La guerra y la paz

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Un hombre pasa por delante de los restos de vehículos militares rusos en Bucha, cerca de la capital Kiev, Ucrania, el martes 1 de marzo de 2022. Foto: AP

"En tiempos de guerra, la inflación se eleva de manera considerable, alcanzando incluso alzas extremas de precios cuando los conflictos bélicos tienen un alcance global"



El mundo occidental despertó al son de las sirenas y cañones, los titulares de los medios de comunicación se concentraron en la avanzada del ejército ruso en terreno ucraniano, mientras que los mercados cayeron con fuerza. Este sería el resumen del inicio de la denominada guerra, hasta ahora invasión, en Ucrania, que el mundo occidental recogerá probablemente en los libros de historia.

Sin duda que la versión del bando liderado por el presidente de Rusia, Vladimir Putin tendrá un contexto y origen disímiles, de acuerdo con la retórica que el mandatario ha expresado en sus más de 20 años a la cabeza del país más extenso del mundo. Esta retórica nos da luces de la mentalidad del líder de las fuerzas invasoras respecto a los límites que está dispuesto a desafiar con el afán de alcanzar los objetivos planteados a Ucrania, la OTAN y el mundo occidental.

En este sentido, es pertinente evaluar las implicancias que tendrá para la economía y los mercados financieros globales la permanencia del conflicto bélico en Europa del Este por un tiempo que probablemente será mayor al que el consenso de analistas anticiparon hace dos semanas atrás.

En términos de impacto inmediato, el aumento en el precio de los commodities, esto es en energía, metales y agricultura, será un dolor de cabeza adicional para los banqueros centrales. La inflación seguirá siendo un problema este 2022 y nuevamente se agrega al tablero un factor que está fuera del alcance e incidencia de las herramientas de política monetaria, esto al menos en el corto plazo.

La evidencia histórica avala el punto anterior; en tiempos de guerra, la inflación se eleva de manera considerable, alcanzando incluso alzas extremas de precios cuando los conflictos bélicos tienen un alcance global. Si bien, por ahora, este último escenario no es la base, sí es un factor para considerar, y posiblemente la Reserva Federal en Estados Unidos pondrá en la balanza el efecto que tendría un patrón agresivo de alza de tasas en el estado de recuperación sostenible de su economía.

Lo anterior nos lleva a evaluar el impacto a nivel de actividad, donde claramente Europa se enfrenta de manera peligrosa a la posibilidad de caer en recesión en el corto plazo, y en que adicionalmente la autoridad monetaria cuenta con limitadas herramientas a mano para poder evitar este desenlace.

En términos económicos y financieros, el viejo continente es la región que se encuentra más expuesta a los efectos indirectos nocivos que tendrá el conflicto armado, por lo que es razonable esperar que la eventual estanflación a la que se enfrenta mantenga un efecto negativo en sus acciones, la debilidad de sus monedas y un aumento en las tasas de interés de sus compañías en el corto plazo.

De este modo, Estados Unidos se encamina a convertirse nuevamente en la región que ofrecerá el mejor lugar de refugio para sortear esta crisis en términos de mercados desarrollados. En el mundo emergente, hasta ahora, la lejanía geográfica que tiene Latinoamérica de la zona de conflicto, junto con la agresividad en el aumento de tasas que los países de la región experimentaron el año pasado, ofrecen una sorpresiva oportunidad de diversificar los riesgos que, sin duda, también enfrentan los mercados emergentes globales en el corto plazo.

“Los dos guerreros más poderosos son la paciencia y el tiempo”, decía León Tolstoi, el autor de origen ruso más aclamado a nivel mundial, de quien tomo prestado el nombre de su obra cúlmine para titular esta columna. Esperemos que la retórica de Putin considere también las reflexiones de paz, y no solo de guerra, que este célebre autor transmitió y heredó al mundo.

El autor de la columna es director de Estrategia BTG Pactual Wealth Management.

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