La columna de Ornella Bono: “Dónde ubicamos a la omnipresente IA en la organización”

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La columna de Ornella Bono: “Dónde ubicamos a la omnipresente IA en la organización”

"Estamos, pues, en el momento indicado para preguntarnos cómo queremos encauzar la IA".



¿Dónde ponemos a la inteligencia artificial en una organización? Estamos justo a dos años desde que ChatGPT irrumpió como un verdadero tsunami en el mundo, acercando esta tecnología a todas las personas. Y en este tiempo, lejos de aplacarse el impacto, este solo ha ido creciendo. Pero al menos ya tenemos una certeza: la IA está para quedarse, por lo que, más allá de las opiniones que tengamos sobre ella, debemos enfocarnos en cómo la administramos y gestionamos.

Según el estudio “Inteligencia Artificial responsable en empresas que operan en Chile”, del ESE Business School y PWC, la adopción de esta tecnología es todavía relativamente baja, y solo el 5% de las compañías locales la ha integrado totalmente a sus actividades. Los sectores de tecnología e información, servicios financieros y profesionales, y distribución y comercio muestran mayores tasas de adopción. En cuanto a áreas donde se ha implantado, las principales corresponden a la gestión de datos (18%), servicio al cliente (15%), tecnología informática (12%), innovación (11%) y marketing y ventas (10%).

Estamos, pues, en el momento indicado para preguntarnos cómo queremos encauzar la IA. Una mirada es que, en línea con las ideas planteadas por el socio de Korn Ferry Sherzod Odilov, cada líder dentro de una empresa debería ser una suerte de “Chief AI Officer”, dado que la evolución de la IA afecta a todos los aspectos de una organización. De hecho, es posible que hoy muchos colaboradores estén usando las IA generativas que han proliferado en estos meses sin que sus jefaturas lo sepan, o que sepan que las ocupan, pero no cómo lo hacen. Si pensamos que, según el estudio del ESE y PWC no hay aún en las empresas un enfoque formal para la identificación de riesgos en el uso de la IA, es claro que se necesita que quienes dirigen equipos hoy estén al día con esta tecnología, con sus potencialidades, sus riesgos y cómo puede ser aplicada en su campo para optimizar procesos.

Otro punto que releva Odilov es el acompañamiento que se les da a los equipos en línea al avance de la IA. No es un misterio que esta tecnología genera mucha ansiedad, sobre todo cuando periódicamente se publican estudios que dan cuenta de una nueva profesión que está en riesgo de ser absorbida, o sobre tareas que pueden ser hechas por los agentes de inteligencia artificial, que son trabajadores digitales, con capacidad de tomar decisiones, dirigir y coordinar labores de forma autónoma.

Un tema que invita a la reflexión es que, si bien la IA puede reemplazar muchas funciones, esto mismo nos puede ayudar a maximizar nuestra productividad o, incluso, nuestra creatividad, y así enfocarnos en aquellos aspectos en los que sí podemos aportar valor. Por ejemplo, ya sería esperable que aquellos trabajadores que quieran adaptarse a ella al menos la conozcan y sepan manejarla en sus aspectos más básicos.

El conocido refrán “si no puedes contra ellos, únete” parece hacer sentido en este nuevo mundo. Y por ello es por lo que no solo los líderes deberían ser Chief AI Officer, sino que todas las personas, independiente del cargo, edad o profesión. Asumir este liderazgo en la gestión de uno mismo es también clave para sacarle provecho a esta tecnología y descubrir aquellas áreas en las que vale la pena capacitarse con miras a potenciar la empleabilidad.

*La autora de la columna es socia fundadora y directora de Humanitas/Cornerstone Chile

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