La columna de Matías Concha: “Geopolítica: de la incertidumbre externa a la oportunidad interna”

Inversión inversiones
La columna de Matías Concha

Lo externo es un vaso comunicante con lo interno y el flujo de inversión es un flujo que se gatilla en un contexto de confianza y certeza. Tanto gobierno como oposición deberíamos evaluar el camino adecuado para que un contexto de alta incertidumbre externa imperante podamos convertir la crisis externa en una oportunidad interna.



Hay un viejo dicho que dice que cuando la cosa está incierta y difícil afuera, lo peor es debilitarnos internamente.

Durante los últimos decenios, uno de los elementos que más contribuyó a disminuir la pobreza a nivel mundial fue una sustantiva integración comercial y disminución de aranceles que permitió a países como Chile salir al resto del mundo comprando y vendiendo productos y servicios donde era más conveniente. Si bien esa convicción se encuentra actualmente en entredicho por motivos de un déficit estructural y defensa de trabajos locales en EEUU, el comienzo de la aplicación de indiscriminadas y desconocidas alzas arancelarias va a generar un impacto en cadena a lo largo de todo el globo con insospechadas consecuencias en las bases de confianza y colaboración.

Uno de los efectos que mejor recoge estas impresiones es el mercado, seguido por las perspectivas de inflación y altas tasas, pero quizá la peor consecuencia que ya la estemos viviendo tiene que ver con la variable más determinante e intangible para cambiar el eje de la geopolítica: el flujo de inversión. Una de las grandes consecuencias de un ambiente de alta incertidumbre va a ser una ralentización de la inversión mundial que va a generar un stock que vamos a tener que monitorear porque sí va a tener implicancias en donde dependiendo de cómo reaccionemos, van a haber muchos perdedores y un reorden en la esfera de la geopolítica mundial.

Se dice que donde están los mayores problemas están las mayores oportunidades y en el caso de Chile, si bien se encuentra vulnerable porque es una economía abierta, su salida va a depender de cómo enfrentemos y reaccionemos ante este fundamental escenario. Si bien la cancillería económica se ha estado preparando ante distintos escenarios, es fundamental anticiparse para capturar una oportunidad en un nuevo escenario de incertidumbre global. Primero que nada, Chile es una economía pequeña en el concierto mundial que difícilmente logre afectar el balance de las grandes potencias. Adicionalmente, tiene una estrategia diferenciadora de aranceles bajos no discriminatorios y es una de las economías más diversificadas de productos mundialmente demandados.

A nivel de política exterior, la mejor política pública para Chile no está en focalizarse defensivamente hacia afuera en una guerra fraticida, sino unirnos hacia adentro y salir juntos de una vez por todas a desamarrar las trabas fundamentales a la inversión que cambie la historia del futuro. La clave ahora va a estar en cómo Chile en este contexto ofrece ante inversionistas nacionales y extranjeros un entorno diversificado, neutro que fundamentalmente logre diferenciarnos con un entorno de baja incertidumbre a través de 3 ejes críticos: (i) Una política de estado con un compromiso absoluto y fundamental para erradicar la inseguridad; (ii) Plantear una propuesta de invariabilidad tributaria como imán para atraer un importante flujo de inversión que con la incertidumbre actual no va a fluir, y (iii) cambiar el propósito y gobernanza de una permisología entendida como una práctica de enfrentar naturaleza con desarrollo, por una armonización institucional que entregue los permisos a través de los mejores estándares que promuevan un desarrollo sustentable, tal cual lo promueve el artículo 69 de la ley 19.300 Base de medio ambiente que crea al Ministerio de Medio Ambiente.

Lo externo es un vaso comunicante con lo interno y el flujo de inversión es un flujo que se gatilla en un contexto de confianza y certeza. Tanto gobierno como oposición deberíamos evaluar el camino adecuado para que un contexto de alta incertidumbre externa imperante podamos convertir la crisis externa en una oportunidad interna. Ese camino no es ni voluntarista ni baladí, sino se ampara en las fortalezas que históricamente Chile ha podido ser reconocido, el cual en este contexto se torna como el mejor activo que permita sortear de mejor forma esta nueva era de desconfianzas.

El autor de esta columna es consejero de Sofofa

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