La guerra de las arepas: el juicio de los fundadores de La Pizza Nostra contra un gigante industrial venezolano

Pese a un intento de conciliación la semana pasada, no hubo acuerdo para poner fin al juicio que enfrenta a la familia Roselli, fundadora del restaurante de comida italiana La Pizza Nostra y dueña de la Distribuidora de Alimentos Globe Italia, contra el gigante industrial venezolano Empresas Polar, por la distribución en Chile de la harina de maíz PAN, la más conocida del país caribeño y que Globe Italia introdujo en el país. Alimentos Polar Chile SpA, filial del conglomerado caribeño, se opuso a llegar a un acuerdo, por lo que ahora se abrirá el periodo de presentación de pruebas para ir al fondo de la demanda de indemnización de perjuicios por incumplimiento de contrato interpuesta por la importadora local.

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PAN es por lejos la harina más popular en Venezuela, con la cual se confeccionan las arepas, la tradicional tortilla en ese país y en Colombia, cuyo conocimiento y factura en Chile se ha multiplicado varias veces debido a la masiva inmigración de residentes de esas naciones en la última década. Por ello, el incremento en sus ventas ha sido explosivo en los últimos años.

Pese a que Globe Italia, fundada en 1997 por el creador de La Pizza Nostra, Mario Alberto Roselli, y su hija Patricia, se había especializado en la importación y distribución de productos alimenticios italianos como las marcas de pastas y salsas Divella y Cirio, el café Kimbo o el aceite Basso, a inicios de la década pasada empezó a importar y comercializar en Chile la harina de maíz Doña Arepa de la compañía colombiana Harinera del Valle. Pero el conglomerado venezolano Empresas Polar, que fabrica las conocidas marcas de cervezas Polar y bebidas Maltín, y embotella Pepsi-Cola, los contactó para ofrecerles la distribución en Chile de su alimento estrella: la harina de maíz PAN.

Según cuenta la demanda presentada en octubre de 2022, en julio de 2015 Empresas Polar aceptó que Globe Italia fuese el distribuidor de la harina PAN en Chile, lo que se perfeccionó mediante un contrato de confidencialidad y una carta de diciembre de ese mismo año, titulada “Distribución no exclusiva de harina PAN en Chile”, enviada por la filial estadounidense International Grains & Cereal, del grupo Polar.

A medida que fueron creciendo las comunidades venezolana y colombiana, que según datos oficiales rondan actualmente las 530 mil personas y 200 mil, respectivamente, el consumo de este producto de primera necesidad se fue incrementando de manera geométrica. Al comenzar la relación entre Polar y Globe Italia en 2015, se vendían 768 toneladas de harina PAN en Chile, mientras que en 2021 llegaron a 4.500 toneladas. Con el paso de los años, Polar también le entregó la distribución en el país de sus bebidas Maltín Polar (en mayo de 2019) y de la mayonesa Mavesa y queso Rikesa en junio de 2021.

Para hacer frente a estos encargos, Globe Italia invirtió, según su acción legal, 13.142 UF (casi $500 millones de hoy) por contrato de arriendo de bodegas y 2.789 UF (unos $100 millones) en racks para habilitarlas.

La relación se mantuvo inalterable hasta 2021. “Era muy importante para nuestro negocio. Llegó a representar cerca del 50% de las ventas de Globe Italia”, cuenta Juan Granese, director de estrategia corporativa de Globe Italia.

Granese dice que en una conversación informal, en una fiesta, de manera totalmente casual, un trabajador de Globe Italia le preguntó a otra persona qué hacía y éste le respondió que era el gerente general de Alimentos Polar en Chile y que entre sus negocios estaba vender la harina de maíz PAN. Este trabajador se sorprendió y le respondió que era extraño porque su empresa, Globe Italia, era la que vendía en Chile esa harina venezolana.

Con ese antecedente, la empresa chilena contactó al grupo Polar en Venezuela y allá les confirmaron que habían decidido instalarse en Chile y vender sus productos de manera directa, por lo que terminaron la relación comercial. “Nuestra representada (Globe Italia) recibió una comunicación informal por parte de Empresas Polar, poniendo término de manera anticipada y unilateral, además de repentina y abrupta, la relación contractual que los unía, a esa fecha, por más de 5 años”, dice la demanda.

La empresa chilena solicitó, a través de una carta, una compensación por el fin abrupto del vínculo contractual, pero la firma venezolana se negó.

Por ello, pasado casi un año de concluida la relación comercial, la empresa chilena optó por demandar a la venezolana asesorada por el abogado José Pablo Monsalve, exdirector nacional del Departamento de Propiedad Industrial (hoy Inapi). A la unidad chilena del grupo venezolano, Alimentos Polar Chile, lo representa la abogada Manuela Cross, del estudio PPU Legal.

Pasados dos años de presentada la demanda, recién la semana pasada se llamó a un intento de conciliación, pero el grupo venezolano “no estuvo dispuesto a llegar a un arreglo”, dijo Monsalve.

Ahora, el juez del 6° Juzgado Civil de Santiago, Rodrigo Cartes, fijó los puntos que debe probar la demandante, entre ellos, la existencia de un vínculo contractual entre ambas partes, cumplimiento de las partes a las obligaciones emanadas del contrato, la relación de causalidad entre las obligaciones contractuales y sus perjuicios, y la efectividad de que existan perjuicios.