirección, Redmad.
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