La teoría darwiniana y el surgimiento de talentos “leapfrog”

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"Este es un nuevo concepto; son ejecutivos que no reportan directamente al CEO sino que están un nivel más abajo. Son personas que no hacen una carrera habitual (subiendo de cargo de manera paulatina), sino que saltan desde un puesto de menor visibilidad hasta niveles como vicepresidente sénior o gerente general".



“No sobrevive el más fuerte ni el más inteligente, sino el que se adapta mejor al cambio”. Esta frase de Charles Darwin, cobra especial importancia en las organizaciones de hoy.

La pandemia fue uno de los grandes impulsores de este nuevo escenario, donde la adaptabilidad se posiciona incluso mejor que la experiencia a la hora de evaluar un perfil. En un contexto lleno de incertidumbres, deja de importar el saber hacer cosas que siempre funcionaron.

En la última edición del Harvard Business Review se incluye un estudio que detalla desde dónde llegaron los nuevos CEOs. En el 2020, el 77% de los nuevos CEOs del S&P 500 fueron promociones internas. Los jefes de división y directores de operaciones fueron las posiciones favoritas desde donde surgen los candidatos, pero en el informe se detalla que quienes están destacando en desempeño no son ellos, sino los llamados leapfrog o saltarines.

Este es un nuevo concepto; son ejecutivos que no reportan directamente al CEO sino que están un nivel más abajo. Son personas que no hacen una carrera habitual (subiendo de cargo de manera paulatina), sino que saltan desde un puesto de menor visibilidad hasta niveles como vicepresidente sénior o gerente general.

La llegada de los leapfrog a posiciones de influencia dan cuenta de una nueva etapa, ya que además no necesariamente provienen de las divisiones tradicionales de negocios, operaciones o finanzas. En el artículo se señala que este grupo actualmente no representa más del 5% de los CEOs, pero su influencia debería ir subiendo.

Ahora bien, para que esta fórmula funcione y el nuevo CEO –sin miedos, con una gran energía y agilidad– logre inspirar a su equipo y para que no caiga en errores no forzados, la segunda línea se transforma en un apoyo clave. Es en este espacio donde la experiencia está llamada a hacer su gran aporte a la compañía, logrando gestionar los riesgos y advirtiendo ante los peligros de la temeridad en la que pueden caer los leapfrog.

Hemos visto como las empresas unicornios, lideradas por perfiles jóvenes, han estado reforzando sus equipos con ejecutivos experimentados. Ahora más que nunca hay que tener esa capacidad de pensar distinto y tomar acción.

¿Pensando en la sucesión? En un estudio del 2019 del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad del ESE, que encuestó a 192 directores, se pueden sacar un par de conclusiones relevantes: El 35% de los altos ejecutivos no se están haciendo responsables de la sucesión de la gerencia general y un 45% no posee candidatos internos para una eventual sucesión.

En ese escenario, los leapfrogs surgen como una alternativa real en el gran laboratorio de capacidades humanas que ha sido la pandemia, una nueva especie de talento que se ha adaptado a las nuevas condiciones de su entorno y que, probablemente, será la predominante en los años que vienen. Pero esta especie necesita el apoyo de la experiencia y sabiduría de las que la preceden, por lo que este proceso debiera ser una adaptación colaborativa y gradual.

*La autora de la columna es socia directora de Humanitas/ Cornerstone International Group

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