La gira de la secretaria de Comercio de EE.UU. por China ofrece un rayo de esperanza a las maltrechas empresas estadounidenses

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La secretaria de Comercio de EE.UU., Gina Raimondo, reacciona durante la rueda de prensa en la Boeing Shanghai Aviation Service Co., Ltd, en Shanghai, China, el miércoles 30 de agosto de 2023. (Foto: Andy Wong, AP)

“Parece que la máquina se ha puesto en marcha de nuevo”, señaló Michael Hart, presidente de la Cámara de Comercio estadounidense en China. La visita de Raimondo -la primera en cinco años de un responsable de comercio estadounidense y que concluyó el miércoles- “enfría el tono, lo hace más constructivo y menos combativo”, agregó.


SHANGHAI- El viaje a China de la Secretaria de Comercio de EE.UU., Gina Raimondo, que concluyó el miércoles, supuso la reanudación del diálogo económico y comercial entre Washington y Beijing, ofreciendo un rayo de esperanza a las empresas estadounidenses que afirmaron enfrentarse a unas condiciones comerciales cada vez más hostiles en China.

Pero incluso cuando Raimondo prometió algunos resultados del nuevo compromiso en los próximos meses, los representantes empresariales estadounidenses dijeron que seguían profundamente preocupados por el impacto de las crecientes tensiones políticas bilaterales.

Las empresas han experimentado nuevas restricciones estadounidenses a las exportaciones y las inversiones, y represalias contra ellas por parte de China. Se suman a los obstáculos tradicionales chinos, como las subvenciones discriminatorias y el robo de propiedad intelectual.

“Parece que la máquina se ha puesto en marcha de nuevo”, señaló Michael Hart, presidente de la Cámara de Comercio estadounidense en China. La visita de Raimondo -la primera en cinco años de un responsable de comercio estadounidense- “enfría el tono, lo hace más constructivo y menos combativo”, agregó.

La gira de Raimondo, de cuatro días de duración, incluyó largas reuniones con funcionarios chinos y conversaciones con líderes empresariales estadounidenses. Los resultados incluyeron la creación de un grupo de trabajo para abordar los problemas de comercio e inversión a los que se enfrentan las compañías, y un foro para intercambiar información sobre los controles a la exportación, una polémica herramienta utilizada por ambos países para mantener los productos críticos fuera del alcance del otro.

“No tengo ninguna expectativa de que en mi primera visita, tras mis primeras reuniones con funcionarios chinos, vayamos a resolver de repente cuestiones concretas”, declaró Raimondo en una rueda de prensa celebrada el miércoles por la tarde, antes de su partida de Shanghai. “He venido a exponer de forma directa y precisa... los retos a los que se enfrentan las empresas y los trabajadores estadounidenses”, planteó.

En Shanghai, capital comercial de China, Raimondo destacó la importancia de los intercambios interpersonales con una visita al campus local de la Universidad de Nueva York, donde varios centenares de estudiantes estadounidenses estudian junto a sus compañeros chinos.

El itinerario de Raimondo incluyó un encuentro con directivos de multinacionales estadounidenses con sede en China en una mesa redonda. Plantearon problemas como la opacidad de las normas chinas sobre recopilación y transferencia de datos y los obstáculos a la contratación pública a los que se enfrentan muchas firmas tecnológicas, farmacéuticas y químicas.

El hecho de que Raimondo pareciera realmente interesada en tratar de mitigar los contratiempos a los que se enfrentan las empresas estadounidenses en China, constituyó un bienvenido “giro para alejarse del enfoque exclusivo de seguridad nacional que Estados Unidos tuvo en los dos primeros años y medio de la administración Biden”, afirmó Sean Stein, presidente de la Cámara de Comercio estadounidense en Shanghai.

Haciendo gala del poder blando de Estados Unidos, Raimondo recorrió también Shanghai Disneyland, sonriendo y saludando a familias y adolescentes. Abrazó a una niña china de 7 años disfrazada de LenaBell, un zorro rosa que es la mascota de Shanghai Disney.

“Es bueno que hablen”, manifestó Joe Schott, presidente y director general de Shanghai Disney Resort, refiriéndose a los canales de comunicación establecidos esta semana.

En 2022, una serie de cierres relacionados con el Covid mantuvo inactivo el parque de Shanghai durante 133 días. Desde entonces, a medida que China ha suavizado su política de cero Covid, el parque se ha recuperado. En el trimestre financiero más reciente, obtuvo unos resultados récord en ingresos, ingresos de explotación y márgenes de beneficio.

En cambio, el lugar elegido para su rueda de prensa, el hangar de Boeing en el aeropuerto internacional de Pudong, en Shanghái, fue un recordatorio de las dificultades a las que se enfrentan las empresas estadounidenses.

Las aerolíneas chinas reanudaron los vuelos con el Boeing 737 MAX en enero, pero el conflicto comercial que mantienen Estados Unidos y China ha limitado las entregas de un puñado de aviones Boeing en los últimos años y prácticamente ha paralizado los nuevos pedidos.

Boeing tiene almacenados 85 aviones MAX construidos para aerolíneas chinas, y la reanudación de las entregas desbloquearía un efectivo muy necesario. A pesar de algunas esperanzas anteriores, Raimondo no se refirió a la reanudación de las entregas.

Su visita se produce en medio de las relaciones comerciales más tensas entre Estados Unidos y China de los últimos años. Las compañías estadounidenses se han visto atrapadas en el tira y afloja geopolítico, mientras que las duras medidas de Beijing, la ralentización de la economía y la mayor competencia interna han mermado los márgenes de las empresas estadounidenses en ese país.

Después de que el gobierno de Biden impusiera controles a la exportación que impedían la entrada de tecnología estadounidense en la industria china de chips, China prohibió a las principales firmas nacionales comprar al fabricante de chips Micron Technology, alegando “importantes riesgos para la seguridad”. Este mes, un acuerdo de Intel para adquirir la empresa israelí Tower Semiconductor también fracasó, después de que los reguladores chinos no aprobaran la operación.

China también ha aumentado el escrutinio sobre las empresas de consultoría y diligencia debida, interrogando al personal de Bain & Co. y golpeando a Mintz Group con una multa de US$ 1,5 millones por presunto trabajo ilegal.

Algunos personeros en los círculos empresariales estadounidenses dijeron que un compromiso para hablar podría ser incremental, dadas las tensas relaciones políticas desde el gobierno de Trump.

“Ambas partes necesitan bajar el tono de la retórica sobre seguridad nacional, y dejar de ver cada acción como una amenaza o un desaire”, sostuvo James Zimmerman, expresidente de AmCham China y socio de la oficina de Beijing de Perkins Coie LLP.

“Ningún nivel de diálogo o grupo de trabajo avanzará más allá de las cortesías habituales, hasta que se recupere cierto nivel de confianza”, añadió Zimmerman.

La visita de Raimondo se produjo en un momento en que China se esfuerza por revitalizar una economía a punto de naufragar, arrastrada por el descenso de las exportaciones, la caída de los precios de consumo y un desempleo juvenil sin precedentes.

Para ayudar a apuntalar el crecimiento, Beijing ha intentado estabilizar las relaciones e impulsar el comercio con Estados Unidos y otras potencias occidentales que están reduciendo su dependencia económica de China. Los funcionarios chinos también han ofrecido garantías a los inversores extranjeros de que siguen abiertos a los negocios de Occidente.

China representó el 13,3% de las importaciones de bienes estadounidenses durante los seis primeros meses de 2023, el nivel más bajo en 20 años. La inversión extranjera directa en China se desplomó un 48% en 2022 con respecto al año anterior, y sigue disminuyendo bruscamente este año.

No obstante, Beijing ha insistido públicamente en que la responsabilidad de mejorar los lazos sigue recayendo en Washington. El martes, el primer ministro chino, Li Qiang, dijo a Raimondo que Beijing esperaba “que Estados Unidos se encuentre con China a mitad de camino” y “tome medidas más prácticas y beneficiosas” para desarrollar la relación bilateral.

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