La repentina salida de BP de Rusia expone los riesgos que tienen las empresas occidentales en la crisis de Ucrania
La petrolera británica enfrentará desafíos para obtener el valor total de la participación de Rosneft que planea vender.
La abrupta ruptura de los lazos con Rusia, que llevaban 30 años gestándose, por parte de BP PLC, muestra los crecientes riesgos que enfrentan las empresas occidentales al hacer negocios allí, y el lío que pueden enfrentar para salir.
La compañía petrolera británica dijo el domingo que vendería su participación de casi el 20% en la compañía petrolera estatal rusa Rosneft, porcentaje valorado en alrededor de US$ 14.000 millones según el último balance anual, días después de que la invasión rusa a Ucrania provocara una protesta internacional. A principios de mes, BP había defendido su asociación de larga data con Rosneft incluso cuando se intensificaron las amenazas del presidente ruso, Vladimir Putin, contra su vecino.
La decisión, que se produjo en medio de la presión de las autoridades del gobierno británico, sorprendió a algunos analistas de inversiones, que esperaban que BP tratara de superar la agitación o, al menos, se tomara más de unos pocos días para determinar su futuro en Rusia. Esto reflejó el panorama cambiante para las empresas que hacen negocios en el país a medida que aumenta la condena hacía Rusia en todo el mundo.
“Desde grandes empresas como BP que se retiran del mercado, hasta licorerías que se niegan a vender vodka ruso, las fichas de dominó están cayendo”, afirmó Jason Bordoff, director fundador del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia. “Si Rusia continúa con su actual invasión a Ucrania, simplemente no será aceptable para la gente de la comunidad empresarial internacional hacer negocios con Rusia”.
Ahora, el gran desafío que enfrenta BP, dicen banqueros y analistas, es obtener algo cercano al valor previo a la invasión por la participación en Rosneft. Un comprador extranjero podría tener dificultades para sentirse cómodo con el pantanoso terreno político y financiero de las sanciones en tiempos de guerra y el perfil de Rusia como un paria (marginado) global, dijeron.
“Pensamos que técnicamente sería más engorroso abandonar su posición, pero lo han hecho”, escribió el analista de energía de Bernstein, Oswald Clint, en una nota para los clientes el lunes. “La acción militar en Ucrania significa que no hay otra opción con respecto a su exposición a una empresa estatal”.
Algunos consideraron la caída de BP que llegó hasta un 7,7% el lunes, sumada a una caída más pequeña la semana pasada, como evidencia de los cálculos de los inversionistas de que BP podría obtener muy poca ganancia o incluso solo retirarse. Según la reacción del mercado del lunes, el analista de energía de Redburn Ltd., Peter Low, afirmó: “En la mente de muchos inversionistas, ese valor podría ser cero”.
BP abrió una oficina en Moscú en 1990 y más tarde esa década compró una participación en una compañía petrolera rusa. En 1998, BP formó una alianza con Rosneft y, a través de acuerdos posteriores, llegó a poseer el 19,75% de Rosneft en 2013. Juntos son propietarios de tres empresas conjuntas de las que BP también está saliendo.
Debido a su participación en Rosneft, BP ha sido la más expuesta a Rusia entre las grandes del petróleo y el gas, pero no está sola. El lunes, el grupo energético noruego Equinor AS A dijo que había decidido detener nuevas inversiones en Rusia y que comenzaría a salir de sus empresas conjuntas rusas luego del ataque de Moscú a Ucrania. Eso ocurrió un día después de que los funcionarios del gobierno de Noruega dijeran que tomarían medidas para congelar y desterrar los activos rusos del fondo de riqueza soberana del país de más de US$ 1 billón (millón de millones).
Los acontecimientos han aumentado la presión sobre otras compañías energéticas para que planifiquen lo que podrían hacer con sus participaciones en proyectos energéticos rusos. El lunes, la gran petrolera británica Shell PLC dijo que abandonaría sus empresas conjuntas con el gigante energético ruso Gazprom PJSC, citando la invasión a Ucrania por parte de Rusia. Shell también dijo que dejaría de participar en la financiación de Nord Stream 2, un proyecto de un gasoducto de gas natural que Alemania congeló en medio de la crisis de Ucrania. Los intereses rusos de Shell son menores que los de BP, aunque la ruptura de los lazos con Nord Stream 2 también tiene un poder simbólico internacional. El gasoducto ha sido un foco importante de debate sobre la dependencia de Europa del gas ruso.
TotalEnergies SE de Francia también tiene importantes inversiones en Rusia. La compañía no respondió a una solicitud de comentarios el lunes.
Funcionarios de BP dijeron que la invasión a Ucrania por parte de Putin el 24 de febrero marcó un punto de inflexión. Desencadenó una reunión de la junta de BP al día siguiente, y otra el domingo, debido a que la compañía sopesaba cómo responder.
La agresión de Rusia “ha llevado a la junta de BP a concluir, después de un proceso exhaustivo, que nuestra participación en Rosneft, una empresa estatal, simplemente no puede continuar”, afirmó el domingo el presidente de BP, Helge Lund. El CEO de BP, Bernard Looney, renunció al directorio de Rosneft con efecto inmediato.
Algunos analistas dijeron que la medida fue en parte un alivio, proporcionando una separación justificable de la asociación financiera y reputacionalmente volátil con Rusia. “La exposición a Rusia ha sido un gran lastre para las acciones durante años, por lo que una salida limpia es positiva”, escribió Clint de Bernstein.
“El momento y la salida forzada de Rosneft no es para nada ideal”, dijeron analistas de JPMorgan & Co. en una nota el lunes, pero agregaron que la pérdida de dividendos de la participación de Rosneft podría compensarse con el fin del “limitante de Rusia” para BP.
Los analistas también dijeron que el negocio de Rusia no cuajaba fácilmente con muchos inversionistas que buscaban que BP acelerara su impulso hacia inversiones con bajas emisiones de carbono. La venta de la participación de Rosneft, aunque dolorosa a corto plazo, ayuda a aclarar la estrategia a largo plazo de la empresa, dijeron.
BP dijo que sufriría un golpe financiero de hasta US$ 25.000 millones, aunque su pérdida real —incluso si no recibe nada por la participación de Rosneft— sería mucho menor, dijeron los analistas.
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