Las naciones ricas se quedan atrás en la promesa de aportar con US$ 100.000 millones para financiamiento climático, lo que supone un golpe para la COP26
Un informe para la cumbre climática de la ONU, en Glasgow, proyecta que las naciones ricas no cumplirán el compromiso financiero para las naciones en desarrollo hasta el 2023.
Los gobiernos ricos no cumplirán su promesa de proporcionar US$ 100.000 millones al año para ayudar a los países en desarrollo a luchar contra el cambio climático hasta, al menos, el 2023, según un nuevo informe de los negociadores climáticos, un revés que se produce pocos días antes de que comience, en Escocia, la cumbre climática de las Naciones Unidas, que es supervisada de cerca por el público.
El compromiso fue una parte clave del acuerdo climático de París del 2015, que ayudó a persuadir a las naciones en desarrollo para que firmaran el acuerdo y se comprometieran a limitar sus propias emisiones. Las naciones ricas dijeron que canalizarían US$ 100.000 millones al año, desde 2020 a 2025, a los países más pobres para ayudarlos a hacer la transición a una energía más verde y a adaptarse a los efectos del cambio climático, como el aumento del nivel del mar y la sequía.
El informe, publicado el lunes por el Reino Unido, que es sede de la cumbre COP26 que comienza el domingo en Glasgow, dice que las naciones donantes probablemente no alcanzaron la meta por US$ 20.000 millones en 2020, en gran parte debido a un déficit de financiación privada. El informe planteaba que el modelo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un club de países ricos, mostró que el objetivo de US$ 100.000 millones podría lograrse para 2023.
El déficit está aumentando las tensiones entre las naciones desarrolladas y las en desarrollo, ya que planean reunirse para debatir cómo mantener al alcance los objetivos climáticos del acuerdo de París. El acuerdo exige que las naciones mantengan el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados centígrados para finales de siglo en comparación con la era preindustrial y se esfuercen por limitar el calentamiento a 1,5 grados celsius. El mes pasado, un informe de la ONU encontró que los planes de reducción de emisiones presentados bajo el acuerdo de París limitarían el calentamiento a alrededor de 2,7 grados.
El presidente de la COP26 del Reino Unido, Alok Sharma, afirmó que no alcanzar el objetivo era “extremadamente desafortunado”, pero que seguía confiando en que las naciones desarrolladas podrían entregar medio billón (millones de millones) de dólares a los países pobres para 2025.
“Lo que hemos tratado de hacer aquí...es dar confianza sobre lo que vendrá en los próximos años”, afirmó.
Durante décadas, los países occidentales responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero se han comprometido a pagar a las naciones más pobres para ayudarlas con lo que se espera sea una transición energética global muy costosa. Las naciones en desarrollo dicen que la financiación es esencial para que acuerden recortes más profundos de las emisiones en la cumbre de Glasgow. Los negociadores pensaron en entregar claridad en torno a la promesa de los US$ 100.000 millones al año como una forma de generar confianza antes de las conversaciones.
Según estimaciones recientes de la OCDE, la financiación climática proporcionada y movilizada por los países desarrollados aumentó de US$ 58.500 millones en 2016 a US$ 79.600 millones en 2019. Por tercer año consecutivo, la cantidad recaudada por los países ricos parece haberse estancado en torno a los US$ 80.000 millones.
“Estos US$ 100.000 millones por año no están llegando como se había esperado”, afirmó recientemente Nirmala Sitharaman, ministra de finanzas de India. “Necesitamos recordarles a todos que eso tiene que suceder”.
Los funcionarios de las naciones desarrolladas reconocen que el costo de la respuesta de las naciones en desarrollo al cambio climático requerirá en última instancia mucho más de US$ 100.000 millones. En Glasgow, negociarán qué parte de del monto deben aportar las naciones ricas con cargo a sus presupuestos gubernamentales y cuánto a través de mover a los inversionistas privados. Los funcionarios occidentales cuentan con que el sector privado asuma gran parte de la factura.
“Necesitamos ver al sector privado dar un paso adelante”, afirmó el ministro de Medio Ambiente de Canadá, Jonathan Wilkinson, quien coescribió el informe. “Necesitamos ver billones de dólares movilizados para esto, no cien mil millones”.
Diplomáticos, incluido el enviado de Estados Unidos para asuntos climáticos, John Kerry, y el presidente de la COP del Reino Unido, Sharma, han recorrido el mundo tratando de que las naciones aumenten sus promesas financieras. La administración de Biden se ha comprometido a duplicar la financiación climática para los países en desarrollo a US$ 11.400 millones anuales para 2024, sujeto a la aprobación del Congreso, lo que convertiría a Estados Unidos en el mayor benefactor individual.
Sharma encargó el informe del lunes a Wilkinson y Jochen Flasbarth, secretario de estado del Ministerio de Medio Ambiente de Alemania. El informe concluyó que, según las presentaciones privadas realizadas a la OCDE, la financiación pública y privada para el plan superaría holgadamente los US$ 100.000 millones de dólares para 2025.
La mayor parte del déficit existente se compensará con fondos públicos. Hasta ahora, los fondos de pensiones, las compañías de seguros y otros importantes inversionistas institucionales se han mostrado incómodos al financiar proyectos de energía renovable en países que se perciben como de mayor riesgo. Los funcionarios dijeron que hubo un debate interno sobre qué tan conservador tratar las proyecciones sobre financiamiento privado. Un anterior borrador del informe estimó que el objetivo de US$ 100.000 millones se alcanzaría en 2022 en función de predicciones más agresivas sobre el apetito por el riesgo de los inversionistas privados, dicen los funcionarios.
Hay esperanzas entre los funcionarios de que las naciones desarrolladas durante las conversaciones en Glasgow puedan apuntar a esta trayectoria ascendente para ayudar a los países de su lado a mantener a los países en desarrollo alineados. Los funcionarios dijeron que esperaban que países como Italia y España pronto hicieran anuncios sobre contribuciones, lo que deberían aumentar el recuento total.
“Hay mucho dinero sobre la mesa”, afirmó Flasbarth. Dijo que los números “no eran lo suficientemente malos como para no ser constructivos en Glasgow”.
Mohamed Bazoum, presidente de Níger, una nación del Sahel, afirmó que las naciones industrializadas con altas emisiones deberían compensar a los países con bajas emisiones que han sufrido desproporcionadamente el cambio climático.
“En el Sahel, el cambio climático ha sido un maremoto desde la década de 1960. Hay una necesidad de financiación” para compensar a los países pobres por su impacto, sentenció Bazoum. “Somos víctimas de la prosperidad de otros países”.
—Benoit Faucon contribuyó a este artículo.
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