La columna de María Ana Matthias: “Un legado vivo en las mujeres de Chile”
"Sebastián Piñera fue un político con actitud visionaria. Tenía una forma de entender el caminar del país que permeó su actuar en relación con la situación global de la mujer chilena, preocupación que tuvo una traducción concreta en políticas públicas que han sido muy relevantes para su desarrollo en sus distintas dimensiones vitales".
“Quiero expresar, con la mayor fuerza y claridad, el firme compromiso de nuestro gobierno para avanzar, con decisión y urgencia, hacia una sociedad en que, respetando nuestras maravillosas diferencias, podamos avanzar para que hombres y mujeres tengamos los mismos derechos, deberes, oportunidades y dignidad”, dijo en 2018 Sebastián Piñera, en una alocución que condensa la innegable centralidad que el exmandatario otorgó a la figura de la mujer a lo largo de sus dos administraciones.
Su imagen ha cobrado una dimensión diferente desde el pasado 6 de febrero, al enfrentarnos a la noticia de su sorpresiva muerte, en momentos en que aún no nos habíamos repuesto de la enorme tragedia humana, natural y material de los incendios de Valparaíso. Estos días que han pasado han sido de reflexión para poner su legado en perspectiva.
Sebastián Piñera fue un político con actitud visionaria. Tenía una forma de entender el caminar del país que permeó su actuar en relación con la situación global de la mujer chilena, preocupación que tuvo una traducción concreta en políticas públicas que han sido muy relevantes para su desarrollo en sus distintas dimensiones vitales. En ese sentido, podemos decir que el exmandatario fue el artífice de una de las iniciativas más señeras de los últimos años: la Ley Nº 20.545 que modifica las normas sobre protección a la maternidad e incorpora el permiso postnatal parental, más conocida como la ley de postnatal de seis meses. Esta norma ha sido clave para apoyar el correcto desarrollo humano desde el nacimiento, y también para apuntalar la participación laboral de la mujer. Sin duda, esta legislación ha sido un antecedente clave en la discusión que sobrevino, años después, respecto del mundo de los cuidados y de la necesaria conciliación que debe existir entre las dimensiones laboral, personal y familiar de las personas. En ese aspecto, recordemos que durante la pandemia impulsó la Ley de Crianza Protegida, que facultó el otorgamiento de extensiones de licencias médicas de postnatal parental.
Aunque no logró ver sus frutos –pero cuán pendiente y vigente sigue esta necesidad–, fue también la iniciativa de la sala cuna universal, que Sebastián Piñera, a poco de terminar su segundo mandato, envió al Senado bajo un nuevo proyecto de ley. Sin entrar en los detalles de la iniciativa, se trata de otra medida pro-empleo femenino, pues va en la línea de no encarecer la contratación de mujeres. La promoción de la corresponsabilidad, evidente en la iniciativa anterior, también queda de manifiesto en otra de las políticas emblemáticas de sus gobiernos, como lo fue la Ley que crea el Registro Nacional de Deudores de Pensiones de Alimentos, que, entre otros, reforzó la retención como modalidad de pago de la pensión alimenticia.
Este breve recorrido deja fuera muchas otras iniciativas, algunas de las cuales, si bien nacieron de mociones parlamentarias, fueron aprobadas durante alguno de sus gobiernos y han sido muy exitosas, como la ley de paridad de género en las empresas públicas. Todo este legado ha tomado forma de miles de mujeres, hombres y sus familias a lo largo de los años, por lo que continuará produciendo frutos en las futuras generaciones, y seguirá vivo en ellas.
*La autora de la columna es presidenta de la Red de Mujeres en Alta Dirección, REDMAD
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